La vida de Stella del Carmen, la mujer que conecta Málaga con Hollywood y va a reunir a Banderas y Melanie en su boda
La única hija nacida del extinto matrimonio entre Antonio Banderas y Melanie Griffith se acaba de prometer con su pareja, el emprendedor Alex Gruszynski.
24 agosto, 2024 01:01Rodaje de Two Much. Año 1995. Fernando Trueba (69 años) está contento de trabajar con Antonio Banderas (64), Melanie Griffith (67) y Daryl Hannah (63). Entre toma y toma se está cociendo algo inesperado. Los paparazzi creen que Antonio estaba teniendo un romance con Daryl, la apuesta sirena del cine que previamente había tenido entre su pecho a John Kennedy Jr., el único hijo varón de Jackie y John Kennedy a quien su progenitora protegía de mosconas. Se fotografía a los protagonistas del supuesto romance, pero no sirve para nada.
Poco después se descubre que Antonio sí le está siendo infiel a la entonces actriz Ana Leza (62), pero no con Daryl, sino con Melanie. Todo un cheque al portador para entrar en la realeza de Hollywood ya que no hay que olvidar que la madre de Melanie es la legendaria Tippi Hedren (94), musa de Alfred Hitchcock en Los pájaros (1963) y Marnie, la ladrona (1964). Aunque también hay que decir que Antonio había conquistado la meca del cine con Los reyes del mambo (1992), La casa de los espíritus (1993) y Philadelphia (1993).
Estrenada la película y perseguidos por los fotógrafos, Banderas y Griffith consiguen casarse en secreto en un juzgado de Londres el 14 de mayo de 1996. Han pasado casi tres décadas y no hay ni rastro fotográfico de nada. Ese 'sí, quiero' venía con el mejor regalo de todos. La actriz estaba embarazada.
Marbella. Año 1996. Melanie da a luz el 24 de septiembre en el Hospital Costa del Sol a una preciosa niña a la que llamarían Stella del Carmen. El actor está exultante. Pronto se reúnen los tres en La Gaviota, la mansión a pie de playa que Antonio le compró en 1995 a Encarna Sánchez y que el pasado julio mandó derribar porque su construcción formaba parte de las licencias urbanísticas ilegales que aprobó Jesús Gil, el polémico alcalde.
De puertas para adentro los Banderas-Griffith disfrutaban de la piscina ubicada en una parcela de 4.500 metros cuadrados con una residencia de 861 metros cuadrados construidos. Los paparazzi se frotan las manos por inmortalizar a la familia. Las celebridades son generosas y posan. Durante varios años hacen el posado verano, una tradición que inculcaron en las Baleares Norma Duval (68), Ana Obregón (69) y Concha Velasco. En uno de esos veranos Antonio se enfadó como nunca antes lo había hecho. Algún fotógrafo o cámara de televisión lanzó cristales rotos al jardín con el fin de que alguien resultara herido para ir al hospital y cazarles en el intento.
La familia decidió asentarse en Los Ángeles por ser el centro neurálgico los respectivos trabajos de Antonio y Melanie. Para disfrutar de una mayor privacidad y tener el espacio sufienciente, en 1999 adquirieron una mansión de 1.400 metros cuadrados sobre un terreno de casi 6.100 metros cuadrados por 3,8 millones de euros en el elitista vecindario de Hancock Park. Durante 16 años, Stella del Carmen se lo pasó en grande por los jardines y la inmensa piscina en la que solían bañarse estrellas de Hollywood y, por supuesto, los amiguitos de la pequeña durante su infancia entre quienes se encontraba Alex Gruszynski (27), hoy su prometido.
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En las imágenes que la hija de Antonio publicó en su Instagram para oficializar su compromiso se podía ver a los novios con tres o cuatro años en el Wagon Wheel School de Los Ángeles, una escuela de preescolar privada, y también de adolescentes. Se nota que había una bonita complicidad con abrazos incluidos.
Siendo aún pequeña a Stella ya se la venía venir: ¿de tales padres, tal hija...? En cierto sentido sí, aunque la joven siempre priorizó el otro lado de la cámara. "Desde niña hacía películas caseras con amigos y me pasaba el tiempo probando cámaras y editando pequeños clips", confesaba en una entrevista en ¡HOLA!!
A diferencia de otros muchos 'hijos de Hollywood', a la recién comprometida no le ha interesado nunca el brilli brilli de los saraos de alto copete, aunque ha tenido de que por compromisos familiares, personales o laborales. Ella lo dejó claro en Harper's Bazaar cuando afirmó que "nunca me ha interesado la parte más brillante de la industria, los eventos, los elogios o la fama que, para mí, en realidad, es precisamente la parte más oscura. Aunque admito que haber tenido la suerte de crecer rodeada de gente creativa e interesante tuvo un gran impacto en mí".
El hecho de crecer en California le impidió no solo absorber parte de la cultura española, sino de pasar todo el tiempo que le habría gustado con sus abuelos paternos, Ana y Antonio, quienes se la comían a besos cuando la veían. Y, por supuesto, ocurría lo mismo con su tío Javier Domínguez y sus primos.
En un perfil que la propia Stella escribió para Vanity Fair en agosto de 2020 no le importó abrirse en canal para confesar que "crecer con raíces en dos países distintos no siempre ha sido fácil. Lograr el equilibrio entre las dos culturas y los dos idiomas se convirtió para mí en fuente de ansiedad, culpa y vergüenza. No pasar el suficiente tiempo en España implicaba que no estaba desarrollando el mismo nivel de competencia en castellano que el que tengo con el inglés. Y en los años en los que casi cesaron los viajes familiares al sur del país, mi conexión con esa parte de mí misma empezó a desvanecerse".
Stella adora España y, concretamente, Málaga. La forma de vivir es la envidia para cualquier estadounidense. En multitud de ocasiones se le vienen flashes a la cabeza de las cenas al aire libre que duraban tres horas, de los bocadillos de Nutella que se zampaba muchas tardes, de lo que se reía viendo en televisión El Grand Prix del verano y lo sentimental que se ponía cuando veía a la virgen del Carmen. Papá Banderas le puso ese nombre por ella, por su amor por Málaga y porque doña Ana, su madre, era una fiel devota.
Las apariciones de pequeña junto a sus padres en alguno de los balcones del centro de Málaga contemplando a la cofradía María Santísima de Lágrimas y Favores ya son antologías. Le encantaba juntarse con otros críos para ver la procesión infantil de La Borriquita. Casi cada año, Stella era una de las más fotografiadas. Este 2024, Antonio y su hija repitieron la misma foto 20 años después de la primera vez. Cierto es que hubo algunos años en los que no pudo viajar porque tenía que estar centrada en el instituto ya que tenía que sacar unas notas muy altas si quería ir a la universidad.
Como todos los niños, Stella era una ricura y divertida. Le encantaba meterle un bolígrafo por la oreja a su padre, no le importaba dormir en la cama con uno de los leones de la abuela Tippi -desde hace décadas vive en la reserva Shambala junto a otros felinos y en ocasiones, hasta elefantes- y mandaba tiernos mensajes a su abuela Ana cuando Antonio le grababa con una cámara casera. De aquella época casi todo el mundo recuerda sus ojos vivarachos y su media melenita rubio con un flequillo largo que le hacía parecer una muñequita.
En cuanto tuvo uso de razón, Stella del Carmen encontró en su hermana, Dakota Johnson (34), a la confidente ideal. Las reuniones de ambas en Los Ángeles se sucedían constantemente. En 2009, Melanie y sus dos hijas por fin posaron juntas para la portada de una revista española, Vanity Fair. También junto a Dakota debutó en el cine con casi tres añitos en la película Crazy in Alabama (1999) que supuso el debut como director de Antonio.
La adolescencia de Stella fue bastante normal, sin el agobio de los paparazzi, sin prácticamente aparecer en alfombras roja y sin protagonizar ningún escándalo. En 2015, su padre le dedicó unas muy sentidas palabras cuando recogió el premio Goya de Honor: "Se lo dedico a alguien que quizá haya sufrido más mi pasión por el cine, mis ausencias prolongadas, mis compromisos profesionales. Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencia y que sin embargo ha sido mi mejor producción. Te dedico este premio pidiéndote perdón a ti, Stella del Carmen. A ti, hija mía".
Ese año conocimos al primer novio oficial de Stella, Alex Gruszynski (y actualmente su prometido), con quien empezó a salir de 2015 a 2019. La ruptura prácticamente coincidió con la decisión de Stella de dejar la universidad de Nueva York donde se había matriculado en Literatura y Arte para estudiar Cine en la elitista Universidad del Sur de California (USC) y donde, además de ser cheerleader y miembro de la hermandad Kappa Kappa Gamma, conoció a su segundo novio formal, Eli Meyer, actual ejecutivo de Netflix y cuyo padre es Ronald Meyer, confundador de Creative Artists Agency (CAA), una de las agencias de representación más importantes de la historia del cine que tuvo como clientes a Tom Cruise (62), Cher (78) o Meryl Streep (75).
Junto a Meyer pisó por primera vez la alfombra de los Oscar 2020 porque su padre estaba nominado como mejor actor por la película Dolor y Gloria, de Pedro Almodóvar (74). Los que les vieron aseguran que aprovechaban cualquier momento para besarse. Al año siguiente debutó como empresaria al lanzar el perfume Lightbound realozado con unos ingredientes que le recordaban a su infancia en Málaga y California.
El estado de alarma por la Covid impidió que Stella y su padre se vieran durante un año y medio. Por eso no se lo pensó dos veces cuando, tras ir al juzgado para acortar oficialmente su nombre -prescindió del apellido Griffith y no por ello se lleva mal con su madre-, en septiembre de 2021 se instaló en Málaga para trabajar como ayudante de dirección del musical Company en su teatro Soho Caixabank.
Padre e hija se entendieron a las mil maravillas, como así certificó el protagonista de La máscara del Zorro (1998): "Mi hija tiene mucha personalidad, tiene muy claras sus opiniones y me sirve escucharla. Me sirve para entenderme mejor y entender lo que estoy haciendo. Cuando caminamos a casa después de los ensayos es cuando ella realmente hace su trabajo, cuando estamos en casa cenando le hago preguntas muy directas y recibo respuestas muy directas sobre lo que ella está viendo y la opinión que tiene de ello". También ese año presentó oficialmente a su novio en la gala Starlite de Marbella.
A su regreso a Los Ángeles, Stella del Carmen y Meyer rompieron sin que trascendieran los motivos. En eso, la única hija de Melanie y Antonio lo ha tenido claro ya que su intimidad solo le pertenece a ella. En febrero de 2023, la joven se reconcilió con Alex Gruszynsky, como así demostró la imagen en blanco y negro de Instagram donde él le coge cariñosamente del cuello y la cara para plasmarle un romántico beso.
El joven se graduó en Business Administration en la Wake Forest University y posteriormente se matriculó en la Universidad de California del Sur (UCS), concretamente en la facultad USC Marshall School of Business, donde se especializó en el sector inmobiliario. Tras trabajar en el ámbito del cine durante dos años, en mayo de 2022 cofundó Nova, una plataforma digital que conecta a artistas freelance con talento con oportunidades laborales. Su compromiso oficial lo anunciaron oficialmente este 20 de agosto.
De momento no se conoce la fecha de la boda, aunque se sabe que vivirán en Los Ángeles, donde Stella seguirá cocinando paella para sus seres queridos, echará de menos la tortilla de patata y unos tragos en El Pimpi, el restaurante favorito de Antonio. El orgullo padrino de boda posteó en sus redes sociales su felicidad al conocer el compromiso de su pequeña: "Mi hija Stella del Carmen se casa. No podemos estar más felices y emocionados".
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Stella, para no echar tanto de menos a España tiene el truco perfecto como es escuchar a Rosalía (31), su cantante favorita, y ver las pelis de Jaime Lorente (32), su actor preferido. Ah, y no se olvida de los libros de García Lorca que le ayudan con el idioma y a entender el particular universo del poeta que quizás acabe plasmando como directora.