Ay, amor, qué cruel eres. Tengo que reconocer que este martes me ha dado una pena profunda, intrínseca, incluso doliente -de esas que te arañan el alma sin compasión hasta que te la dejan en carne viva-, con ustedes: Chelo García Cortés (67 años). Sí, la concursante de Supervivientes me ha calado hondo durante Tierra de Nadie. Oye, que no he podido controlar la empatía galopante que me ha suscitado desde el minuto uno; allí, tan desnutrida de alma, corazón y vida. Puede que porque manejo información privilegiada, o porque he bebido un Malleolus de categoría que embota guerrillero, puede, pero el caso es que he llorado con ella. Cáspitas, Chelo no se merece la soledad que vive.
Y aúlla, aúlla. Dioses, ¿no os dais cuenta? No se merece tamaño feo porque es perfectamente solucionable, ¿dónde queda la equidad? ¿Usted lo sabe? No, miro al fondo a la izquierda y nada. ¡Que no me digan que invento! Porque ellos sí mentirían como bellacos, como cochinos! Sí, sí y sí. Aquí, en un blog de opinión me voy a explayar a caballo entre la información y la novela. Porque yo lo valgo, y porque si lo publico como información me pueden desmentir... y ya uno se protege. Señores, Marta Roca, la mujer de García Cortés, no ha ido a verla a Honduras porque no ha querido, porque sus ordenancistas exigencias a la productora han tirado por tierra un bonito momento y, quién sabe, el trampolín hacia la gloria de Chelo.
Eso nunca lo sabremos. El caso es que de nada ha servido que Chelo proclamara sin cesar a los cuatro vientos que necesitaba como agua de mayo ver a alguien de su familia, en concreto, a Marta. Yo mismo he notado los movimientos sísmicos cuando Chelo pataleaba contra el mundo, cuando clamaba su desgracia, su mala suerte, cuando prometía al mundo que jamás volverá a... vale, se me va la pinza. Eso sí, palabrita del niño Jesús que la colaboradora de Sálvame ha dejado dicho, y muy dicho, que no es justo que la cadena premie a unos tanto y a otros tan poco.
¡Ella, ella, siempre tan correcta! Pero la entiendo. También se cansa una, oye, de que todas las medallas cuelguen del mismo cuello. Lo siento, pero esa cruz... pesa tanto, pesa mucho. Y no veo mal que Chelo haya espetado, dedo en ristre remedado, algo así cómo que qué tienen otras, señores, que no tenga yo. Y se ve que hay cosas, muchas cosas, que tiene Isabel Pantoja (62) que no tienes tú, Chelo. Aparte de que ella, Isabel, cuenta con un séquito que se muere por visitarla en las condiciones que sean -bien por amor o por ansias de cámara-, el caso es que a Chelo parece que nadie quiere darle un abrazo.
Ni familia... ni Marta Roca, su mujer. Esto la ha hecho estallar. Ay, señor, qué he hecho yo para merecer esto. Resulta que la señora de Chelo no quiere ir porque quiso viajar en business y acompañada de una amiga. Qué cosas del Primer Mundo, tú. Qué gente más superficial, qué asco de concepto millenial... Ay, tengo una llamada perdida. Esperad. Miro y regreso con vosotros. El Corte Inglés le informa que mañana se corta el pelo en Luis Tachi... ¿De qué hablábamos? Ah, sí, de la frivolidad.
Total, que mientras que Chelo entra en cólera y se plantea, incluso, el concurso, Isabel Pantoja vive su drama particular. Ahí la tienen este martes entrando en barrena, gritando del horror, solicitando la silla eléctrica, cuando Lara Álvarez (33) le ha propuesto cortarse la melena a cambio de comida para ella y para todo el equipo. En ese momento, se ha detenido el tiempo, nada ha importado, ni siquiera la ola de calor o los 90.000 euros que se embolsa Esteban por la exclusiva de ¡HOLA!, ¡qué frivolidad es esa! Presten atención, por favor, en lo que de verdad importa: la melena azabache y agitanada -con amor- de Pantoja ha sido cortada por primera vez en su historia.
Sí, señores, debemos dar muchas gracias en general por haber nacido en este siglo. Sí, no me miren o me lean con ese gesto mustio: estamos viviendo en una década maravillosa; en concreto, en un buen año. 2019, entre otras cosas, puede sellar en su calendario dos grandes hitos mundiales, internacionales, épicos, históricos: Isabel Pantoja participando en Supervivientes y la boda de Belén Esteban (45) ocupando la portada de la revista ¡HOLA!. Está claro que nada es imposible...siempre y cuando el runrún metálico del parné siga presente.
Salvada: Dakota
Nominados: Colate y Fabio
[Más información: La agresión que Supervivientes dulcifica, ¿de verdad nadie lo piensa denunciar?]