Cada día creo menos en el amor. Corrijo: cada día creo menos en ese amor televisado que suma ceros en la cuenta del banco a cada carantoña o recuerdo prefabricado que se esgrime. A cada emoción sacada a crédito. Ay, la de intereses que siempre se cobra el banco. ¡Menudos son ellos! El programa La isla de las tentaciones es el claro ejemplo de la cosa que hay que ver por la televisión cuando decides dejar la mente en blanco, disfrutar de lo vacuo, de lo absurdo, de lo que se sabe mentira pero tu otro yo trabaja por convertirlo en verdad. Ojo, y pese a la vergüenza pública, diré que me estoy enganchado. Qué digo, ¡vivo pegado a la tele!
Porque, sí, no nos engañemos. La isla esta de las tentaciones y de la desvergüenza; de la promiscuidad, la deslealtad y la infidelidad más cruenta es eso: telerrealidad que consumimos con la gula de los necesitados de emociones frescas y rápidas. Yo este martes estoy en shock. ¡Ha habido más cama que nunca! ¡Más besos que nunca! Y sí, más declaraciones de amor que nunca. Te amo, te adoro, pero me morreo con este y aquel. Ya saben, la carne. He sufrido dolorosamente con Ismael y la deslealtad -qué leches, cuernos aquí y en Pekín-, que le ha puesto su pareja, Andrea, con su 'nueva ilusión', Óscar.
Ay si esas sábanas hablaran. Lo que no se puede negar es que ha habido un rítmico movimiento durante unos minutos que hacía que, vaya cosas, la sábana se elevara, puñetera casualidad, justo por la altura de la zona íntima de Óscar. Esa Torre de Pisa ha habido quien la ha identificado rápidamente, pero no seré yo... ¡Qué no, de verdad! No lo tengo confirmado... me falta una llamada... Va, va, va, sí, era su miembro viril el que se dejaba entrever. ¡A mí no me engañan! Ni a mí, ni a media España en Twitter. Redoble de tambores: ¡primera escena de sexo en el reality! Vale, sí, cada cual pone el valor donde quiere y como quiere, pero un acto de ese calibre... ¡es sexo aquí y en Pekín! ¡Observen la sábana!
Ay, Ismael, no hay derecho a pasar por lo que has pasado. Claro que ya se veía venir tras los besos de Andrea con Óscar -ojo, Ismael no se ha quedado parado; todo lo contrario, pero, de momento, ha puesto límite-, tras esas miradas... "Viendo cómo besa, en la cama tiene que ser un diez", opina, a la vez que reconoce: "Mi suegra no se fía de mí, me llama arpía". Anda, anda, ya será menos: ¡te tiene manía claramente! Vamos, seguro Andrea, que tras La isla de las tentaciones os reconciliáis y sois una piña. Hazme caso.
Y en plena confesión con Estefanía -otra chica de la que su suegra ha de estar orgullosísima-, desliza, entre susurros de deseo: "¿Por qué no viene ya? Me estoy poniendo cachonda, me apetece besarle". No, no se refiere a Ismael, sino a Óscar. Todo muy coherente, como ven. Y qué me dicen de ese momento en que le han puesto las imágenes a Ismael... Cómo se encogía, cómo miraba al infinito, cómo se tapaba la cara de puro espanto, de pura vergüenza pública. Ha dicho algo así como "no puedo ver esto" y se ha levantado y echado a andar hacia la playa. No, no se ha marcado ningún 'Christofer'. Pero, ay, cuán honda es la pena. ¡Cuánto dolor, Dios! Tanto como el que padece mi Christofer.
Ella tan laxa en cuanto a según qué cosas. Qué tía más hipócrita y cínica es esta Fani. Arrasada por las lágrimas, se atreve a esgrimir de Christofer: "Yo pensaba que se cabrearía, sí, que se tomaría como una venganza mi tema, pero verlo así de mal..." Claro, maja, no hay nada como lamerse las heridas con más daño. Y añade, toda ella: "No me arrepiento porque me ha salido del corazón, pero voy a cerrar mis sentimientos para no ver sufrir a Chris por mi culpa".
"De momento, tengo un novio; Rubén es solo un amigo especial", suelta la menda. Qué considerada, ¿verdad? Agárrense los machos para lo que viene un segundo más tarde. Entre tanto, Christofer se deshace: "No sé cómo ha podido hacer eso, con lo que hemos luchado. Yo ponía la mano en el fuego y no me quemaba. Necesito hablar con ella para que me explique por qué lo ha hecho. Vale, te gusta, vale, pero no lo hagas aquí. No así, ¡por qué! Nunca me habían puesto los cuernos y menos delante de España". Ay, mi Chris. Que sepas que me conmueves y que la única tía leal y sensata que tienes a tu lado es Generis. Te da buenos consejos y no (solo) busca llevarte al catre.
En otro orden no muy lejano, Fani tiene su primera riña de enamorada con su Rubén. Es lo que tiene el amor, que te llega y que te llega. Ella le pide respeto y sensibilidad; él le dice que le gusta a raudales. "¿Qué más soy para ti?", termina preguntando Estefanía con la voz aflautada y deshecha de deseo. "Creo que te he demostrado que me gustas y que me importas", le dicta él casi al oído. A ella, hups, se le pasan las tinieblas y, mirando a cámara, reconoce, arrobada: "Me ha dicho que yo le gusto y me ha encantado".
Y mientras, el damnificado pulula como alma en pena: "Me tiene que explicar muchas cosas". Y cuando ya lo ve todo a través de esa pantalla de Ipad, suelta, derrengado y destruido, hecho un despojo humano: "No me lo creo, se va a dar un golpe muy duro. Muy duro. Para mí eso no es amor. Ya no me lo creo. ¡Estoy tan decepcionado! Ese chico no la va a querer como la he querido yo, ni la va a cuidar. No va a trabajar pico y pala como yo por el carácter que tiene. No la quiero ni mirar a la cara. Ha acabado para mí". ¡Ojalá sea verdad, Christofer, ojalá sea... Joder, acabo de caer en que en la actualidad siguen juntos. Esto me recuerda a esos tiempos que se otorgan en la relación y que solo quieren decir eso de disfrutemos de unos meses de libertad y luego nos seguimos dando amor renovado.
Pues eso. A ver, para terminar. He sufrido mucho con Álex y su primera hoguera de confrontación con la maléfica y fría de Fiama. Ella lo ha humillado cruelmente y creo que el programa debería haber tomado medidas. Ese desapego y -casi- ese odio con el que ha hablado ella de él me ha dado escalofríos. ¡Más! José es un tipo íntegro; en realidad, junto con Christofer, el único que hasta el momento no ha hecho ninguna tontería. ¡Ni tampoco su pareja, Adelina! Olé por ellos. Me encantan tanto como me adormecen, pero hay que valorar la fidelidad en tiempos tan extraños. Y Gonzalo... solo me despierta repulsa, como cuando le ha dicho en una fiesta a su ligue, Katerina: "Es que mueves las tetas muchísimo y me mareo". En fin, a la hoguera, pero de verdad.
[Más información: La isla de las tentaciones, ¡ese paraíso de los cuernos! Fani, Christofer y el vídeo prohibido]