Este sábado no se hablaba de otra cosa en Telecinco; pusieras la televisión a la hora que la pusieras, solo estaban Belén Esteban (45 años) y su boda. Porque sí, se han enterado, ¿no? Belén se ha casado este sábado con su Miguel (31). Seguro que algo habrán oído por ahí. Fijaos la fiebre que se estaba viviendo en Fuencarral que, por un nanosegundo, he pensado que el informativo de las tres de la tarde de Telecinco, y el de la noche, iban a abrir con el bodorrio. ¿Que qué cosas tengo? Peores cosas se han visto.
El caso es que Telecinco lo supo hacer, pero al final se les fue un poco la pinza. Tiene un pase que Socialité cebara un poquito el tema, que hablase en exclusiva con la novia minutos antes de llegar a la finca La Vega del Henares. Vaaale, sí, también lo tiene que el programa de la tarde, Viva la vida, conectara con la llegada de los invitados y les robase unas palabras ante el sol inclemente que caía.
Que va a ser una boda muy emocionante, que Belén se lo merece, que bla, bla, bla. Esas cosas lindas que se le desean a la novia minutos antes de darse el 'sí, quiero'. Porque Belén es una tía con muchos amigos y sabido es que los cuida mucho. ¿De verdad que los quiere tanto? Lo he dudado por primera vez cuando estaba viendo Sábado Deluxe. Desde las diez de la noche no salía de mi asombro. Cada cosa que veía, se superaba.
Arrancó el espacio la presentadora suplente Nuria Marín (37) porque Jorge Javier Vázquez (48) estaba en la boda. Lo entendí. Vi a los colaboradores menos habituales en el plató. También lo entendí. Hombre, era lógico, ¿no? Era el día de Belén y su gente debía y quería estar con ella, pensaba yo. Además, oye, que ella quería un enlace íntimo, privado, del que no se supiera nada. Ya no por la exclusiva -que también-, sino porque ella misma ha reconocido en más de una ocasión que nada de medios: ¡solo familia y amigos!
¡Nada de móviles!, decía la jodía. Aquello iba a ser la boda búnker del año. ¡Ni una migaja de nada iba a trascender! El problema vino cuando vi que Jorge Javier cogía las riendas del programa al filo de las diez y media de la noche, recién llegado del enlace, para desvelar todos los secretos de la boda. Ahí pensé, ¡este es el Telecinco que yo conozco! Ay, Belén, ¿a quién quieres engañar? Querida, ¿por qué Sábado Deluxe explota a tus invitados de ese modo y hace retransmisiones en directo desde las puertas de la finca?
Más aún, ¿por qué sueltan curiosidades de dentro de la boda? ¡Si para evitar eso les habías quitado el móvil! ¿Qué sentido tiene todo esto? Yo soy María Patiño (47), Anabel Pantoja (32) o Lydia Lozano (58) y me indigno sobremanera: ¡que se les enfrió el solomillo y todo! De hecho, Lydia hizo la conexión en directo cabreada, y no es para menos. Mientras estaba -decían, desde plató, que demasiado alegre- hablando del bodón, ella solo tenía la mente ocupada por su triste solomillo que estaba en su plato, enfriándose, pidiendo a gritos ser comido.
¡No hay derecho, hombre ya! ¡Todo por el show y el espectáculo! Desde las diez de la noche hasta el final del programa un servidor contabilizó hasta cuatro conexiones con los invitados. A unos les fastidiaron los aperitivos, a otros la cena y, a los últimos, los postres y las bebidas con misterio. Que sí, que gracias a que esas pobres almas no probaron bocado, España entera supo que fue una boda muy emotiva, que todo el mundo lloró con las lecturas de Andrea Janeiro (19), por ejemplo; que el vestido era muy elegante, que una invitada perdió el zapato a lo Cenicienta trasnochada, que un invitado confundió a un camarero con el exrepresentante de Belén. ¡Y que, incluso, Patiño creyó ver a Paquita Salas! Vale, muy bien, pero, ¿era necesaria tanta retransmisión?
¿Disfrutó la gente realmente de la boda? Ya os digo yo que no. Yo, menos mal que no fui. Total, la vi en directo igualmente. La boda de Esteban ha sido, ahora de verdad, el enlace del pueblo y de España. Todo a cambio de no cenar y de no poder desmelenarse para salir guapo o guapa en el directo. Vivan las bodas en la intimidad, oye.
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