Este sábado Carmen Sevilla cumple 91 años. Tal día como hoy, 16 de octubre, pero de 1930, nacía una de las artistas más importantes e inolvidables de España. Sin duda, Carmen de España, como reza una de sus emblemáticas canciones, ha hecho Historia en la memoria colectiva de los españoles, aunque desde 2015 se encuentre ingresada en la residencia Orpea de Aravaca (Madrid), aquejada de alzhéimer.
No obstante, parece que el tiempo no ha pasado, porque el cariño de su público sigue inalterable. Sevilla sigue viva, en el amplio sentido de la palabra. Su gente, su familia, sus amigos, están ahí. La arropan cuando pueden y pese a que sus recuerdos hace tiempo que vagan lejos, su mirada sigue expresando y hablando por ella. Así lo informa Moncho Ferrer, su gran e íntimo amigo, a EL ESPAÑOL. Él, junto al hijo de la actriz, Augusto Algueró, sigue visitando a su amiga porque nada ha cambiado desde aquel 2015.
Los afectos siguen intactos. "La mimamos y le damos cariño. Este sábado vamos a ir su hijo y yo. Pero no solo el sábado, todas las semanas vamos. Su día a día es tranquilo y relajado y te expresa con los ojos. Carmen tiene una fortaleza increíble y todo sigue igual, afortunadamente", sostiene Ferrer al otro lado de la línea. Este sábado, como cada 16 de octubre, Moncho se desplazará a la residencia con su ramo de rosas rojas y el pastel de merengue preferido de la artista. Las rosas las colocarán en la habitación, para que ella las vea y se impregne de su aroma, cargado de reminiscencia. Las costumbres son muy importantes en el caso de Carmen Sevilla. Su hijo Augusto Algueró, como no podía ser de otro modo, también arropará a su madre en algún momento del día. Sabe que estará bien cuidada por su amigo Ferrer, con quien mantiene "un contacto bueno y semanal". Ambos son los únicos que visitan a la artista española, por expreso deseo de su propio vástago. En su estado, conviene llevar una rutina marcada y medida, tanto de tareas como de visitas. Por su único bien. Así se está respetando.
Moncho Ferrer hace lo que le dicta su corazón y sin pedir nada a cambio. Por eso no le gustan las polémicas y cuando este periódico le pregunta por aquel rumor que apuntó a que Carmen Sevilla no vivía en las condiciones tan óptimas como se asegura, Ferrer se pone serio: "Yo de eso no voy a hablar nada". La misma controversia que suscitó el pasado 2020 su estado de salud. En las redes sociales se publicó la falsa muerte de Carmen, algo que preocupó a su entorno, y molestó y enfadó a su hijo, quien, según se deslizó a este periódico en su momento, llamó hasta en dos ocasiones a la residencia para cerciorarse del estado de salud de su madre.
Todo está bien, todo está en orden. Como siempre, nada ha cambiado en la salud de Carmen Sevilla. Resulta inevitable en días tan señalados como su cumpleaños acordarse de aquellos festejos generosos y multitudinarios que celebraba en el restaurante Zalacaín, donde eran bienvenidos todos: desde familiares y amigos, hasta periodistas y reporteros. Siempre atenta y siempre servicial, nada faltaba de comida y bebida en esas fastuosas fiestas. Hoy todo tiene un carácter más íntimo y cerrado, pero igual de emotivo.
Cuenta un buen amigo de Moncho que "a él le basta únicamente con visitarla, sentarse a su lado, en el ventanal mirando a La casa de campo". Como buen amigo, no requiere de nada más. Ver a su Carmen bien vestida y peinada, es suficiente. Solo sabe dar gracias por que la vida le haya dado esta oportunidad de agarrarle la mano a Carmen, de devolverle todo el cariño y toda la amistad brindada.
La residencia de Carmen Sevilla
Se trata de un centro geriátrico situado al norte de Madrid, en Aravaca, una zona residencial, tranquila y lujosa. La residencia en sí es un conjunto de instalaciones modernas que se distribuyen en función de las necesidades diarias de los usuarios. Carmen Sevilla, concretamente, se encuentra en un apartamento privado de pequeño tamaño, la modalidad más exclusiva de la residencia de mayores Orpea. En los escasos metros cuadrados de este nuevo hogar, que nada que tienen que ver con su gran casa frente al templo de Debod (Madrid), la artista cuenta con todos los lujos y comodidades que pueda necesitar.
La habitación en la que vive Sevilla es amplia, como de hotel, según ha contado a algunos conocidos su gran amigo, Moncho Ferrer. Tiene una cama grande y unas bonitas vistas al campo. Ferrer suele llevarle flores y en algún momento dijo que hasta le regalaba diademas para que el pelo no le cayera a la cara. Lo cierto es que hacía tiempo que el deterioro de la salud de la artista era más que evidente. Según reconocieron antes de su ingreso algunos de sus amigos más íntimos, la actriz no reconocía a nadie y tan solo se limitaba a repetir algunas de las palabras que le mencionaban. La madre de la artista padeció la misma enfermedad y terminó muriendo a los 99 años en una residencia geriátrica.
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