Juro por Dios que cada domingo que pongo Operación Triunfo lucho por que me apasione, ¡deseo tanto que me atrape! ¿Ustedes se acuerdan de esas ediciones tan pasadas como gloriosas en las que no hacía falta promoción? Arrasaban sin parangón. Se atisbaba más autenticidad, más verdad. Y lo que ha pasado con este concurso, lo reconozco, me despierta mucha pena. Que me perdonen todos esos responsables que lo levantan y lo hacen posible, pero, ay, es que me duermo...
Y es literal. El reloj marca las doce de la noche y la cabeza casi parte el teclado del golpazo. No sabría, entre el sopor, buscar culpables. Yo miro a los concursantes y digo 'qué pereza' y hago lo mismo con el presentador, y esgrimo 'claro, pobre hombre, bastante hace'. Y me refugio en el jurado y... me echo a llorar. A Natalia Jiménez (38) no la soporto, Nina (53) ya no es lo que fue... y de los demás, cáspitas, no sé sus nombres. ¿Dónde reside el problema, la debacle de Operación Triunfo? A mí me pasa que lo pongo y no siento, que espero, que fuerzo los sentimientos... y no me llega nada. Nada de nada.
Que quede claro, Dios, que yo me esfuerzo cada semana, pero nada. Me incita a apagar la tele. Y eso es malo, muy malo. He consultado en esta noche a siete fuentes, ¡siete! Y todas coinciden en lo mismo: el programa solo conoció un despunte similar a sus inicios, el que vivió a Amaia (21) y Alfred (22). En los demás casos, solo ha conocido la cuesta abajo y sin frenos. La noche se debatía en una expulsión: la de Nick o la de Maialen. A ver cómo explico esto: ella, impecable en su actuación; él, penoso. Patético.
Continúo sin entender cómo nadie le ha explicado a este chico que imitar, remedar, ridiculizar a Michael Jackson no es algo baladí. Que tú puedes ponerle tu intención, que sí, que siempre será buena y positiva, pero siempre harás el ridículo. Es como si, para que me entiendas, querido Nick, me ponen a mí a cantar ópera o a hacer karate. ¿Me entiendes, verdad? Pues eso. Ese cuerpo minúsculo, enclenque, que se lo lleva fácilmente una ráfaga... ¡imitando algo tan grande! Pelín patético. Repito, y solo replico lo que se piensa: ¿este es el fin de Operación Triunfo?
Porque no queda ahí lo cuestionable y polémico, lo fatuo y, por qué no, lo vacuo. ¿Qué me dicen de ese amor prefabricado entre Samantha y Flavio? ¡Por qué se esfuerzan! Ojo, ¿y ese romance falso que protagonizan Anne y Gérard? Que dejen de crear expectativas absurdas, que no nos lo creemos. Que Flavio no está en el mercado de Samantha, ¡solo Gérard conoce el amor de verdad! Está enamorado de Anne, solo hay que ver cómo la mira, cómo le canta, cómo la agarra... Me encantan y, oye, guardando las distancias me recuerdan a David Bisbal (40) y Chenoa (44)...
Igual que digo esto, digo lo otro: ¡cuánto feeling veo entre Bruno y Nia! Porque él sabe cantar, sí, pero bien podría ser cualquier otra cosa en la vida. Sonríe y se abre un socavón en el mundo, ¡se sabe guapérrimo y despliega esa sonrisa con la que no existen problemas, todo es un prado algodonoso! Bruno... es que, Bruno querido, ¡como si no cantas! Te pasa como a Javi y Rafa, que los veo cantar y me pierdo... Mucho, y eso me hace preguntarme, ¿soy yo un buen crítico de televisión? Cada día tengo más dudas. Mientras rumio esta idea me pongo Bad Girls, la canción que han entonado mi Bruno (y Nia)...
Ah, tengo que hablar de Hugo antes de irme. No sé quién te ha aconsejado, amor, que te presentes a OT y que te tiñas de rubio... cámbiate de identidad y vuelve en un tiempo. ¡Demasiados Justin Bieber (25) hay en el mundo! Por cierto... Nina, casi ni se te oye... ¡quién te ha visto y quién te ve!
Expulsado: Nick
Nominados: Anajú y Javi
Favorita: Samantha
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