La polémica ha invadido las redes por el coleccionable La Aventura de la Historia, que tiene como atractivo la entrega de cincuenta figuras de Playmobil que pretenden representar distintos personajes históricos. Nada, en realidad, que no hayan hecho esos muñequitos desde que se llamaban 'clicks' y los comercializaba Famosa. Por eso, sorprende que no haya una sola mujer entre los 50 que componen la colección. La editorial mantiene silencio sobre el asunto, mientras que Playmobil España se ha limitado a informar en su cuenta de Facebook de que "el contenido de los libros de Planeta DeAgostini ha sido determinado por la agencia licenciataria y está sujeto a su libertad editorial, Playmobil sólo emitió la licencia". Además, recuerda que la marca ha estado siempre atenta a los cambios sociales, que con sus figuras juegan tanto niños como niñas, y que tienen muñecos masculinos que cuidan bebés y otros femeninos que son "médicos, bomberas o piratas".
Desgraciadamente, nada nuevo bajo el sol. En 2014, Lego se vio en la "obligación" de sacar una serie limitada de figuras de científicas, tras las críticas recibidas por el sexismo en los roles femeninos de la serie Lego Friends. Unas críticas que se hacen extensivas, también, a Disney por su renuencia a sacar figuras de iconos como Rey, la protagonista de la última entrega de Star Wars, o la Viuda Negra, de los Vengadores.
Y eso que, en el caso de la colección de Planeta DeAgostini y Playmobil, hubiera sido muy fácil incluir un número suficientemente representativo de mujeres sin recurrir a cuotas ni forzar la historia. Las limitaciones sociales, económicas y educativas hacen que sea imposible establecer una relación paritaria en la nómina de personajes, pero ¿ni una sola entre 50? Por si se plantean algún cambio, éstas podrían ser posibilidades sencillas, reales y fáciles de hacer con las figuras y accesorios con que ya cuenta Playmobil.
En el caso de la colección de Planeta DeAgostini y Playmobil, hubiera sido muy fácil incluir un número suficientemente representativo de mujeres sin recurrir a cuotas ni forzar la historia
La colección comienza en la prehistoria, donde estudios recientes (como los de la profesora de la Universidad de Granada Margarita Sánchez Romero) señalan que proyectar en nuestros más lejanos antepasados nuestros roles de género es un error. Para muchos especialistas, las sociedades de cazadores/recolectores hacían un reparto de tareas ajeno al mero criterio del género. Por cuestiones físicas, es posible que sea muy atrevido hablar de una Cazadora Prehistórica (figura número 1), pero nada indica que no pudiera existir una Guardiana del Fuego (2).
Si hablamos del Antiguo Egipto, no sería nada extraño incluir una Gran Faraona (5) o, más exactamente, una Reina Faraón como Hatseput, otra posible como Nefertiti u otra ya decadente como Cleopatra. En cuanto al Olimpo griego, ya que la colección obvia a los grandes dioses como Zeus para optar por Poseidón (7), ¿qué tal si en su lugar optáramos por Palas Atenea, diosa de la guerra; Afrodita, del amor, o Gea, la que acabó dando nombre a todo nuestro planeta?
Hay estudiosos que piensan que, en el mundo celta, las mujeres tenían una gran autonomía, y de hecho podían llegar a ocupar roles equivalentes a los masculinos. Así, podría haber existido una Druida Celta (11), e incluso guerreras como Boadicea (o Boudica), quien encabezó la rebelión contra Roma de las tribus britanas en el siglo I. Desde ese punto de vista, una Soldado Bárbara (12) tampoco habría sido un despropósito.
La Edad Media luce barba, pero eso no quiere decir que no existieran mujeres muy importantes en determinados momentos, como Leonor de Aquitania (que fue reina consorte de Francia o Inglaterra) o guerreras como Juana de Arco, que podría haber sustituido a alguno de los tres Caballeros de la colección (17, 18 o 20). Y en el caso español, entre finales de la Edad Media y comienzo de la Moderna tenemos varias para escoger, aunque Isabel la Católica parece la elección más evidente.
Desde luego, no puede faltar Pocahontas en cualquier relación de iconos de los nativos norteamericanos (30, 31). Y en cuanto a los monarcas de la Edad Moderna, representados por el Rey Sol (41), aquí no desmerecería haber optado por la reina Isabel I de Inglaterra o por la zarina Catalina la Grande, dos mujeres que dejaron una huella muy profunda en la historia europea.
Con la llegada del XIX y el XX, la cosa no mejora. El Sabio Científico (46) es, por supuesto, un hombre con aspecto que recuerda a Einstein. Nada habría chirriado si en su lugar estuviera Marie Curie, que llegó a obtener dos premios Nobel, u otras figuras como Ada Lovelace o la matemática Mary Sommerville. También tenemos una aviadora, Amelia Earhart (48) y una Astronauta, Valentina Tereshkova (49). E incluso, hasta podríamos tener una Aventura del Futuro (50), por más que, al parecer, aún haya quien sigue albergando dudas sobre ello.