Las comparaciones han existido desde que el mundo es mundo. Y mucho más en la televisión, en ese circo de egos nunca suficientemente alimentados. Cuando se produce un relevo de presentadores en un programa, ahí van, vamos, como buitres, a buscar la comparación. El fallo, el error, o a subrayar quién lo hace mejor. Así somos. Que se lo digan a Emma García (47 años) cuando sustituyó a Toñi Moreno (47) al frente de Viva la vida. A la pobre le cayeron por todos lados.
Este blog lo quiero centrar en La isla de las tentaciones y sus dos presentadoras titulares hasta la fecha, Mónica Naranjo (46) y Sandra Barneda (44). Aquí hay mucho de lo que hablar y valorar. Mónica cayó de pie en La isla: era un programa nuevo y los espectadores lo devoraron, con Naranjo incluida. Se lo bebieron todo con fruición. Y con Tentaciones 2, más de lo mismo. Sí que es cierto que los primeros días la gente en Twitter extrañaba a Mónica y decían que lo hacía mejor que Barneda, pero aquello se apagó pronto.
Sandra tiene su estilo propio, y Mónica el suyo. Que es cierto que Mónica era más expresiva -sobre todo con la cara- y que se la notaba más implicada a veces de lo que debiera, sí. Que Sandra ha sido más fría, una dama de hierro televisiva en toda regla, también. Pero no pasa nada: cada una con su carácter. Decía Sandra antes de partir a República Dominicana que sabía que las comparaciones iban a existir: "Compararnos es normal, pero cada una imprime su personalidad, su color y su energía. Ni Mónica es como yo ni yo jamás sería como Mónica, es evidente".
Muy cierto eso que dice. Para mí ha pasado la prueba con nota y con creces. Sandra se ha metido al público en el bolsillo. No hay sido fácil, pero lo ha conseguido. Ha dado lo que se le ha pedido, ni más ni menos. Hay que recordar que ser presentadora de ese tipo de formatos implica más observar lo que pasa y dejar hablar a los demás; tampoco hubiera sido de recibo tener a una Sandra acaparando un protagonismo excesivo.
Puntualizar que Sandra partía con una ventaja que podría ser inconveniente dependiendo de cómo se vea: es un rostro muy asociable a los realities de la cadena. Ha presentado formatos como Supervivientes y Gran Hermano VIP, en su versión debate. Y también presentó los debates de Tentaciones 1. Algo que se puede entender como una ventaja sobre Mónica -experiencia en la materia-, pero que puede tornarse en inconveniente si se tiene en cuenta que hay quien lo entiende como 'acercar' el mundo Supervivientes y Gran Hermano a un formato, La isla, que nada tiene que ver con esas tramas.
Yo pienso que la cadena ha hecho un relevo inteligente: Sandra es un valor seguro y entiendo que Tentaciones no ha querido innovar en exceso en cuanto al perfil de presentadora. A veces, no arriesgar da seguridad. Barneda ha estado en su sitio, aunque sí es verdad que ha habido momentos concretos en los que he echado en falta una palabra balsámica, un gesto empático. Sí, puede que se haya pasado de aséptica, pero tenemos que entender que ese es el perfil que se le pide. Además, sinceramente, si hubiera mostrado esos gestos, ¿no lo habríamos criticado igual? ¿No la habríamos, incluso, tachado de mostrar favoritismo?
Me consta que la cadena está más que contenta con Sandra Barneda, y Tentaciones 3 ya está grabado, también con Barneda. Habrá que ver cuál es el recorrido más allá del programa grabado. Ojalá haya nuevas entregas. La televisión es muy efímera, y la memoria de los espectadores, frágil. Con Tentaciones 4, si existe, nadie se acordará de Mónica Naranjo. El debate será otro, si, por ejemplo, eligen a Lara Álvarez (34) para sustituir a Sandra.
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