Paz Padilla (52 años) no está pasando por su mejor momento. Este miércoles 2 de marzo, Mediaset España confirmaba que había optado por prescindir de sus servicios y resolver el contrato vigente que les unía "tras el incumplimiento de su obligación como presentadora, al haber abandonado el programa Sálvame una hora y media antes de su finalización el pasado 20 de enero".
Un jarro de agua fría para la gaditana, que no solo ha perdido su puesto en un programa del que llevaba formando parte desde el año 2009, sino que también ha visto como su imagen pública se ha resentido. Según pudo conocer EL ESPAÑOL, Padilla no solo se quedó "sorprendida y descolocada" tras conocer su despido, también especialmente dolida porque se juegue con su profesionalidad y se cuestione su buen hacer. "Eso te digo que ha dolido mucho, mucho, porque otra cosa no, pero profesional Paz es un rato largo", subrayó a este medio una fuente cercana.
Por ahora, Paz Padilla no se ha pronunciado al respecto y ha optado refugiarse en su otro trabajo, el de actriz. También en quien siempre ha sido su gran apoyo, su hija Anna Ferrer (26), que al contrario que ella se encuentra en su gran momento. Madre e hija son las dos caras de la misma moneda. Mientras que una vive una etapa convulsa, a la otra no le podía ir mejor profesionalmente.
Pese a ser conocida desde pequeña por ser 'hija de', Anna se ha ganado su popularidad a pulso y se ha convertido en una de las influencers más queridas. Un ascenso meteórico que se ve reflejado en sus redes sociales, donde al contrario que otras celebs, ella no ha sufrido ningún estancamiento en su número de seguidores, que sigue creciendo exponencialmente.
Santiago de Mollinedo, director general de Personality Media, consultora especialista en posicionamiento de famosos, ha desvelado a JALEOS las claves del éxito de Anna Ferrer.
Su principal punto diferenciador con respecto a otros perfiles similares es que ella intenta ser conocida "por méritos propios" y "por una razón que requiera esfuerzo". "No es un mero escaparate, tiene algo que contar", afirma el experto, que señala que Anna está enfocada en tener un perfil profesional en el que el contenido sea intersante y de calidad.
Esto provoca que Anna Ferrer no sea tan famosa si se la compara con dos de las influencers más populares, María Pombo (27) y Dulceida (32), que comparten cada paso de su vida, pero también que la opinión que la gente tiene de ella sea mucho mejor. "Tan solo la conocen el 28% de las mujeres frente al 51% de Pombo y al 60% de Dulceida, pero puntúa más alto que ellas en muchos casos", desvela Santiago de Mollinedo.
La madrileña las gana a ambas en lo que se refiere a "imagen positiva", y eso que tampoco puede competir con ellas en lo que se refiere a seguidores de Instagram, pues sus 780.000 followers están muy alejados de los 2,8 millones de María y los más de tres millones de la catalana. Pese a todo, la percepción es mucho mejor en Anna, que es vista como una persona "más confiable, más natural, más familiar, más cercana", explican desde Personality Media, algo que le debe a su progenitora y la gran unión que transmiten.
"Son valores que ha ganado gracias a su madre, por razones muy concretas de estos últimos años, y que debe aprovechar para seguir creciendo", añaden desde la agencia, que destacan que el hecho de ser hija de Paz Padilla, lejos de convertirse en un hándicap, le ha ayudado a lograr esta imagen positiva. "El apoyo que ha mostrado a su madre estos meses atrás, esa empatía, despierta que tenga una mejor percepción que otras influencers que ya están profesionalizadas y que no muestran más allá que contenido de sus viajes, su ropa o su familia y vuelta a empezar".
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