Tras dos años y medio de guerra judicial, y con un divorcio todavía por esclarecer, Arantxa Sánchez Vicario (49 años) ha recibido una victoria en medio de la batalla con su todavía marido, Josep Santacana (49): la audiencia de Barcelona ha certificado que el proceso de divorcio se tramite en Miami. Horas después de conocerse la noticia, Ramón Tamborero, abogado de la extenista, ha explicado cómo se encuentra su cliente: "Está muy feliz, muy contenta y, sobre todo, muy satisfecha con la resolución final. Para ella no se trata de un triunfo, simplemente se trata de que le han dado la razón que ella creía que siempre la había tenido".
En esa línea, el letrado Tamborero ha sostenido que el proceso de divorcio seguirá su curso en Miami, aunque todavía se pueden experimentar cambios: "El proceso debe seguir en Miami por cuanto que en Miami hay un proceso abierto que estaba a la espera de que se resolviera este tema. Sin embargo, hay que destacar que esta sentencia podría aun ser recurrida y, por tanto, la parte contraria, el esposo, podría interponer un recurso de casación". Con este nuevo paso, el futuro se complica para Santacana, que deberá justificar cómo ganó su fortuna cuando al casarse no tenía nada, y explicar por qué la tenista está actualmente en la ruina después de que él fuera el administrador de los bienes del matrimonio.
Muy discreta con la vida personal de su hija, Marisa Vicario ha preferido mantenerse al margen de la resolución de la Audiencia Provincial ante los medios de comunicación: "Mire, no voy a decir nada, por favor". Cabe recordar en este punto que Santacana solicitó inicialmente el divorcio en Miami, pero retiró la demanda para presentarla en marzo de 2019 en el Juzgado número 2 de Esplugas de Llobregat, localidad donde tenían fijado su domicilio de casados.
Que el divorcio se lleve a cabo en un país o en otro conlleva una cuestión económica muy significativa para ambas partes. Al disolverse el matrimonio en España entraría en vigor el acuerdo de separación de bienes que ambos firmaron antes de casarse, pero ese acuerdo no es válido en Estados Unidos, de ahí el interés de Santacana de que el caso se resolviera en nuestro país.
Las confesiones de Arantxa
El pasado mes de febrero, la que fuera número uno del tenis mundial hace un cuarto de siglo protagonizó el espacio documental con entrevistas Palo y astilla, en LaSexta, presentado por Mamen Mendizábal (45). Un encuentro en el que, además de abrir el álbum familiar de la deportista y mostrar imágenes inéditas, se tocaron los dos temas que llevan rodando a la barcelonesa desde hace mucho tiempo: esa disolución de matrimonio y cómo lo ha pasado durante todo el proceso y cómo es en estos momentos la relación con sus hermanos y su madre (su padre falleció sin una reconciliación con ella).
Arantxa se sinceraba sobre el motivo principal por el que decidió, el 12 de septiembre de 2018, casarse con Santacana, a pesar de que este no era del agrado de su círculo familiar. "Yo estaba enamoradísima, lo di todo por amor y no fui recompensada. Lo bueno es que tengo a unos hijos maravillosos y doy la vida por ellos", explicaba a Mamen con talante serio. Una confesión que coronaba con una sentencia rotunda: "Di mucho más de lo que recibí".
Tanto como para acabar perdiendo la relación con su familia durante 10 años en los que estuvieron sin hablarse. De hecho, en el programa se recordaba la tensión que se vivió en el velatorio del patriarca de los Sánchez Vicario, Emilio, cuando el hijo con el que compartía nombre expulsó del tanatorio a Santacana. Él mismo lo explicaba en ese espacio de LaSexta: "Era una situación surrealista. Que él tuviese la osadía de presentarse allí es una cosa que no tenía mucho sentido, y llegar con los aires que llegó a provocar".
En esa entrevista, Arantxa se negaba a contestar sobre el motivo que provocó que se quedara sola. "No te voy a contestar", era el muro contra el que chocaba la pregunta de Mendizábal. Aunque cabe recordar que fue ese libro biográfico, Arantxa, ¡vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer, en el que hablaba de cómo sus padres la habían arruinado, lo que provocó el terremoto. Sí que explicaba que, poco a poco, está tratando de reencauzar la relación para que se parezca en la mayor medida posible a lo que fue en aquellos años en los que su madre, Marisa Vicario, acompañaba a la estrella de la raqueta desde la grada, con su mascota en brazos.
"A pesar de todo lo que ha podido pasar son muy importantes para mí. He hablado con todos los miembros de mi familia y ellos realmente están a mi lado, están conmigo. Ha sido muy importante y ahora intentamos tener la misma relación que tuvimos anteriormente, antes de que pasara todo", manifestaba ante las cámaras de LaSexta. Y añadía, con tono de arrepentimiento: "Ya pedí perdón en su día cuando tenía que haber pedido perdón porque creo que se fue un poco de las manos. Evidentemente si no fuese una persona pública no hubiese pasado como ha pasado. Soy humana y a veces pedir perdón cuesta, pero lo he hecho. Mi familia ya lo sabe y ahora hay que mirar para adelante. Lo que se hizo, obviamente, el presente lo cambiará. Intento seguir luchando".
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