Susanna Griso (51 años) y su marido, Carles Torras, se separan tras 23 años de relación y tres hijos en común. El matrimonio afronta así sus navidades más complicadas. La presentadora y el también periodista han decidido separarse de mutuo acuerdo. Esta decisión, tal y como informa Semana, la han tomado del mismo modo que han vivido su matrimonio: en la más absoluta discreción.
Susanna y Carles contrajeron matrimonio en 1997. Junto a Torras, la presentadora de Espejo Público tiene tres hijos. Jan, Mireia y la pequeña Dorcette, llegada de Costa de Marfil, a quien adoptó en abril del año 2018. De hecho, la llegada de su hija Dorcette se había convertido en la única ilusión del matrimonio después de que Griso perdiera a su madre y su hermana en año y medio. La decisión de Griso y su marido de adoptar convertía a su familia en numerosa, un sueño que perseguía la periodista desde hacía tiempo.
Según desliza la citada publicación, citando a fuentes cercanas al matrimonio, ha sido el desgaste de 23 años de relación el motivo por el que ambos han decidido emprender caminos separados. Carles ha abandonado el domicilio conyugal. La decisión es "irrevocable", aunque entre Susanna y Carles se respira cordialidad. Se trata de una separación meditada y consensuada. Griso solo ha compartido su situación sentimental con su círculo más íntimo. El año pasado, Susanna se sinceró sobre el proceso de adopción que vivió junto a su por entonces marido: "Yo intenté hacer una adopción nacional y me dijeron que ni me lo planteara con hijos biológicos, de ahí a que me fuera a una adopción internacional. Yo no quería apuntar esto, pero muchos casos de los que contamos son jóvenes inmigrantes a las que les falta información. No sé si en sus países de origen se puede hacer de manera confidencial. En España, sí".
Esta noticia de la separación llega tan solo días después de que la propia Susanna desvelara en su programa cómo conoció a su marido. Confesó que se había producido de una forma totalmente "informal" y que había tenido lugar en un avión. "No recuerdo si me lo pidió él o se lo pedí yo", aseguró Griso en ese momento, para añadir: "Yo conocí a mi marido en un karaoke. Habíamos trabajado juntos, pero se nos ocurrió a todos los que trabajamos en Cataluña Radio ir a un karaoke un fin de semana. Entonces él dice: 'Fíjate que yo me enamoré de ti incluso escuchándote cantar Juntos'. Puse el listón tan bajo, la canté tan mal, a pesar del empeño que puse".
Duras pérdidas familiares
Lo cierto es que esta decisión llega en una etapa no demasiado buena a nivel familiar para Susanna. Hace dos años despedía a su hermana, fallecida víctima de un infarto. "Tú sigues siendo nuestra. No puedes ni pensar en retirarte. Nadie te da permiso para hacerlo. Es lo que te decía, tú no te vas de aquí de ningún modo", escribía en su perfil de Instagram días después de la muerte.
Susanna se enteró en directo del fallecimiento y tuvo que abandonar el programa. "Soy la menor de siete chicas y la mayor de mis sobrinos. Me siento la generación puente. La generación transición. Mi familia es un gran pilar. Incluso a mi hija Mireia le puse el nombre de mi hermana. Además soy tía abuela. Tengo 11 sobrinos nietos", revelaba la presentadora en una entrevista muy personal.
Uno de sus mayores varapalos en el sentido familiar llegó a mediados de noviembre del año 2017, cuando el rostro de Espejo Público se vio obligada a decir adiós a su madre, Montserrat Raventós, de 94 años de edad, que no pudo superar la recaída de un primer ictus sufrido años atrás. Y año y medio después vivió la pérdida de su hermana. Por aquel entonces, fue la propia Susanna la que anunció públicamente esta muerte de la persona con la que compartió los mejores y peores momentos: "Buen viaje, mamá". Raventós fue una mujer regia y fuerte a lo largo de toda su vida. Por eso algunas personas de su entorno confiaban en que saliese adelante. Pero no pudo ser. Finalmente, los peores pronósticos se cumplieron.
Montserrat se casó con Paco, padre de Susanna y reconocido empresario textil catalán, fallecido también hace años. Al igual que la matriarca, pudo vivir el éxito profesional de su hija. Este revés familiar supuso para ella un antes y después en su vida. Tras esto, la comunicadora recuperó la alegría y las ganas de vivir gracias a Dorcette, su hija adoptiva y el motivo de su sonrisa. Fue en abril del año 2018 cuando, tras las primeras navidades sin su madre y después de ocho años de trámites burocráticos, logró su sueño de ser madre a través de la adopción.
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