No corren buenos tiempos para Ana María Aldón (43 años). Su enfrentamiento judicial con el diseñador de su vestido de novia, Emilio Salinas, parecía haberse cerrado a mediados de octubre, cuando el juez le dio la razón al modista, en detrimento de la mujer de José Ortega Cano (66). Según la sentencia que se dictó, Aldón perdía al reconocerse que sí existió el acuerdo verbal entre las partes para que la gaditana nombrase a Salinas, dándole su lugar como diseñador, en la exclusiva de su enlace que apareció en un semanario del corazón.
Extremo que nunca reconoció Ana María, tal y como se ha hecho ver, y siempre defendió Emilio. Además, la exsuperviviente tiene que pagar a Salinas un montante de 4.800 euros, la mitad de lo que el demandante pedía por haber creado su traje de novia. De aquella resolución solo se supo, pasados unos días, que la mujer del diestro quería recurrir. JALEOS ha podido confirmar que, en efecto, así lo ha hecho. Aldón no está satisfecha y seguirá batallando. No obstante, no es la única información que maneja este medio. En exclusiva, se conoce que aún le queda a Aldón otra citación judicial por cumplir.
Ana María deberá tomar declaración ante el juez "el próximo 30 de noviembre". En esta ocasión, por una querella que le interpuso Emilio Salinas, por injurias y vulneración del honor. Tras haberse admitido a trámite esta querella, la diseñadora deberá prestar declaración en los juzgados nuevamente. Puestos en contacto con el propio Salinas, remite a este medio a sus abogados, Zaballos Abogados. Desde allí se explica que la batalla continúa también por parte de su cliente. Así y todo, las partes, pese a aquella sentencia que parecía, y solo parecía, sellar su contencioso, no se detendrán en lo que entienden, por separado, como la única verdad. En otro orden de cosas, Ana María Aldón desea volver a la televisión tras su paso por el reality selvático, Supervivientes. Este medio ha podido confirmar que la mujer de Ortega Cano "lleva meses" de negociaciones con "algunos programas de Telecinco" para ser colaboradora. Con todos, ella ha escuchado y, más tarde, barajado la posibilidad en casa. Lo cierto es que demostró en la isla que el medio no se le da nada mal. Tiene carisma y telegenia. Y le gusta, lo más importante. La última oferta que ha recibido fue enrolarse en las tardes de los fines de semana, en Viva la vida.
Ella acudió como invitada hace unas semanas, y ahí se fraguó todo, como se explica a este medio. Nuevamente, escuchó y lo habló en casa. Estaba ilusionada, contenta, con el acuerdo casi cerrado, a falta de un sí en forma de firma. Pero a última hora todo cambió: Aldón se echaba para atrás. Apunta una persona de su entorno que esgrimió inseguridad y falta de confianza ante la cámara. Sin embargo, otra versión no tardaría en salir: Ortega Cano le habría "aconsejado" que no se expusiera en estos momentos. Este periódico ha podido confirmar esta teoría: José "está muy molesto" con el tratamiento que la cadena le dispensó hace unos días, y le hizo ver a su esposa que no es acertado dar ese paso.
Su familia, al menos los Ortega Cano, viven retirados de la circulación televisiva. Están tranquilos y felices de este modo. No quieren salir de nuevo. Ya en su momento el torero torció el morro cuando Aldón se impuso y se fue a Supervivientes. Entonces, no tuvo más remedio que claudicar. Ahora, le toca a ella frenar sus propios deseos de televisión. Cuenta esta fuente que Ana María entiende que este medio es un buen escaparate para su carrera de diseño, que no quiere arrinconar en ningún caso. Pero el peaje que pagaría por estar en primera línea los sábados y domingos, "no compensa en casa". De momento, nada de televisión. Tiempo al tiempo, se advierte.
Un gran susto de salud
A principios de octubre, Ana María Aldón se llevó uno de los sustos más grandes de su vida por la mala salud de su hermano, que sufrió un ictus. Ella misma lo anunció en sus redes sociales. Puso rumbo a su Cádiz natal con celeridad y, a su llegada, la exconcursante de Supervivientes atendió a los medios de comunicación que la esperaban.
Una Ana María angustiada, y muy pendiente de que su madre -también aquejada de una delicada de salud- no se enterara del grave problema de salud que sufría uno de sus hijos, contó que su hermano "está bien" y que "ha sido repentino", tras "encontrarse mal un par de días". "Bueno, ni 24 horas en Madrid. Ayer salí de Cadiz a las 13:00 horas y hoy me vuelvo a Cádiz otra vez. Tengo un hermano que se ha puesto malito, le ha dado un ictus, pero esta estable y se está recuperando", fueron sus palabras exactas en la red.
"Eso es motivo para irme y estar al lado de la familia, sobre todo con mi madre, que tiene una edad y está malita", continuó para añadir: "Ella no sabe que mi hermano está así. Me voy a acompañarla estos días y os mando muchos besitos". Sin la compañía del diestro, que se quedó en Madrid al cuidado de su hijo José María, Ana María afrontó en solitario, pero con la entereza que la caracteriza, el ictus que ha sufrido su hermano.
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