Adiós a la bailaora 'La Chunga': su historia de amor con José Luis Gonzalvo, tres hijos y una larga enfermedad de 14 años

El flamenco se despide con tristeza de una de sus grandes figuras, la bailaora Micaela Flores Amaya, más conocida como 'La Chunga'. La artista, nacida en Marsella en 1938 en el seno de una familia gitana andaluza inmigrante, ha muerto este, 3 de enero, a los 87 años, más de una década después de ser diagnosticada de un cáncer de pulmón y tras varios días con constantes visitas al hospital. 

Ha sido su hijo Luis Gonzalvo el encargado de comunicar la noticia y lo hizo en el programa de Y ahora Sonsoles: "Es triste y nunca es una noticia agradable, pero también ha habido un progreso largo de una enfermedad y entonces lo asumes un poco mejor", ha explicado. 

La bailaora siempre habló con de forma muy natural sobre su enfermedad y reconoció que había "fumado tanto" que tenía "los pulmones destrozados". De hecho, le encontraron dos tumores y con el tratamiento que recibió uno desapareció. Pero ella siempre se mostró optimista, enérgica y muy independiente.

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'La Chunga' en un acto público

En Navidad, cuando sus salud estaba menguando, la bailaora ha estado en todo momento acompañada de su famili: "Sus hermanos de Barcelona han estado en Madrid, hemos estado nosotros, ahora vienen de Palma de Mallorca. Arropada ha estado", ha señalado Luis.

'La Chunga' nació en Francia en 1938, pero apenas con un año su familia se trasladó a Barcelona, donde la joven comenzó a mostrar sus primeros destellos de talento. Criada en un ambiente flamenco y gitano, su infancia estuvo marcada por las celebraciones familiares y las fiestas tradicionales.

"Ca la Rosita", en el mítico El Paralelo de Barcelona, fue el primer escenario donde comenzó a bailar, un lugar muy conocido por los gitanos de la época y un punto de encuentro donde la juventud flamenca se daba cita.

Desde allí, La Chunga siguió actuando en diversos bares de su barrio, realizando improvisadas actuaciones que la dieron a conocer entre los amantes del flamenco local. Fue en uno de esos momentos cuando Paco Rebés, un reconocido productor y gran figura del flamenco, la descubrió. Rebés se convirtió en su padrino y protector, reconociendo en ella un gran potencial y llevándola a recibir formación con la mejor maestra de la época en Barcelona.

A pesar de ser conocida por su número de la rumba catalana, donde deslumbraba bailando descalza con una gracia única, Paco Rebés entendió que para consolidarse como una bailaora de renombre, La Chunga necesitaba mucho más que ese número. Fue bajo su representación que La Chunga desarrolló su estilo propio, convirtiéndose en una de las figuras más codiciadas del flamenco.

'La Chunga' en un acto público Gtres

A lo largo de su carrera, La Chunga se convirtió en musa artística de algunos de los escritores y artistas más relevantes de la época, como Blas de Otero, Rafael Alberti, José Manuel Caballero Bonald, y León Felipe, quienes la vieron como la encarnación del alma gitana y la pasión flamenca. Además, pintores de la talla de Pablo Picasso, Salvador Dalí y Francisco Rebés, entre otros, también se sintieron atraídos por su magnetismo y belleza.

A partir de 1956, Pastora Imperio, una de las grandes figuras del flamenco, la contrató como bailaora. Fue el comienzo de una carrera internacional que la llevaría a las más prestigiosas salas de espectáculos del mundo. Ava Gardner, la célebre actriz de Hollywood, fue clave en su incursión en el cine, y gracias a ella, La Chunga participó en dos películas de Hollywood.

A lo largo de su carrera, La Chunga vivió numerosos éxitos internacionales, presentándose en escenarios de Las Vegas, Nueva York y México, y participando en varios programas de televisión estadounidenses.

'La Chunga' en un acto público Gtres

La vida de La Chunga también estuvo marcada por su vida familiar y personal. En 1960 se casó con el director de cine José Luis Gonzalvo, con quien tuvo tres hijos: Curro, Luis y Pilar. La pareja compartió tanto la pasión por el cine como por el flamenco, y Gonzalvo fue quien la introdujo en el mundo del cine, dirigiéndola en algunas de sus primeras películas.

Su familia y su herencia flamenca son una parte fundamental de su legado. La Chunga, además de ser prima de las grandes Carmen Amaya y Dolores Amaya (la pescaílla), siempre estuvo profundamente conectada con la tradición flamenca de su linaje. Su familia fue su mayor apoyo, y los valores del flamenco y la cultura gitana se transmitieron a través de sus hijos, quienes heredaron la pasión por el arte que La Chunga tanto amaba.

El fallecimiento de La Chunga marca el fin de una era en el flamenco. Su arte, su dedicación y su carácter único dejaron una marca indeleble en la historia del flamenco y de la cultura española.