Hay que ser francos y cuando alguien se merece un aplauso hay que dárselo: Jorge Javier Vázquez (49 años) ha estado brillante este jueves en la gala de Gran Hermano VIP. De principio a fin. Por fin ha estallado y ha ejercido de presentador como Dios manda. A veces, de tan virulento como se ha mostrado, he tenido que parpadear porque por momentos veía a Mercedes Milá (68). El tío no se ha dejado nada pendiente y ha disparado a todo aquel que osaba alzar la voz más de la cuenta o contrariarle de algún modo. ¡Este es su reinado, hombre ya! Señores, rectificar es de sabios: Jorge Javier no se merece el despido. Larga vida a su figura en GH VIP.
La situación en Guadalix es insoportable por dos concursantes en concreto: Mila Ximénez (67) y Alba Carrillo (33). Andan por la casa llorando y quejándose, descontando los días para pirarse, sin ganas de nada en una abulia que indigna a los espectadores. No se entiende su actitud, no se merecen estar en el concurso. Se merecen largarse, eso sí, pagando la penalización. Faltaría más, ¡caraduras!. No se puede ir por la casa como si estuvieses camino del paredón, como tampoco es de recibo esos rebotes de Mila, que de tan repetidos se han convertido en patéticos y hasta fastidiosos.
Y así habrían seguido su caminar por el concurso si no llega a ser porque ambas, la una y la otra, han dado en hueso. Han tocado la tecla que nunca, bajo ningún concepto, se debería pulsar. Han traspasado, con insolente descaro, la línea roja. Y Jorge Javier por fin ha dicho basta, por fin les ha parado los pies. ¡No se puede consentir que estas señoras, en su corrosivo desgaste emocional, carguen contra el programa, la productora y todo el personal que está detrás de un reality de estas características! No, y el presentador ya no ha podido soportarlo más.
De hecho, si no hubiera estallado como lo ha hecho, con esa furia tan arrolladora, Twitter se lo habría comido a críticas. Si no hubiera hablado alto y claro, lo hubieran linchado sin miramiento. El sentido común se ha impuesto. Empecemos por Mila Ximénez. Su caso ha sido el más tremendo. La tía está amargada, no le ve el sentido del humor a nada y ya el público comienza a hartarse. Y el primero Jorge. Ximénez ha llegado a decir de Jorge lo que sigue: "Qué poca sensibilidad tiene", "Que se busque a otro monito". Y cuando la obligan a vestirse de abeja y le dicen que deberá regresar a plató -llegado el momento- disfrazada de gallina, ella vomita lo peor: "No me voy a disfrazar, juro que me tiro del coche y me autolesiono como accidente laboral y ya hablaremos".
Ahí, en ese momento, una sombra atraviesa el rostro de Jorge, siempre tan dado a la risa. Algo ha pasado, el humor se ha ido para no volver. "Hay más compañeros de los que reírse aquí, es que no me gusta esta coña continuada. Yo me pongo el disfraz, pero mañana me piro de aquí. Me voy a mi puta casa. Este (Jorge Javier) no me conoce a mí". Y todo estalla por los aires, el presentador se olvida de su papel -o lo ejerce por primera vez- y para los pies a Mila: "Me he dado cuenta de que me sigue gustando esta profesión porque casi me haces llorar. Yo siempre te he tirado cables porque eres mi mejor amiga y es duro ver cómo tu amiga se lo tomo como una afrenta. ¿Por qué no veis el programa como un equipo que trabaja para que todos lo pasemos bien? ¿Por qué no dejáis de ver enemigos?".
Y cierra con un lastimero: "Hay cosas que duelen mucho". Tras esto, Mila, aupada en su desproporcionado orgullo, solo se inclina a medias: "Pido perdón a mi mejor amigo, pero no al presentador". ¿Cómo se puede tener tan poca autocrítica y empatía? ¿Cómo se puede ser tan injusta? Querida Mila, ¡estás concursando y te embolsas 25.000 euros semanales! ¡Basta ya! Es indecente tu actitud. ¿Y eras tú la que decía que habías pasado hambre y que no tenías ni para pagar la luz? ¿En serio? Es muy decepcionante. Mucho. Pero ahí no se queda el memorable descargue de Jorge Javier. No, no, siéntense que vienen más curvas. Y sinuosas e intrincadas.
El caso de Alba Carrillo es digno de estudio. Esta chica no se aclara y es una montaña rusa emocional. Desquicia por minutos. Les resumo porque yo también tengo un guirigay que no me aclaro. Se enfada a muerte con Mila porque esta la intenta ayudar a salir de ese bucle en el que se encuentra -y que no es otro que querer abandonar porque cree que fuera pasa algo y es necesaria-, se mete en el baño a llorar como una descosía y, una vez frente a Jorge Javier, suelta la mundial con el rímmel corrido y los sentimientos en la boca. Jorge le pregunta "¿cuándo vas a dejar de ir en tu contra?", ella responde, con un hilo de voz, la mayor burrada que he oído en los últimos tiempos: "Me sorprende que aquí haya psicólogos y psiquiatras y no estén viendo lo que me pasa".
Boooom. El presentador abandona el tono meloso y conciliador y lanza su estocada. Qué digo, entra a matar mientras Alba se pone a porta gayola -por seguir con el símil taurino-, toda chula y desafiante: "Hasta aquí, Alba, se acabó. No te voy a consentir que eches mierda contra la gente que hace este programa. Por ahí no, lo siento. Si estás tan mal, ten la vergüenza y la decencia de irte a tu casa ahora mismo, pero pagando la indemnización". Y sigue soltando fango unos minutos en esa línea mi querido y admirado Jorge. Brillante, sublime, excelente. Qué noche la de este jueves, Jorge. No sé lo que cobrarás, pero si tu jefe me está leyendo, le digo: Anda, por favor, súbele el sueldo.
Bueno, hasta aquí. Han pasado otras cosas esta noche, pero es que... ¡qué grande es Jorge!, ¿os lo había dicho ya? Prometo que otro día escribo sobre los demás.
Expulsado: El Cejas
Nominados: Alba, Pol Badía y Gianmarco
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