Mientras la prensa portuguesa asegura que vive una grave crisis sentimental con Cristiano, cansado de su exceso de protagonismo, la modelo sigue centrada en su trabajo sin dar muestras de que los rumores le afecten. Georgina posa en Instagram como pocas veces se había dejado ver, con los rulos puestos y en ropa interior en un descanso de la sesión de fotos para una de las marcas con las que trabaja. Sobre la mesa, uno de sus carísimos bolsos de Hermès, por supuesto, y ella bebiendo algo antes de volver a ponerse ante la cámara del fotógrafo. Más de 15.000 comentarios en pocas horas, aunque ninguno del padre de sus hijos.