Era abril del año 2002 y la tercera edición de Gran Hermano, el formato más exitoso de los últimos 20 años en Telecinco, empezaba con muchos cambios. El primero de todos, la elección de su presentador. Tras dos años con Mercedes Milà (69 años) al frente, Zeppelin TV y Mediaset apostaban por Pepe Navarro (69) para capitanear las galas en directo del niño mimado audiovisual de la cadena.
Entre sus concursantes más recordados: Kiko Hernández (44), Patricia Ledesma (40) o Raquel Morillas (44). Por encima de todos ellos, el nombre de un hombre sincero, natural, sencillo, cercano, gallego y que conquistó el corazón de la audiencia hasta hacerlo ganador: Javier García de Seárez, conocido cariñosamente como Javito (45).
La pasión de Javito siempre había sido la hostelería. En 1996, seis años antes de que se enrolase en la aventura de Gran Hermano, estudió Hostelería en Santiago de Compostela, su ciudad natal. Además, era regente de un local en la citada capital. En declaraciones para La Voz de Galicia, el exparticipante de GH confesó hace algo más de un año haber acabado hastiado de aquella época en la que salió del concurso con el peso del éxito sobre sus hombros y un local con el que tirar hacia adelante.
"Ese primer año terminé colapsando con todo eso y vendí mi parte a mi socio. Dos años después abrí Tentación y la discoteca In & Out en Carballo. La noche está bien si ganas mucho dinero, pero no se lo recomiendo a nadie y mucho menos ahora, porque las formas de divertirse cambian mucho", desveló.
Javito nunca quiso dedicarse al mundo de la televisión, el entretenimiento u otros realities. "Hablar de la Pantoja" nunca fue algo que le atrajera demasiado. Todo lo contrario. Su discreción lo retiró para siempre del foco mediático y creó su propio núcleo familiar en la localidad coruñesa de A Laracha junto a su pareja, María Esmorís, con quien se casó en el año 2013.
Hasta la fecha no tienen hijos por voluntad propia. "Lo tuve muy claro desde el principio. Para hacer algo hay que vivir en Madrid y es una vida muy estresante. No soporto los atascos... y hablando de Pantoja, este o el otro no es lo mío. Si todavía fuera fútbol...", declaró en 2019 en el citado periódico.
En estos días, Javito figura como cocinero en las listas de la Xunta de Galicia y aún espera para poder presentarse a unas oposiciones que no acaban de salir. La pandemia de coronavirus ha ralentizado aún más el proceso. Entre tanto, el hostelero y ganador de GH trabaja cubriendo bajas y vacaciones en colegios y geriátricos. Además, en los últimos tiempos también ha cursado con éxito el Máster de Certificado de Aptitud Pedagógica que (CAP), que le podría permitir dar clase en un instituto.
El gallego pone en valor la labor de compañeros de su edición, como Kiko Hernández, una persona con la que se batió en duelo en una final de infarto que terminó ganando con el respaldo del 59,57% de los votantes. Un premio de algo más de 120.000 euros.
El madrileño, por su parte, fue victorioso en una guerra en la que Javito jamás quiso competir: la de la televisión. "Mucha gente me dice: 'Tú que estabas en Gran Hermano, ¿por qué no te lo montaste como Kiko Hernández?' Porque no soy Kiko Hernández, que tiene esas habilidades. Él es muy válido y vende lo que la gente quiere ver. Somos más de 200 exconcursantes de Gran Hermano y solo él sigue ahí, así que no debe de ser tan fácil", admite, sincero, Javito.
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