El sábado 3 de junio se celebraba una boda muy periodística, la de Matías Prats Jr. (38 años) y Claudia Collado, en la Costa Brava. El enlace reunió a los padres del novio, separados desde hace una década, y también a muchos compañeros de profesión. Sencillos y con una gran naturalidad, permitieron a los medios apostados en el lugar hacer su trabajo y posaron sin problema tanto a la llegada como a la salida.

La iglesia elegida era de cuento de hadas y la ceremonia estuvo llena de momentos emotivos. Una vez convertidos en marido y mujer se desplazaron a disfrutar del banquete en un llamativo coche antiguo metalizado. Gracias a algunos de los asistentes y a sus redes sociales han quedado al descubierto muchos de los detalles más privados de esta boda. Todo ha sido idílico y, sobre todo, muy divertido. Los recién casados pudieron disfrutar de la música y el baile hasta la madrugada en un día que nunca olvidarán. 

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    El padre del novio

    Matías Prats llegó a la boda de su hijo acompañado de su actual pareja, Ruth Izcue. Allí se reencontró con su exmujer y madre del novio, Maite Chacón, de la que se separó en 2012 tras casi tres décadas de matrimonio. El periodista, muy elegante de traje, iba a juego con Ruth, que eligió un vestido azul noche con capa de gasa encima un clutch blanco.
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    La madrina

    Muy elegante estaba también la madrina, orgullosa junto a Matías, con un vestido largo en morado, con escote pico, algo de vuelo en el bajo y una flor XL adornando uno de los laterales. Su hijo fue a recibirla cuando llegó a la iglesia, la cogió de la mano y juntos posaron para la prensa allí convocada.
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    El vestido de la novia

    Claudia Collado lucía un diseño sencillo, pero con toques muy originales, como el detalle troquelado de las mangas que eran ligeramente abullonadas. Un suave escote pico por delante daba paso a un vertiginoso escote trasero del que salía una capa vaporosa. La novia llegó con su padre y padrino, como manda el protocolo. Una curiosidad de su look de boda es que no llevó zapatos blancos, sino azules.
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    La iglesia

    La pareja eligió este precioso templo del gótico tardío en la localidad de Sant Martí d'Empúries, perfecto para una boda de cuento de hadas. Toda de piedra por dentro, los novios ocupaban un asiento en el centro frente al altar y sus familiares e invitados bancos de cinco personas. La decoración sobria, sólo con algunas flores blancas y una pianista para poner la música a la ceremonia.
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    El aplauso final

    Una vez declarados marido y mujer, los invitados aplaudieron a la pareja y se acercaron al altar para felicitarles. Fue un momento muy emotivo, en el que Matías y Claudia volvieron a besarse mientras los fotógrafos inmortalizaban el momento. Seguidamente salieron de la iglesia para recibir una lluvia de pétalos.
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    Marc Calderó, el testigo

    El periodista ejerció de testigo del novio, amigo íntimo y compañero de profesión. Tal y como correspondía al importante papel que desempeñó en la ceremonia, Marc vestía chaqué y estaba muy ilusionado. Otra de las invitadas estelares, Carme Chaparro, muy guapa con un vestido estampado, les dedicaba este bonito mensaje a los novios: "Gracias, Claudia y Marti por llevarnos en volandas al maravilloso Empordà a disfrutar de vuestro amor".
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    El banquete

    Al aire libre en una bonita finca de la localidad gerundense y con mesas redondas de diferentes tamaños para los comensales. Los manteles de cuadros Vichy y en cada servicio de platos otros individuales de estilo rústico en fibras naturales. Un sencillo centro de flores completaba una cuidada decoración, en un entorno idílico. En la que estaba Carme Chaparro, que era para trece, su compañero J.J. Santos, que es bastante supersticioso, escribió a bolígrafo 12+1.
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    El baile

    Los recién casados entraron en el lugar del banquete bailando y entre aplausos. Los invitados se unieron a la coreografía, mientras el grupo contratado para amenizar la fiesta tocada. La celebración se prolongó hasta altas horas de la madrugada.
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    El cátering

    Lo encargaron a la empresa catalana 21demarzo y entre las exquisiteces que se pudieron degustar durante el banquete estaban estas brochetas de langostinos. El cátering cuenta con su propio huerto ecológico, que forma parte de un proyecto de la Asociación Sol y Vida, una organización sin ánimo de lucro para la integración social y laboral de personas que padecen discapacidades psíquicas.
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    ¡A hombros!

    En plena y Matías y Claudia fueron subidos a hombros por dos de sus amigos mientas les jaleaban. Ellos se unían al jolgorio, chocando las manos y sin parar de reír. No hay duda de que lo pasaron en grande y que había un ambiente muy especial durante toda la fiesta. La novia lo dio todo, bailando con todas sus amigas al ritmo de las canciones del momento.