Aquí el soliloquio de un converso. Jesús Aparicio-Bernal, 88 años, discurso de locomotora y audífono, dice que fue falangista durante el franquismo porque era lo único "que no era de derechas". Jefe nacional del Sindicato Español Universitario -entre 1957 y 1962-, director general de RTVE antes que Suárez. Lo llamaban "el Niño Jesús de Fraga": "La Transición la hicieron mis amigos", dice, tan pancho, como quien comenta que el domingo fue al cine. Después se alejó de la política porque le agobiaba la "disciplina" y se dedicó a quitarse viejos lastres, viejas verdades asumidas.
Es un insólito rebelde -aunque no le gusta esa palabra- y ha experimentado el viraje total: desde el nacionalcatolicismo que mamó al ateísmo en el que ahora milita. Acaba de publicar No te lo creas (Laetoli), un libro donde -nos perdone Nietzsche- vuelve a matar a Dios.
Es un libro que contradice las verdades fundamentales de la religión católica, a pesar de que yo fui educado en la religión católica y durante un cierto tiempo, incluso, dando por buenas las enseñanzas recibidas, estuve considerando la posibilidad de dejar los estudios civiles e ir a estudiar a un seminario. Es decir, que yo me creí, efectivamente, que hay una vida eterna. ¡Claro! Y me parecía lógico que si es verdad que hay una vida eterna, pues… habría que trabajar para esa vida eterna, ¿no? No para conseguir posiciones importantes en la vida terrenal, que era breve y que desembocaba, en el mejor de los casos, en la eterna. Esas fueron mis inquietudes iniciales, lo que pasa es que la vida es afortunadamente compleja y a medida que fue pasando el tiempo y fui leyendo más cosas sobre los temas religiosos, empezaron a aflorar en mí las dudas respecto a la veracidad de las historias que nos contaban.
Me encontré con algunos libros que me hicieron reflexionar e incluso que me sedujeron. Por ejemplo, un artículo de William Clifford sobre la voluntad de creer. Lo que él llamaba la “ética de la creencia”. Clifford sostenía que no se puede creer nada sin haberse convencido previamente de que era verdadero. La verdad es que yo me adherí absolutamente a esa tesis, porque para que tú creas una cosa tienes que haberte convencido previamente, ¡por eso la crees, porque estás convencida…! Lo que no puedes hacer son actos de fe. Que alguien te cuente algo, que no te dé pruebas y que tú lo aceptes… que es lo que hacemos todos los que estamos sometidos a la educación católica.
Que a mí la educación católica no me parece mal tal y como se dispensa ahora: tiene sus ventajas, pero de eso a creer todas las historias que nos han contado y que sintetizan en los dogmas de fe… ¡por eso el libro versa sobre los dogmas de fe! Son las verdades que definen la doctrina católica. ¡Verdades reveladas por el mismo Dios…! Dios a alguien le ha contado determinadas cosas. En fin, el cristianismo en general hizo suyos los libros sagrados de los judíos, es decir, la Biblia se compone ahora de Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Hasta un momento determinado, se entendía que había que decir dónde y a quién le había revelado Dios esas verdades, ¿no?, pero en el concilio ecuménico… del Vaticano, sí.
Yo tengo 88… o sea que estoy a dos de los 90. A veces se le olvidan a uno las cosas que más sabe, ¿sabes?, cuando va cumpliendo años. Pues lo que te decía: que se aprobó el dogma de la infalibilidad del Papa. Entonces el Papa cada vez que habla ex cátedra definiendo algo en materia de fe y costumbres, se supone… bueno, se supone no, dice el Concilio, que está inspirado directamente por el Espíritu Santo. Y que, por tanto, es verdad y no se puede discutir lo que dice el Papa. Eso ha subvertido el reglamento de la revelación divina de los dogmas de fe. Ya no hace falta que los haya dictado Dios a alguien. Claro: nunca ha dictado Dios nada a nadie (ríe).
Si Dios fuera, de verdad, tan infinitamente bueno e infinitamente justo… ¿cómo iba a decir, en esos pasajes…? Decía, por ejemplo, que si tu hermano, o tu hijo, o quien fuese, te incitaba a adorar a un dios que no fuese Yahveh, no sólo no le hagas caso, sino que apedréale, mátale, tal. Y si la hija de unos cristianos se prostituyera… joder, la condenaba también dios a muerte. Declaraciones de este tipo que son incompatibles con la suprema bondad predicada de Dios.
¿Que hasta cuándo seguirá viva la religión católica…? Mira, pues la religión católica es de las pocas que subsisten. Ya ha habido cientos de religiones, por no decir más de cientos, y todas han ido falleciendo, porque la civilización ha acabado con todas. Es decir, no se pueden creer estas historias. Dicen que dios se comunicaba, según la Biblia, con pueblos analfabetos que vivía en lugares desérticos… ¡ya es raro que Dios eligiese esos pueblos para contarles cosas, lo lógico es que hubiese elegido a gentes cultas que hubiesen podido enterarse, verdaderamente, de lo que se les decía…! (Risas). Einstein decía que la Biblia no es la palabra de Dios, sino un conjunto de historias respetables pero no creíbles. Y esa es la tesis que yo considero válida.
Mira, el Génesis decía que dios creó al hombre y a la mujer. Y luego se le olvida que dice que ha creado a la mujer y dice otra vez que le sacó una costilla a Adán, que la rellenó de su carne y que se la presentó como una mujer para que no estuviese solo, Adán. Como ves, el Génesis es machista. La Biblia es machista (risas). Todo estos son cuentos que se le ocurrieron una vez a alguien… ¿que si la Iglesia sigue siendo machista? Sí, claro, por supuesto, las mujeres no pueden ser sacerdotes, y no sé por qué, ¿no? Y, ¿sabes dónde se revela el machismo de la Iglesia? En la manía, en la obsesión que ha tenido la Iglesia por la virginidad de la Virgen. Yo en el libro cuento cómo nació la idea de la “virgen” por una mala traducción del griego. Pero aparte de eso, el dogma dice que la Virgen fue virgen siempre, antes del parto, durante el parto y después del parto.
Decía Santo Tomás de Aquino que si la Virgen no fuese siempre virgen, correría peligro la fe de los cristianos. Pero es una tontería, porque si la Virgen… como parece que hizo, hubiese cumplido su deber conyugal y no se hubiese abstenido de realizar el acto sexual con su marido, sino que hubiese sido una sola carne con él, que es lo que el matrimonio pretende que la mujer sea… pues el Evangelio dice: primero, que Jesús tuvo hermanos. Y los evangelios citan a los hermanos de Jesús por sus nombres. Luego hay otro que dice que José no realizó el acto conyugal hasta después de nacer Jesucristo… lo que está claro es que los evangelios tienen una manía tonta: la Virgen hubiese sido igual de santa si hubiese tenido relaciones sexuales, ¡que las tuvo! Claro que las tuvo. Tuvo cuatro hijos y varias hijas. ¿Todos con José, me preguntas…? (Risas). Todos con José, eso sí (risas). No puedo sostener que tuviera relaciones con otros, aunque no me hubiera parecido mal.
La religión católica no es verdadera. Ninguna religión es verdadera. Todas las religiones son inventadas por los hombres. El miedo es el que ha hecho la religión, y todos los dioses. Mi libro está condenado al fracaso, porque la mayoría de los católicos prefieren no leer lo que ataca a su religión, y habrá muchísimos que no quieran leer un libro que interpretarán como un ataque. Pero estoy dispuesto a asumir la parte de fracaso que me corresponde, para cumplir lo que yo he creído que es un deber cívico, que es contarle a los hombres la verdad acerca de las religiones.
Esta sociedad sigue siendo fundamentalmente católica, porque es lo que a la mayoría nos enseñan, incluso hay asignaturas obligatorias de religión. ¡La gente cree lo que le dicen…! Es que la religión prohíbe una serie de cosas que son naturales, y esas prohibiciones nadie las acata. Cuando yo era joven, el llegar virgen al matrimonio era importante sobre todo en las mujeres, porque había un reproche social a quien no lo hacía. Ahora ya eso no existe. Ahora ya las mujeres pues hacen lo que quieren con sus amigos, sus novios, y es lógico, porque es una tendencia natural. Y es una cosa muy bonita que no se puede manchar, como han hecho las religiones. Y nadie, ninguna mujer cree, que por el hecho de haber tenido relaciones sexuales con diversas personas, vaya luego a ser repudiada o rechazada… sino que, por el contrario, yo creo que ahora lo contáis y le decís a la persona con la que vais a hacer pareja: “Mira, pues yo estuve con no sé quién...”. Y a nadie se nos ocurre pensar que eso está mal. La religión se está extinguiendo, otra cosa es que se diga “si Dios quiere”, o se rece a los santos…
Me preguntas si observo alguna herencia franquista en esta época. Pues yo creo que eso ha desaparecido más deprisa que la religión, ¿eh? Yo creo. Era un contrasentido en un mundo en el que el gobierno democrático de los países es dogma de fe, ¡eso sí que es un dogma de fe! Y además, no atacable. Efectivamente, los hombres tienen que ponerse de acuerdo para gobernarse. Yo he vivido el franquismo. Yo fui lo que se llamaba Jefe Nacional del SEU, el sindicato obligatorio para los estudiantes universitarios. Yo dejé de decir “obligatorio” y pedí que se dijera “automático”. En un Estado corporativo como era el franquismo… el franquismo consideraba que el Estado era un conjunto de corporaciones. En los sindicatos estaban encuadradas todas las ramas de la producción. Y en la universidad todos los estudiantes estaban encuadrados en el SEU.Yo les explicaba a los estudiantes y a los jefes de distrito: el SEU era el reflejo público de la existencia de los estudiantes. Era para que los estudiantes existiesen para la política.
En las facultades, pues elegíamos a los delegados… y, bueno, fue otra cosa. Dejó de ser un sindicato falangista y empezó a ser una parte de la estructura corporativa del Estado. Pero claro, alguien podía haber intentado construir un Estado corporativo democrático, ¿eh? Yo casi lo intenté, pero no hubo manera, porque cuando había elecciones, todo el mundo quería hacer trampas, y las elecciones se convertían en designaciones… yo lo dije en el Consejo Nacional estérilmente, ¿sabes? Bueno. Pero ya no queda ningún residuo del franquismo. Al contrario. Nos acusan, a algunos, de haber fallado… y mira, este libro ya será la puntilla. Una persona que fue inicialmente un dirigente franquista de uno de los ámbitos más delicados, que es el de la enseñanza universitaria, y ahora intenta revelar que ha llegado al descubrimiento cierto de que ninguna religión es válida… (risas). Y escribo un libro titulado No te lo creas… (risas). Será la puntilla, pero bueno. Creo que tenía la obligación de no callarme lo que llevo tiempo pensando. Y lo que he dicho a mis hijos, y a todo el mundo que me ha querido escuchar: no te lo creas.
Me dices que el recuerdo de la Transición ha pasado de ser algo modélico y aprobado por todos a ser muy cuestionado, especialmente por integrantes de la nueva política, como Podemos. Pues mira, a mí la Transición me pareció muy bien. De hecho, la Transición la hicieron gente de mi SEU. Es decir, Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa, Jesús Sancho Rof, Juan José Rosón… que ha muerto ya, desgraciadamente, porque era una persona listísima. Vamos, tan lista, que consiguió que ganáramos Eurovisión con Massiel después de haber quitado a Serrat, que se peleó porque quería cantar en catalán y que ahora, por el contrario… está cambiando de idea… (risas). La Transición la hicieron gente que pensaba lo que yo. La Transición la hicieron mis amigos. Yo me había ido de la política. Ya no quise participar más, porque me parecía que la política te obligaba siempre a estar en una disciplina… y yo no he sido nunca de ningún partido político.
Fui falangista. ¿Por qué fui falangista durante el franquismo? Porque no había otra cosa que no fuera de derechas absolutas. La Falange no era de derechas, pretendía hacer una revolución social, por eso me apunté yo. Yo preparaba cátedras universitarias, por eso me nombraron jefe del SEU, porque era un falangista que además preparaba cátedras… Y a mí la Transición me pareció que era la mejor manera de salir del franquismo e ir a un estado democrático, ¡y lo ha sido! La Transición estuvo bien. No le gustará a Podemos… bueno, los de Podemos es que son comunistas, y el comunismo… pues es un error. No es democrático, no es de recibo en el mundo actual, ¿sabes?
Por la monarquía, me preguntas. Bueno, ninguno éramos monárquicos, y sin embargo, ahora nos hemos convertido en monárquicos. La monarquía en un país como España está bien. Está bien porque mantiene una estructura imparcial al frente del Estado. El Rey ahora y el Rey antiguo no han tomado partido por ningún partido, como es obvio, que es lo que les corresponde hacer, y además son los principios a los que debe ajustarse la monarquía. Hombre, el que sea hereditario es discutible, pero no excluye… que pueda ser una institución válida. El país que más ha acertado desde el punto de vista político es el Reino Unido, y en el Reino Unido nadie piensa abandonar la monarquía. Es una estructura en parte decorativa y en parte arbitral. Y ese es su valor. Es bueno que haya un árbitro. Aquí, el 23 de febrero funcionó. Y está funcionando en general. A mí no me parece mal. Me parece casi indiferente. Pero es un cierto factor beneficioso en política.
¿Que si llegará la Tercera República…? Puede llegar. No se sabe. Me dices que va un poco unido “religión y monarquía”. No tiene nada que ver… pero insistes: que si la Edad Media y el poder de Dios caía sobre el Rey… vale, han sido ideas que han estado unidas. La monarquía española ha sido católica y su misión era extender el cristianismo por el mundo… la conquista de América tenía como objetivo el cristianizar a los pobres indios, etc, etc. Pero yo creo que hay que intentar desunir la idea de que la monarquía tiene que ser católica. Le puede perjudicar a la monarquía sus pasados intereses católicos… puede ser, puede ser.
En España, en este momento, están muy diseminadas las ideologías políticas. Realmente las ideologías son más bien un lastre, porque en general están todas equivocadas. Las de izquierdas están equivocadas… y las de derechas están igualmente equivocadas. Encima las de derechas mezclan la religión con la política y tal, y las de izquierdas… eh… tienen una vaga idea de hacer un reparto de la riqueza que es imposible. Eso es lo que, al parecer, sostiene Podemos. No hay manera de repartir la riqueza. No puedes regalarla: la riqueza hay que ganarla. ¿Que si yo soy un rebelde, me preguntas…? Yo soy un inconformista. Sí, señorita. Un inconformista total.