Después del programa del martes marcado por las críticas de Pablo Motos (54 años) a la gestión de los políticos en general y a Pedro Sánchez en particular, El Hormiguero volvió a la senda habitual este miércoles, con una mayor presencia del humor y el entretenimiento. Sus dos invitados se prestaban a ello: Ernesto Sevilla (41) y Daniel Guzmán (46).
No sabemos si porque la ración del día anterior ya había sido suficiente, Motos regresó en su monólogo a dar consejos a los telespectadores para sobrellevar el confinamiento: "Quería hablar de la culpabilidad. Estos días no te permites estar contento del todo, parece que si te sientes algo más feliz, te sientes culpable, ya que piensas que no eres solidario. Esto no soluciona nada. Lo primero que puedes hacer para ser útil a los demás es estar bien tú, tienes que crear la mayor armonía posible y expandirla. No es fácil, pero hay que intentarlo. No está en nuestras manos lo que pasa fuera, pero sí el llevarlo de otra manera", explicó.
Por si no había quedado claro que el programa iba a tener que ver poco con el del día anterior, tras el corte publicitario, el propio Motos, Marron (40), El Monaguillo (46) y Luis Piedrahita (43) experimentaron uno de los consejos del presentador para sentirse mejor: dejarse caer de cara en la almohada de una cama.
En buena compañía
Después de ese hilarante momento, llegó el turno de la entrevista a Ernesto Sevilla, quien está pasando el confinamiento solo con su perro Elvis, al que no dudó en mostrar en cámara. Algunas de las anécdotas que le están sucediendo en los últimos días al humorista manchego tienen que ver con sacar a pasear a su mascota: "Mantengo la distancia con la otra persona, pero de antes, no de ahora. La gente con los perros les gusta pegar la hebra, están deseando hablar contigo. Me preguntan siempre la raza. Hay una cosa que me fastidia bastante y es que le confunden con una hembra. Saludan antes al perro que a ti. Y dicen ‘qué guapo’ y es al perro, no a mí". Sobre si Elvis está amaestrado para hacer algo, Sevilla dijo rotundamente que no, "lo que hace es que me mira como juzgándome, no sé si es un truco".
En ese momento, y tras unos problemas de conexión, El Monaguillo contó que hace un directo con Ernesto Sevilla a la semana en Instagram, cada jueves a las 19 horas, lo que dio una pie a que el invitado contara el mayor ridículo que vivió durante su infancia: “A mí me gustaba la más guapa de la clase, por entonces no me comía un colín, no tenía mucha suerte con las mujeres. Me armé de valor para pedirle salir, estuve como 15 minutos. Se lo pregunté y me dijo sí. Como un gilipollas respondí “gracias” y de repente me salió una pompa en forma de moco de la nariz. Al rato mandó a una amiga, ni siquiera vino ella, a decirme que no íbamos a salir”.
Por su parte, Pablo Motos quiso saber si seguía con sus aficiones iniciales del confinamiento: la cocina y la limpieza. "Lo de limpiar se me ha ido pasando. Al principio lo hacía con esmero, ahora parece que tengo el Diógenes. Hoy he comido pollo, nada espectacular, pero este fin de semana voy a hacer gazpacho manchego, Piedrahita me dijo una vez que es el único plato que tiene el mismo aspecto que cuando lo vomitas", explicó entre bromas.
Pero eso no es lo único a lo que dedica su tiempo: "Estoy tratando de pintar las paredes del pasillo, estoy haciendo dibujitos". Ni corto ni perezoso, Sevilla cogió el portátil y mostró sus verdaderas obras de arte. "Sabía que dibujabas bien, pero es extraordinario", le alabó Pablo Motos.
Después de preguntarle por su afición al cine y cuáles eran las peores películas que había visto, el momento estelar llegó cuando en el plató quisieron saber si había hecho videollamadas con sus amigos para emborracharse: "Hago como tres a la semana con los amigos. Para la gente como yo, que nos gusta mucho estar en la calle, esto del confinamiento es durillo, las videollamadas son como mi metadona. Sí que me he disfrazado, una vez de Spiderman. Cuando apagué la cámara me metí en la ducha llorando".
Nuevo proyecto
La siguiente entrevista de la noche también comenzó con cachondeo: "Estamos con Robinson Crusoe, de todos los que hemos entrevistado durante el confinamiento eres el que tienes más aspecto de confinado". Daniel Guzmán encajó con humor las bromas sobre esto antes de comentar que "me ha pillado en mi casa, estaba a punto de comenzar el rodaje de mi tercera película. Por sentido común, decidimos pararlo".
Motos quiso saber si este proyecto se iba a dilatar tanto en el tiempo como su anterior película: "No sé si soy vago o detallista, digamos que soy cabezón. Nada más terminar la anterior estoy con esta y llevo como 83 versiones, sin exagerar". La temática la explicó el propio director: "Mi siguiente película habla de la mentira como forma de sobrevivir y la picaresca, de tres canallas que salen adelante gracias a todo esto. La idea es autobiográfica. Los personajes son auténticos, voy a coger actores no profesionales, salvo dos excepciones. Ya lo entenderéis".
Después de esa explicación, Trancas y Barrancas quisieron saber cuál es la mayor mentira que ha dicho Daniel Guzmán: "Yo no he mentido nunca, así que… Tiene una frase el protagonista de la película que dice 'Digo tantas mentiras que ya no sé cuándo digo la verdad'. Ese soy yo. Los movimientos de cejas, de los ojos y cierto comportamiento corporal es indicativo de no estar diciendo la verdad en muchos casos. Como buen mentiroso que soy, hablo mucho, pero según dicen es mejor hablar poco".
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