Una de las paradojas que ha dejado Operación Triunfo a lo largo de su existencia es que hay artistas que aunque no tuvieran una destacada trayectoria durante su estancia en la televisiva academia, sí que han logrado forjarse unas carreras de cierta reputación. El de Lola Índigo (29 años) es uno de los casos más recientes. La granadina fue la primera expulsada de la edición de 2017, una decepción que no se corresponde con los éxitos que ha ido cosechando posteriormente.
Pese a todo, aún es pronto para saber si la carrera de Lola Índigo será tan prolífica como la de otras artistas que han participado en el talent. Corría el año 2002 cuando OT afrontaba su segunda edición con la inmejorable inercia de un estreno que batió récords de audiencias. En esta ocasión la gloria se la repartieron Ainhoa Cantalapiedra (40) y Beth (39), ganadora y representante española en Eurovisión, respectivamente.
Entre la lista de los 17 participantes también hubo artistas como Mai Meneses (43) o Manu Carrasco (40), quienes después han tenido unas trayectorias destacadas. Esa tendencia se repite con Vega (42). La cordobesa cuenta ya con seis discos de estudio a sus espaldas y otro en directo, el más reciente, Diario de una noche en Madrid. Este último álbum sirvió no solo para confirmar la excelente labor de la cantautora, sino también para conocer algunos aspectos más personales a raíz de las entrevistas que concedió en el marco de la promoción habitual.
En una de esas confesó que para ella los directos suponen una importante fuente de estrés, más de lo habitual que para cualquier artista, debido a una importante razón: "A todos los conciertos llego súper nerviosa, porque tengo un TOC; soy súper controladora". Quizás para sus fans esta declaración no fue nada novedosa, pero para el público menos habitual sí.
Ese reconocimiento volvió a hacerse presente esta misma semana. Como muchos españoles, Vega se enfrentó al proceso de vacunación contra la Covid-19, momento que plasmó en un post de Instagram. La correspondiente fotografía del brazo donde recibió el pinchazo la acompañó de un largo texto donde explicó su experiencia. "Y es que por primera vez, en mitad de ese pabellón, entre cientos de sillas, en un protocolo casi militar, me he sentido vulnerable de verdad. Esa vulnerabilidad que mi mente 'toctiana' metódica asume mal. He sentido ansiedad y he llorado bajo las gafas, agazapada tras mi mascarilla. Bienvenida a un régimen pandémico real, ya no es la tele, ni si quiera un tanatorio... Eres uno entre miles de millones".
Además de haber aparecido en varias producciones de ficción como la película Mejor... Imposible, protagonizada por Jack Nicholson (84), el TOC, trastorno obsesivo-compulsivo, es un concepto que va siendo muy conocido por parte de la población. No en vano es una de las cinco enfermedades psiquiátricas más comunes a nivel mundial y consiste en un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos obsesivos que generan un gran temor o inquietud.
Los especialistas psiquiátricos catalogan a estos pensamientos obsesivos en cuatro tipos: ideas, dudas, impulsos y fobias, que pueden derivar en sensaciones hipocondríacas. Todo ello genera síntomas como una tendencia enfermiza a la perfección, rigidez en las ideas, exceso de la responsabilidad o intolerancia a la incertidumbre.
Como en otras enfermedades mentales, el tratamiento adecuado pasa por la combinación del uso de fármacos de la familia de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, y la psicoterapia, donde se aprenden a regular las percepciones que tiene el paciente de los estímulos exteriores.
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