Los más allegados del torero Jaime Ostos se han desplazado este sábado 22 de enero hasta la localidad sevillana de Écija. Allí, en la parroquia de Santiago el Mayor, ha tenido lugar el último homenaje en su recuerdo, que se ha celebrado dos días después de la misa en su honor celebrada en Madrid, el jueves 20 de enero, y de su última vuelta al ruedo en La Maestranza de Sevilla, el viernes 21.
La ciudad que le vio nacer ha sido testigo del más emocionante de todos los actos en su memoria, pues tras la ceremonia religiosa sus restos han sido depositados dentro del templo, donde ha tenido lugar el funeral. Su viuda, María Ángeles Grajal (67 años), ha llegado a la iglesia del brazo de su hijo Jacobo Ostos (37) y acompañada por la hija mayor de su marido, Gabriela, que cargaba entre sus brazos las cenizas del torero andaluz. Junto a ellos, un buen número de amigos y familiares como Gisela Ostos (29), hija del matador y de Aurora Díaz-Cano, que recibía con emoción un ramo de flores dedicado a su padre, han presenciado una emotiva misa funeral que ha terminado a las puertas del templo con una despedida musical cargada de sentimientos.
La emoción no podía ser mayor y tanto María Ángeles como otros familiares han aprovechado para besar y acariciar con cariño la urna que guarda los restos de Ostos, despidiéndose definitivamente de él. Unos instantes en los que ninguno ha podido contener las lágrimas, que se agolpaban en los ojos de todos y cada uno de los asistentes.
Ha sido a continuación cuando las cenizas de Jaime Ostos se han guardado tras el altar mayor de esa Iglesia, en un columbario que su familia ha ofrecido para su guarda y custodia a la espera de que el ayuntamiento de la localidad apruebe en pleno que sus restos puedan reposar a los pies de un monumento por realizar en su recuerdo.
El legendario torero Jaime Ostos fallecía de forma totalmente inesperada en Colombia, durante unas vacaciones, el pasado 8 de enero de 2022. Su vitalidad y energía se apagaban para siempre y dejaba en shock y destrozada a su mujer, Maria Ángeles, y rotos y desarbolados a sus íntimos amigos con los que despidió 2021 en Cartagena de Indias.
Un infarto mientras dormía acabó con su vida, tras varios años sorteando diversos achaques de salud. También padeció coronavirus, y supo torearlo con maestría a sus casi 91 años. Acompañada de unos amigos, la doctora Grajal realizó el viaje más duro de su vida con las cenizas de su marido. A su llegada a España, fue recibida por los cuatro hijos del diestro, Jaime y Consuelo, fruto de la relación de este con Consuelo Alcalá, Gisela, hija del maestro y Aurora Díaz Cano, y Jacobo, su único hijo en común.
Rota de dolor, la neumóloga se fundía en un gran abrazo con su hijo, sin poder evitar las lágrimas y compartiendo el sufrimiento por la pérdida del sevillano. Días antes de este reencuentro, tras conocer la muerte de su padre, Jacobo se mostraba abatido ante los medios de comunicación. "No puedo coger el teléfono a nadie, solo dar las gracias a la gente que me está escribiendo. Me es imposible ahora mismo. Lo voy a recordar como una gran persona, un gran hombre y un gran padre", expresaba.
Unas palabras que compartía su madre, que desde el país americano aseguraba estar "destrozada". "Era mi vida. (...) Jaime era muy franco, muy sincero, pero la gente que de verdad le ha conocido le adora, todos. Era un ser entregado, amigo de sus amigos. Un ser más noble y más generoso no lo he visto en mi vida", sentenció.
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