Anne Igartiburu (52 años) es para muchos españoles sinónimo de elegancia, de décadas en televisión y de Campanadas. Pero más allá de esa faceta pública, la presentadora es un alma insaciable de conocimiento y de compromiso por crear un mundo mejor. En plena pandemia se embarcó en el complicado universo de las redes sociales creando exitosos directos y demostrando sus dotes como coach profesional. Pero hay que remontarse a mucho antes, a más de dos décadas atrás para encontrar el paso vital más relevante -y generoso- de la comunicadora: adoptar una niña de la India y hacerlo vía 'pasaje verde'.
Esta expresión se refiere a que la niña en cuestión tiene determinada patologías, unas enfermedades que en su lugar de origen podrían ser decisivas para su futuro. "Te llega la foto, los ves, los abrazas… Son niños que quizá en sus países no terminarían tan bien como sí lo podrían hacer siendo acogidos aquí", revelaba Igartiburu en una entrevista en El Hormiguero.
De este modo, en el año 2004 llegó al hogar de la presentadora la pequeña Noa. Ya tenía 3 años cuando aterrizó en España y entró de lleno en el reciente matrimonio de su madre e Igor Yebra -pues se casaron el 15 de septiembre del mismo año-. El bailarín y la comunicadora llevaban juntos ya más de tres años cuando pronunciaron el 'sí, quiero' y de hecho fue mutua la decisión de adoptar a la menor. No obstante, tiempo después la propia Anne aclaró que la adopción la hizo en solitario: "Adoptar como madre soltera es una aventura y más en países con India o Vietnam, donde la ley cambia todo el rato. Una mujer sola en esos países así es duro", confesó en televisión.
Hoy aquella pequeña Noa es una mujer de 20 años que vive su día a día de forma discreta tras experimentar en primera persona la fama de su madre. Precisamente su progenitora es la que le ha inculcado los mejores valores educacionales y se ha hecho cargo de su patología durante todos estos años. Ese generoso gesto de la presentadora ha sido compensado con el amor que su hija mayor siente por ella y que defiende con rotundidad la joven en su intimidad.
Existen fotografías de su infancia en las que madre e hija demuestran su complicidad y su especial vínculo jugando, acudiendo a eventos deportivos o en sus jornadas de senderismo por la naturaleza. Y es que Noa, al ser la primera hija de Anne, fue durante años el mayor tesoro de la presentadora, la reina de la casa y por quien Igartiburu más se volcaba. Todo ese amor lo recibió sin límites y es por ello por lo que la joven no puede evitar tener a su madre como su gran ídola y su mayor confidente.
Noa no busca exponerse al público, y de hecho su discreción es tal que mantiene sus redes sociales cerradas y con la mínima actividad. Sin embargo, su perfil de Instagram sí revela esa falta de secretos que existe entre madre e hija, ya que se siguen mutuamente en la citada red social.
Lo que llama la atención es que entre la lista de seguidores y seguidos de Noa no esté Igor Yebra. El bailarín ejerció de 'padre' durante dos años -que fue lo que duró su matrimonio con la bilbaína-, convivió con la entonces menor y la cuidó. Pero en las redes no se halla ya tal vínculo -aunque puede deberse a diversas razones como que el artista quiera preservar el anonimato de la joven-. No obstante, cabe apuntar que actualmente la relación entre Anne e Igor sigue siendo estupenda y "de amor", según han declarado ambos recientemente, y Noa fue, durante su tiempo de casados, la mayor debilidad de los dos.
Igartiburu y Yebra rompieron su relación, una decisión muy difícil para ambas partes pues su historia se mostraba idílica y les costó mucho separarse. Pero después ambos rehicieron sus vidas.
De hecho, la presentadora no dudó en ampliar la familia, de nuevo como madre soltera, adoptando a una niña vietnamita en 2013 también vía "pasaje verde". La llamó Carmen, y pese a que la menor se llevaba 10 años exactos con Noa, Carmen y ella y la propia Anne se entendieron a la perfección y crearon un lazo irrompible. "Me dan la vida. Ellas son mi guía, mis maestras. Una es india y otra vietnamita. Aunque vinieron pequeñas, cada una tiene un carácter diferente que refleja sus genes", contó Igartiburu a Bertín Osborne (66) en el programa En la tuya o en la mía de TVE.
Y la familia siguió creciendo. En 2016, la comunicadora se convirtió en madre biológica a los 47 años junto al que era su marido, el director de orquesta Pablo Heras-Casado. Nicolás, que acaba de cumplir 5 años, es el motor de vida más intenso de Igartiburu junto a su otra hija menor, Carmen; pues la mayor, Noa, ya hace su vida con más independencia y no siempre está presente en los planes que hace su madre con sus hermanos pequeños.
En febrero de este año se conocía la separación de Anne y Pablo, pero, tal y como ella ha expresado, es momento de "seguir adelante" y, más aún, por sus tres hijos. Además, en su hogar siempre está entretenida, ya que debido a su multicultural familia, la presentadora ha confesado que se comunican en diversos idiomas y dependiendo de la ocasión escogen una lengua u otra: "Hablamos en inglés, euskera, castellano... Las cosas cariñosas las decimos en euskera, las de órdenes en castellano y las académicas en inglés".
Y es que la faceta maternal es la más importante para la presentadora, y solo hay que leer uno de sus post de Instagram para conocer su infinito compromiso con sus tres amores: "Voy siguiendo tus pasos porque así lo hice con mi madre y porque te conviertes en mi maestra como lo fue ella. Me gusta caminar a tu lado. Sentirme acompañada y acompañarte a cada paso. Disfruto y aprendo con amor infinito y alegría. Soy madre y eso me llena tanto como para celebrar la vida cada día y a cada paso".
[Más información: Anne Igartiburu, sobre un futuro amor: "Si surge, bien, y si no, pues también bien"]