Mercedes Milá (70 años) es una de esas periodistas que suscitan odio y amor. Lo normal, tratándose de una mujer tan carismática, irreverente, aparentemente sincera y, a veces, por qué no decirlo, también algo histriónica.

Conducir Gran Hermano le vino como agua de mayo en un momento personal complicado y, además, la convirtió en la presentadora de televisión más popular del país.

Aunque, con el paso de los años, aquel reality llegó a quemarla, y la hundió en una profunda depresión. Milá se refugió entonces en su Barcelona natal, donde dedicó tiempo a estar con su madre, a leer, a meditar y sobre todo, a curarse.

Milá en una imagen de archivo tomada en 2019. Gtres

Cuando volvió a picarle el gusanillo de la tele, la catalana se dejó querer por Zanskar Producciones, que le ofreció reciclarse con un atípico programa a medio camino entre la autoficción y el reportaje (Scott y Milá), emitido en el canal #0 de Movistar+. Estos días, la periodista regresa a la primera línea de la caja tonta con Milá vs. Milá, un espacio donde recibirá a personajes emblemáticos que ya conversaron con ella hace años, revisará junto a ellos imágenes de archivo para comprobar en qué han cambiado desde entonces, y volverá a cultivar su género periodístico preferido: la entrevista -la reina del periodismo, en sus propias palabras-. EL ESPAÑOL ha podido charlar con la veterana periodista.

Vuelve a la carga con un programa de entrevistas. ¿Se lo ha puesto difícil alguno de sus primeros invitados?

No, porque son entrevistas hechas a alguien que ya he entrevistado. Eso es algo que a los que vienen les hace ilusión. No me lo han puesto difícil.

¿Es cierto que aprendió de su pareja José Sámano que una buena entrevista se debe planificar como una película?

Sí, eso decía él. La verdad es que tenía razón, cuando se trataba de hacer entrevistas en directo y entrevistas individuales, que no es el caso ahora, porque es una entrevista que yo tengo con la misma persona, de nuevo. Puede tener bastante que ver, pero no del todo. Pero sí que aprendí mucho de él.

Me viene a la mente aquel momento icónico de Francisco Umbral y su 'yo he venido aquí a hablar de mi libro'. ¿Cómo actúa cuando le toca lidiar con un entrevistado desganado o impertinente?

La primera reacción que debes tener es paciencia. Debes esperar unos segundos, a ver por dónde va, y esperar a que esa persona, en el silencio que tú le estás dando, reflexione, por si quiere rectificar o quiere seguir. Si quiere seguir, hay que dejarle que siga todo lo que haga falta. Si no, rompe la estructura del programa. Y luego hay que continuar con la entrevista que tenías prevista, porque yo, cuando tengo a alguien delante, no la improviso.

La presentadora durante un evento público en febrero de 2019. Gtres

Da la sensación de que, a pesar de los años que lleva en la profesión, aún conserva la curiosidad del principiante. ¿No es así?

Sí. No intacta, pero sí. Tengo curiosidad, no solamente frente al entrevistado sino también frente al ser humano y frente a cualquier persona que pueda explicar algo que genere en mí una curiosidad. Eso sí lo sigo teniendo.

Una vez leí que, cuando presentaba 'Gran Hermano', veía siempre luego los programas con papel y lápiz, para tomar nota de sus errores. ¿Lo sigue haciendo?

Bueno, ahora no hace tanta falta, porque los programas no son en directo y yo los suelo ver, incluso, antes de emitirlos, con esa posibilidad de poder corregir. El problema con el directo es que no puedes corregir en el momento, aunque sí que luego puedes verlo y a la semana siguiente corregir los tiros de cámara, las expresiones, los movimientos de piernas y brazos, las maneras de decir las cosas, etc.

El otro día sufrió un accidente en bicicleta que le produjo una brecha en la cabeza, y muchos manifestaron en las redes sociales su preocupación por su estado. ¿Se siente ahora más querida por la gente?

Muy querida, esa es la verdad. Para mí, las redes sociales han sido un río de cariño muy impresionante. A veces, me tengo incluso que pellizcar para creer lo que estoy leyendo. Con el paso de los años, no sé si será porque yo también me he expuesto más en las redes, me siento querida. Y también lo he hecho en las presentaciones de programas en directo como Gran Hermano, donde compartí con los espectadores mucho de lo que me pasaba. Creo que eso es algo que agradece mucha gente.

Mercedes en el año 2015 durante la presentación de una nueva edición de 'Gran Hermano'. Gtres

Tiene fama de mujer dura, pero imagino que sintió mucho miedo cuando descubrió que su nombre formaba parte de la lista negra de personas a exterminar el día después del golpe de Estado del 23-F.

La verdad es que ese día me temblaban las piernas. La palabra miedo no es muy mía, pero recordaré toda mi vida aquella sensación que tuve al ver que, hasta llegar a mi nivel, que yo era una mosca frente a todos los que estaban en la lista, iban a eliminar a mucha gente. Dios quiera que eso no pase nunca, que jamás vivamos en España una situación como esa y que seamos capaces de convivir, gritando lo menos posible (como vemos ahora que vivimos). Deseo con toda mi alma que podamos entendernos y llegar a acuerdos. Siempre que hago un programa de televisión pienso que ojalá sirviera para llegar a acuerdos.

¿Sigue reivindicando la importancia de no ser neutral?

Bueno, es que yo creo que no es posible ser neutral. ¿Ser neutral en qué? ¿En cosas nimias? De acuerdo. Pero en cosas importantes yo no soy capaz de ser neutral.

Hace un par de años, acompañó a Pedro Sánchez en la presentación de su libro Manual de resistencia ¿Le gusta nuestro actual presidente del Gobierno?

A mí me parece que Pedro Sánchez (49) está siendo un buen presidente del Gobierno. Está demostrando, una vez más, que esa característica de su resiliencia sigue en pie. Pasando todo lo que estamos pasando en España (la pandemia, las crisis, las angustias, los miedos, el volcán y compañía), me parece que, si pudiéramos mirarlo con un poco de objetividad, el presidente que tenemos es un buen administrador.

Mercedes Milá junto a Pedro Sánchez durante la presentación del libro 'Pedro Sánchez. Manuel de resistencia'. Gtres

¿Aún está mosqueada con Paolo Vasile por no haberla invitado a alguno de los eventos celebrados por el treinta aniversario de Telecinco?

No, ya no estoy mosqueada. Ya se me ha pasado. Los mosqueos me duran muy poco.

¿Por qué cree que, en los últimos años, ha recibido ofertas de todas las cadenas menos de Telecinco?

Porque Paolo Vasile no tenía ningún interés en trabajar conmigo. Pero no me lo ha explicado con detalle, así que tampoco lo puedo explicar yo.

Estos días se está hablando mucho de los Papeles de Pandora. ¿Qué opina de los ricos evasores de impuestos?

Que no les entiendo ni les entenderé jamás. No sé para qué quieren ser tan ricos, y ahorrarse pagar en su país impuestos que luego se utilizan para crear un buen sistema de salud, escuelas buenas, carreteras por las que ellos van... Es incomprensible que se metan en esos líos para luego tener que dar la cara públicamente y, con la cara colorada, pasarlo mal. Yo creo que se vive mucho más feliz pagando impuestos y, si eres rico, pagando más impuestos. Me parece que eso sería lo más correcto.

¿Qué le preguntaría a José Luis Moreno si tuviera ocasión de entrevistarlo?

No me interesa nada José Luis Moreno (74). El conductor del coche que me llevaba a Gran Hermano era un chico que un día me contó que José Luis Moreno le debía mucho dinero. Yo le dije: 'No te preocupes, que yo llamo a José Luis e intento que te pague'. Le llamé, hablé con él y me dijo que eso era completamente imposible, pero que lo averiguaría y que, si era verdad, lo arreglaría. A mí, esa gentuza no me interesa tenerla delante. No me hace falta que nadie me cuente nada más de él.

¿Le sorprende todo lo que se dice hoy del productor?

No. 

[Más información: Mercedes Milá comienza a salir del bache empresarial: las cuentas que lo demuestran]

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