Julián Contreras Ordóñez (36 años) ha comenzado el año 2022 con nuevas metas y dejando atrás el pasado. El hijo de la desaparecida Carmina Ordóñez protagonizó sonadas polémicas hace dos años por sus problemas económicos -con desahucio incluido- que le hicieron vivir momentos mediáticos muy complicados. Finalmente, logró algo de estabilidad al conseguir trabajo en el bingo Copacabana a principios de noviembre de 2018. Pero este lunes ha anunciado que esa etapa ha finalizado.
"Ya sabéis lo de las puertas y las ventanas... Os quiero contar que he terminado mi aventura en el bingo. Han sido unos años de gran aprendizaje, los cuales he podido compartir con grandes compañeros que han terminado siendo grandes amigos. Un interludio en mi vida que llega a su fin", ha compartido mediante un Story en su perfil de Instagram.
Julián trabajaba hasta ahora en el moderno bingo ubicado en la ciudad de Móstoles, situado en las afueras de Madrid. Allí acudía los viernes, sábados y domingos, y ejercía como director de comunicación y relaciones públicas. Él mismo así lo desveló a EL ESPAÑOL pocas semanas después de comenzar en su puesto hace más de dos años: "Mi jefa ha delegado mucha responsabilidad en mí", decía entonces. Además, detallaba cómo conseguía mantener un trato cercano con los clientes, a los que atendía amablemente y con los que se fotografiaba con frecuencia: "Soy bastante obsesivo con el trabajo y no sé hacer las cosas a medio gas", aseguraba a este medio.
Pero esa época ya es cosa del pasado. Tal y como el propio Contreras ha anunciado en sus redes sociales este lunes, ahora tiene en mente centrarse en otro tipo de metas: "Quiero retomar aquellos proyectos que me dan la vida y me entusiasman a cada segundo. Y, por supuesto, continuar con la promoción de mi último libro, mientras escribo el siguiente... No creeríais que lo dejaría así", escribe en su Instagram, donde posee más de 50.000 seguidores.
El joven se ha adentrado recientemente en el mundo de la literatura y ha escrito su primera novela erótica. Sin embargo, ha tenido muchos problemas para publicarla, pues según él mismo denunció, las editoriales rechazan su obra "por ser hombre" y aseguró que le estaban haciendo "boicot".
A pesar de las dificultades, Julián Contreras Ordóñez siempre ha intentado ver el lado positivo de las cosas que le ocurren. Por este motivo, ahora que ha terminado su trabajo en el bingo y lucha por convertirse en escritor, el joven tiene claro que algo bueno le espera en el futuro próximo: "Ya sabéis, la puerta que se cierra... ¿Cuál será la ventana?".
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