La referencia de la generación del futuro, la que quiere ejecutar a la vieja política, ya no es La bola de cristal, sino Barrio Sésamo. La diferencia entre un programa infantil y otro es similar a la que se encontraba entre Podemos y PSOE, es decir, entre el comunismo y la socialdemocracia. En la pelea a cuatro por el centro, Espinete (Barrio Sésamo) es hacer diana: ¿a quién entregarías tu voto, a los creadores de la bruja Avería o a un erizo rosa?
“La que os escribe es vuestra hija, la misma que lloraba cuando terminaba Espinete”, redacta -hasta en dos ocasiones- la edulcorada protagonista de la carta que el partido de Iglesias ha utilizado como reclamo para captar el voto extranjero. Persona o personaje, "Esperanza" escribe a sus padres para decirles que ha decidido votar a los morados, porque le han devuelto eso, la esperanza en la política.
Esperanza -remake de la niña de Rajoy- trabaja en Londres porque aquí no encontró empleo como investigadora en biología molecular: ahora votará por el cambio
Hasta esta misiva de "Esperanza", La bola era santo y seña de los creadores de Podemos. Pablo ha llegado a decir que es "su patria". Porque algunos de ellos también crearon el programa, junto con Lolo Rico. La carta describe a una mujer de clase media, con estudios universitarios, nacida hace treinta años y ocho meses en el seno de una familia acomodada, que no se resigna a abandonar sus sueños, que ama su país y que está dispuesta a pelear para no renunciar a sus principios.
Si esto lo aprendió en alguna parte, no fue con Espinete, que nunca le oímos decir: “Si no quieres ser como estos, ¡lee!”. “Esperanza” -remake de la niña de Rajoy- trabaja en Londres porque aquí no encontró empleo como investigadora en biología molecular. Votará por el cambio, para que el I+D+I esté más protegido que los banqueros que han arruinado al país.
La bola de cristal fue un invento de Lolo Rico, que estuvo en pantalla desde octubre de 1984 a junio de 1988. Cuatro años abriendo grieta en una parrilla tan complaciente y condescendiente con el público infantil como la de la actualidad. Cuatro años todos los sábados, de once a una, disfrutando de un medio público en sus años con menos censura y más libertad de expresión. A los pocos meses de clausurar La bola, el segundo Gobierno de Felipe firma la aprobación de las televisiones privadas y en poco tiempo los ritmos y los formatos de la pública se desvelan como deficitarios: se entregan a copiar la rentabilidad de las privadas.
Hablar para tontos
Frente al modelo que respetaba la inteligencia de los jóvenes a los que se dirigía, el erizo rosa prefería los discursos aproblemáticos y los conflictos despolitizados, con tramas costumbristas y asuntos alejados de la controversia social. Espinete fue el protagonista, durante la segunda, tercera y cuarta temporada (entre abril de 1983 y abril de 1988, casi 280 capítulos), de la versión española del producto estadounidense Barrio Sésamo. Ambos programas coincidieron, pero ahora se decantan por uno.
Carlos Fernández Liria, filósofo y uno de los guionistas del programa, vinculado a Podemos, reclama mensajes realistas para los jóvenes, como asegura hará con su libro ilustrado sobre la guerra civil en contestación al de Arturo Pérez-Reverte. “Los jóvenes pueden reflexionar como los adultos y hacerse cargo de los mensajes políticos”, explicaba a este periódico para señalar que reciben ese tipo de trato no por ingenuidad ni prudencia.
Frente al modelo que respetaba la inteligencia de los jóvenes a los que se dirigía, el erizo rosa prefería los discursos aproblemáticos y los conflictos despolitizados
En lo único que coincidieron ambas fórmulas en los ochenta fue en la parrilla. No hay en la boca de Espinete una crítica al sistema, una actitud de rebeldía, unas gotitas de malestar político. Nada que perturbe la tranquilidad de la merienda. Mientras un programa “adoctrinaba” a los niños, el otro los empanaba en confort y Nocilla, vuelta y vuelta.
Regeneración televisiva
El periodista Jacobo Rivero, autor de Asaltar los cielos, ha estudiado la formación del grupo político y destaca la referencia intelectual de La bola de cristal en los orígenes del mismo. “Era el ejemplo de la creatividad que se sale del orden establecido. Generó una narrativa muy presente en intelectuales vinculados al programa y al partido, como Carlos y Santi”, asegura.
Lolo Rico y su equipo pretendía una regeneración de la experiencia televisiva, que las cosas fueran “de otra manera”. Rivero recuerda de niño la sensación de contenidos sugerentes y sorprendentes, así como un absoluto respeto “hacia los de mi edad”. De hecho, algunos de los músicos y presentadores que actuaban también se han mostrado a favor de los morados, como Santiago Auserón, Kiko Veneno o Pablo Carbonell. Alaska, no.
Junto a Fernández Liria y Carlo Frabetti, el tercer guionista del programa fue Santiago Alba Rico, filósofo, en las filas del partido desde hace un año, hijo de Lolo Rico, autor de Leer con niños (Literatura Random House), con más de 150 guiones del programa al que llegó con 24 años y creador de Amperio Felón, personaje favorito de Pablo Iglesias.
La patria de Pablo
En octubre de 2015, en el quinto programa de Otra vuelta de Tuerka, Pablo Iglesias entrevista a Alba Rico y lo presenta: “A nuestro invitado de hoy le debo yo, y buena parte de mi generación, unos cursos de EGB en marxismo inigualable. Si como decía Rilke “la patria es la infancia”, mi patria es La bola de cristal”. La de “Esperanza”, no.
Alba Rico, “un maestro de marxismo para niños”, comenta las referencias literarias, políticas y filosóficas que se filtraban en los guiones del programa infantil, desde Bertolt Brecht a Swift, sin olvidarse de Marx: “Nadie imaginaba que había ahí detrás un montón de locos marxistas”, responde a Iglesias.
A nuestro invitado de hoy le debo yo, y buena parte de mi generación, unos cursos de EGB en marxismo inigualable. Si como decía Rilke la patria es la infancia, mi patria es 'La bola de cristal'
La derrota cultural de la izquierda, explica Iglesias, ha sido no haber vuelto a construir un producto que se definiera y defendiera contra la hegemonía del discurso oficial. La cultura de la Transición hizo del consenso un rodillo normalizador de la desmovilización política y antidisidencias: sí, La Movida. “La corriente politizada, marxista y perdedora de aquellos años es la que hoy aparece más fresca frente aquel movimiento de renovación estética, que huele bastante a moho”, asegura en la entrevista Alba Rico, contra la cultura cañí.
Adiós a la libertad
“Émbolos, rotores y bujías, soy el misterio de la economía”, la bruja Avería se le acaba de aparecer en la nave del edificio de la Bolsa a Isabel Amper, la electroduende ministra de Misterios y Finanzas, mientras espera a uno de sus amantes. Amper ve la luz, se “rebobina de pasión” ante la propuesta de la sacerdotisa del capital: “Manejo cifras y datos y engaño a los humanoides gilivatios. Te nombraré mi sacerdotisa y nos distorsionaremos de risa. Hay que fundirlos de prisa”. En el capítulo aparecerá Kiko Veneno cantando la surrealista No adivino nada. “¡Por orticón, saticón y bilicón! ¡Nadie sabe cómo detener la inflación!”, termina gritando la bruja.
El filósofo reconoce al líder de Podemos que La bola se benefició de un margen de libertad inesperado y, probablemente, irrepetible. Recuerda que, bajo la dirección de Calviño, RTVE atravesaba unos márgenes de libertad muy grandes. Que se acabaron en el año 1986, “con la segunda legislatura del PSOE”. Y llegaron Los mundos de Yupi, en todas sus acepciones. Por edad, el personaje o persona de “Esperanza” con quien coincide es con Yupi. En clave política, un producto cultural mucho más cercano a PSOE, PP o Ciudadanos.
Puede que las exigencias del guion hayan obligado al núcleo irradiador de Podemos a enterrar La bola de cristal, junto con el resto de referencias marxistas en el discurso del partido, como se puede ver en la película de Fernando León de Aranoa. Lo que, en aras de la credibilidad, las exigencias del guion no pueden permitirse es que “Esperanza” llore con el final de los capítulos de Yupi. O con los titiriteros.