La segunda gala de la octava edición de Masterchef ha sido una de las más tensas que se recuerdan en la historia de este formato culinario. Y es que los aspirantes del talent no han destacado precisamente por su buen hacer en los fogones.
Ya en la degustación de las elaboraciones de la primera prueba se mascaba la tragedia con la sentencia de Jordi Cruz (41 años): "Si estos platos os definen, no os quiero conocer". Una crítica a la que se unía Samantha Vallejo-Nágera (50) calificando algunos de los platos como "infantiles y demasiado pretensiosos".
Quien sí brilló al comienzo del programa fue la invitada estelar: Tamara Falcó (38), ganadora de Masterchef Celebrity 4, volvió a las cocinas del programa para animar a los aspirantes y aportarles su experiencia: "Me hace toda la ilusión volver a pisar las cocinas porque yo aquí hice una pequeña familia y la verdad es que os echo de menos", confesaba visiblemente emocionada.
Tamara tuvo la oportunidad de reencontrarse con su 'amado' Jordi, quien confesó que la exconcursante y él a veces hablan por teléfono. Sin embargo, atrás queda el tonteo que ambos protagonizaron en la edición Celebrity, pues en esta ocasión la socialité ha preferido fijarse en Andy, el concurante que aspira a ser como ella: "Mira que soy un hombre tranquilo, pero me he puesto nervioso cuando has entrado, no me lo podía creer", confesaba él, que le ha dedicado su elaboración con el empalagoso nombre 'Andy y Tamy'.
En la prueba de exteriores, los concursantes se han trasladado a la localidad malagueña de Frigiliana para conocer la única fábrica de miel de caña de Europa. Allí, los dos equipos capitaneados por Adrienne y Rosa -las dos mejores de la primera prueba- tuvieron que elaborar un menú para 100 comensales. Durante todo el servicio se evidenciaba el desastre del que sería el equipo perdedor.
El trabajo de los aspirantes decepcionaba enormemente al jurado, que decidía poner en la palestra a todo el equipo de Adrienne: "Vais los ocho a la prueba de eliminación. Todo estaba malo y mal servido. Innumerables fallos y no hay ni un solo comentario positivo de los comensales".
Pero el duro veredicto no convencía a Iván, uno de los concursantes damnificados, que no dudaba en mostrar su desacuerdo y enfrentarse al jurado con una actitud soberbia que ha causado un gran enfado de los tres jueces.
La misma actitud desafiante han mostrado otros compañeros de Iván, como Saray o Jose Mari, que se han ganado buena parte de las críticas de los espectadores por su falta de humildad.
Con estos antecedentes, la audiencia ha lamentado la decisión final de los jueces en la prueba de expulsión. Y es que han acabado pagando justos por pecadores y, ante dos desastrosas elaboraciones, Jordi, Pepe y Samantha determinaban que serían dos las aspirantes en abandonar las cocinas de Masterchef: Adrienne y Mónica han sido las expulsadas de la noche, un veredicto que algunos internautas han calificado como injusto teniendo en cuenta que, aunque sus platos no fueron los mejores, sí mostraron una actitud bastante más adecuada que otros aspirantes.
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