Pocos pueden discutir que el gran fenómeno televisivo de los últimos meses en España ha sido La isla de las tentaciones. Las infidelidades, el morbo e incluso la emoción han estado presentes en otro de los grandes aciertos de Mediaset. Sin embargo, haber visto a sus concursantes flirteando con otras personas o sincerándose con sus parejas no significa que este reality haya mostrado todas sus interioridades.
Un buen ejemplo de ello es Susana Molina (29 años). La ganadora de la decimocuarta edición de Gran Hermano llegó a La isla de las tentaciones junto a Gonzalo Montoya (28), otro concursante que pasó por la casa de Guadalix. Sin embargo, el paso por este último programa fue una prueba demasiado dura para su relación sentimental que se vio interrumpida de manera abrupta.
Con todo, Susana ha vuelto a ser noticia en los últimos días, y no solo por los mensajes que parece haber cruzado con Gonzalo tras su paso por La isla de las tentaciones, sino por la revelación que hizo en su canal de Mtmad en relación a un asunto de salud: "En algunos medios digitales se ha hablado mucho sobre mi ansiedad y en algunos de los casos no se ha dicho la verdad, por eso me apetece ahora sentarme y hablar bien del tema". Y vaya si lo ha hecho. Nada menos que dos vídeos ha dedicado a este tema.
"El tema de la ansiedad siempre me ha traído bastantes problemas. Hablaba de ello como un agobio antes de que me pasara esto y cuando me pasó ya me di cuenta de que era un problema. Es una enfermedad bastante complicada, porque hasta que identifican lo que te pasa y te ponen un tratamiento… Los temas psicológicos son complicados", valora.
Punto de partida
El origen de este problema lo data la propia afectada en "una noche de verano, en una discoteca. Me encontraba mal porque tenía las defensas bajas. Hacía mucho calor, estaba con Gonzalo y mi excuñada, cómo me cuesta decirlo, y les dije que me iba al coche. Menos mal que ella me acompañó. De camino empecé a encontrarme supermal y, no sé por qué, decidí ir al baño. Allí me desmayé. Dice mi madre que hice como las ballenas cuando se van a morir, alejarse del grupo. Entré en el baño de los chicos porque no había nadie. Fue bastante traumático porque cuando desperté Gonzalo estaba llorando y yo tenía sangre en la boca. Me desmayé dos veces, los porteros me sacaron del baño y me llevaron a Urgencias".
El relato de Susana continúa, ya con el hospital como escenario: "Notaba que Gonzalo me ocultaba información, porque le veía muy nervioso y que no quería que yo estuviera delante cuando él hablaba con el médico. Me dejaron ingresada para hacerme bastantes pruebas y, tras mucho insistir, logré que Gonzalo me contara toda la verdad: había convulsionado, me había meado encima y me había quedado con los ojos en blanco. Las pruebas demostraron que no era un ataque epiléptico, sino que se debía a un episodio de tensión baja".
Como era de esperar, este traumático episodio dejó secuelas en forma de miedos en la protagonista: "Si llego a coger el coche en ese momento podría haber matado a alguien. Al pensar eso cogí mucho miedo a conducir; no podía ducharme sola, ni ir de compras. Si no estaba con gente de muchísima confianza pensaba que me podría volver a pasar. Iba a sitios pero no lo disfrutaba, mi cabeza no estaba allí. Me preocupaba perderme cosas".
Lamentablemente, todos esos augurios no se quedaron en paranoias, sino que Susana volvió a tener un ataque de ansiedad bastante importante: "Me fui de compras sola, aunque era un suplicio. Sentía que me desmayaba y fui a buscar rápidamente a mi excuñada que, ante todo, es mi amiga". Ese fue el detonante que llevó a la murciana a contar públicamente el infierno que estaba atravesando, lo que dio pie a comentarios y titulares de todo tipo, algunos demasiado alarmistas.
Sin embargo, esa decisión también tuvo una consecuencia positiva: "Se me llenó el móvil de mensajes de chicas de mi edad a las que les pasaba exactamente lo mismo y ahí fue cuando me dijeron que tenía una ansiedad de caballo. Empecé a investigar sobre el tema y vi que realmente era eso lo que me pasaba. Mi fallo fue no acudir a un psicólogo para tratarlo, integré la ansiedad en mi vida como si fuera algo normal. Siempre estaba con Gonzalo, por tanto no había problema porque él me daba ese punto de calma".
Ahora, la murciana está pasando por uno de los procesos más difíciles, ya que debe enfrentarse a ese problema sola: "En junio me vine a vivir a Sevilla sola, sin Gonzalo. Ya no está él para tranquilizarme, no puedo ir de compras, ni coger el coche… Llegado a ese punto me planteé dos cosas: tratarme con un profesional o afrontarlo yo sola, por cojones. Hice esto último y la verdad es que me funcionó. El único proceso que me cuesta más es viajar sola. Pese a que me pasa cada vez menos, voy a tratarlo con un psicólogo, porque no tiene sentido vivir con esto".
Tras toda esta experiencia y, a pesar de haber optado por otros caminos, Susana no duda en entonar el mea culpa y mandar una recomendación a otras personas que pasen por lo mismo: "En resumen, no hagáis lo que yo, buscad a un profesional para tratarlo en cuanto tengáis la mínima duda y decidlo sin vergüenza porque es una enfermedad que cada vez tiene más gente", finaliza.
Razón no le falta a Susana Molina, ya que la ansiedad es uno de los síntomas más recurrentes en el estrés, un problema de salud que ya afecta a unos 12 millones de españoles. Como bien dice la exconcursante del reality, lo más recomendable es ponerse en manos de un profesional para aprender a controlarlo a partir de un tratamiento terapéutico.
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