Este pasado lunes 1 de marzo el mundo de la interpretación y la televisión se fundió a negro con la muerte de Enrique San Francisco a los 65 años de edad. El mítico actor fallecía a consecuencia de una neumonía bilateral severa, y dejaba de luto no solo a la profesión a la que tanto amor dedicó, sino también, en parte, a la libertad en el sentido más amplio de la palabra. Porque Enrique, Quique para la mayoría de sus amigos, era un alma libre, un hombre sin ataduras.
Tras la triste pérdida, JALEOS se ha puesto en contacto con un buen amigo suyo. Él se puede calificar como alguien que conoció bien al actor, sobre todo en los últimos años. La persona con la que se contacta sostiene al otro lado de la línea que Quique se fue "disgustado": "Hasta el último momento él no se esperaba este final. Estaba de mal humor porque quería salir ya de ese hospital, quería ver a los suyos". Se sintió Quique, intramuros de hospital, "muy solo", sin poder recibir visitas, aunque no pasaba un día sin que recibiera llamadas amigas.
Quique pudo jactarse de contar con buenos y leales amigos, que estuvieron con él esos aciagos días de ingreso. Como bien han recordado en su capilla ardiente figuras como Lolita (62 años) o Pablo Motos (55), nuestro informante insiste en que "Quique regalaba amor y felicidad, cachondeo del que le gustaba a él. Era complicado verlo de malas". Sus momentos menos burbujeantes, divertidos y ácidos los vivía en soledad, esa que tanto buscó. San Francisco era un nómada, un rebelde con causa que no quiso atarse a nada, ni siquiera a lo material.
"Cuando le quitaron la casa no te creas que lo vivió como un drama, qué va. Lo pasamos peor lo demás antes que él. Él se fue a tiempo y por la puerta grande antes del desahucio. No le daba importancia a esas cosas, vivió en pensiones como si fueran su casa y listo". Sin mayores dramas. En sus últimos años, "lo llamaron bastante para trabajar, nunca lo suficiente, porque él siempre decía que era un actor complicado y que le tenían miedo de que no se presentase a los casting". Desde bien pequeño supo que su profesión estaba marcada por la inestabilidad, por épocas en las que el teléfono no suena, y Quique lo vivió con total normalidad.
Cuenta esta persona con la que se contacta que Enrique no era muy dado a los teléfonos. Nunca le gustó depender de ellos y tampoco se dejaba localizar siempre que le buscabas: "Eso formaba parte de su ADN. Vamos, él mismo reconoció en alguna entrevista que se las veían y deseaban para concertar un día y una hora con él. Era su encanto. Ahora, eso sí, cuando lo tenías se entregaba y lo daba todo". Muchas personas conocen el romance que vivió con Rosario Flores (57), pero pocas la relación que mantuvieron hasta el final no solo entre ellos, sino también con Lolita y todos los Flores: "Enrique era familia, hermano para todos. Los Flores se han portado con él de maravilla". Pese a lo que se pudiera pensar, los amigos de Enrique no dudan en asegurar que fue un "afortunado" en el amor. Lo vivió intensamente y como quiso. No le dio demasiadas amarguras ese aspecto. Su última pareja, Tatiana, estuvo con él hasta el final de sus días. Nunca pidió en exceso: "Tampoco era un hombre que hablase del concepto de familia con melancolía ni nada de eso. Era libre hasta para eso. Con el hijo de Tatiana ejerció como padre".
Enrique tenía muchos proyectos para cuando saliera del hospital, nadie de su entorno podría haber imaginado este desenlace: "Ha pasado en su vida por muchas etapas, unas mejores que otras, pero ahora estaba en un buen momento vital. Este final es injustísimo". Es verdad que desde que sufrió el accidente de moto, su salud ha sido renqueante por momentos, pero siempre había salido ileso y "nunca se quejó públicamente" de sus achaques.
Así lo recuerdan sus amigos
Este pasado martes ha tenido lugar su capilla ardiente en el Tanatorio Norte de Madrid. Hasta allí se han desplazado personalidades y amigos de San Francisco como Lolita, Motos, Beatriz Rico (51) o Pipi Estrada (66). "Siempre te hacía sentir feliz", han asegurado todo en esa línea. "No nos lo esperábamos porque estaba mejorando, desde hace tres semanas estaba fuera de peligro pero este fin de semana estaba muy, muy flojito", ha explicado Beatriz Rico a los periodistas.
Para añadir: "Él echaba mucho de menos a su padre, y ahora está con su papá arriba, y con su madre. Los que le queremos le recordaremos como siempre, un tío muy divertido y que quería hacer la vida más feliz a los que tenía al lado, estaba siempre de cachondeo". Por su parte, Estrada señalaba que San Francisco, a quien conocía desde hace "muchos años", era "muy espontáneo, cometía muchas fechorías y era políticamente incorrecto, le tocaba las narices lo que la gente pensara. Pero era su nobleza, su forma de vivir y de ser (...) Con él era imposible tener un mal momento".
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