No son buenos momentos para Kiko Rivera (36 años). El dj se encuentra en una complicada situación en la que las deudas, los conflictos familiares y su mal estado anímico marcan su día a día. Unas circunstancias que le han provocado, tal y cómo él mismo ha declarado, padecer una depresión. El aspecto económico es una de las grandes preocupaciones del hijo de la tonadillera, y es que a consecuencia de la crisis mundial provocada por la Covid su trabajo sobre los escenarios se ha esfumado.
La falta de ingresos, a excepción de los generados en televisión por su esposa Irene Rosales (29), es uno de los asuntos que más deprimen al sevillano, que tiene contraídas varias deudas que no parecen dejarle vivir en paz. En la última semana, mucho se está hablando sobre el loft que Kiko Rivera posee en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes. Una propiedad de la que él mismo habló durante su última entrevista en Sábado Deluxe y que es uno de los puntos principales de su enfrentamiento público con Isabel Pantoja (64).
"Llamé a mi madre y le digo: "Mamá tendría un posible comprador. Lo que pasa es que no me da todo lo que pido, pero al menos me quito las letras del piso y es una cosa menos". Mi madre dice: "No, me lo quedo yo. Y en vez de comprártelo, te pago la letra. Así es como si lo tuvieras alquilado". Le dije que vale, y ahora me dice que me está pagando el piso", contaba Kiko en el espacio nocturno de los sábados en Telecinco.
Con estas declaraciones, en las que no dejó muy bien parada a la tonadillera, Kiko Rivera volvió a sacar a relucir la que posiblemente sea una de las cargas económicas que más le pesan actualmente. Y es que desde que el dj compró ese inmueble en el año 2009, han sido muchos, y de variada naturaleza, los quebraderos de cabeza que le ha causado dicha propiedad.
El hijo de la cantante contrajo una hipoteca de 338.000 euros, a pagar en 20 años, con el Banco Gallego para adquirir esta propiedad que está ubicada en una zona cercana a La Moraleja. Una compra que, sin él saberlo, se iba a convertir en un futuro en una continua sucesión de problemas. En un principio, el dj habitó dicho inmueble, en el que también vivió su por entonces pareja sentimental, la modelo Jessica Bueno (30). Pero en 2015, agobiado por la presión de las deudas, Kiko decidió poner el piso en venta. Operación que jamás se llegó a realizar, dado que semanas después decidió alquilársela a unos supuestos amigos suyos. Esta determinación resultó ser toda una calamidad, dado que dichos inquilinos se convirtieron en okupas que, además de destrozar las instalaciones de la vivienda, no salieron de la casa hasta el 2018 y mediante una orden judicial.
Pese a que el hijo de Isabel Pantoja luchó en los juzgados para volver a tomar posesión de su domicilio, parece que no contó con el mismo interés para pagar las deudas de comunidad de la vivienda. Unos impagos que, en parte, ya existían antes de que Rivera la comprase. "Dijo que cuando compró la casa nadie le informó de que había 8.000 euros a pagar. Según él, la agencia no le dijo nada de la deuda", afirma a JALEOS uno de los vecinos del inmueble, que reconoce estar cansado de la falta de interés de Kiko por solucionar este asunto: "Son ya muchos años y hemos tenido problemas serios de liquidez en la comunidad. Que no pague él significa que el resto tenemos que abonar lo que falta". Y es que, según el testimonio que ha recogido este periódico, son varias las instalaciones que hay que mantener en dicha comunidad; como piscina, jardines o portero 24 horas.
Actualmente la deuda que Kiko tiene contraída con sus vecinos sobrepasa los 30.000 euros, segun atestigua a este medio uno de los propietarios de la finca, una generosa cuantía que lleva acumulándose varios años. La mensualidad de cada uno de los inmuebles es de 280 euros, pero el hijo de Isabel Pantoja nunca la ha abonado. Una cuestión que tiene muy enfadados a los convivientes.
"Precisamente queremos que se sepa públicamente cual es la situación para ver si así conseguimos cobrar lo que nos debe", recalca otra de las propiertarias del polémico inmueble. Una situación bastante extrema que si continua dilatándose en el tiempo seguirá desvaluado, aún más, este piso. Algo bastante perjudicial para su propietario y que complica su venta. Una operación que de hacerse realidad le podría ayudar a mitigar parte de sus deudas y comenzar a salir de la crisis conómica en la que se encuentra inmerso.
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