Conxita Grangé, superviviente catalana de los campos de exterminio nazis, ha fallecido este martes en Toulouse (Francia) a los 94 años, según ha informado el Amical Ravensbrück. La entidad la ha recordado como una "resistente y luchadora antifascista" que dedicó su vida a dar testimonio de lo que sucedió en los campos de concentración "para que no se vuelva a repetir".
"Su lucha contra el fascismo y el olvido es un ejemplo para todos. Nuestras políticas de memoria tienen que estar a la altura de su legado", ha escrito en Twitter la consellera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella.
Grangé nació en 1925 en Espui (Lleida) en una familia de ocho hermanos, aunque debido a una enfermedad de su madre a los dos años la llevaron a casa de sus tíos en Toulouse, donde vivió hasta la Guerra Civil española (1936-1939), cuando la familia se trasladó a Cataluña para luchar al lado de la República.
Junto con su tía Elvira Ibarz y su prima María Castellón, que murió pocas semanas después de la liberación, Conxita hizo de enlace de los maquis y los guerrilleros antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial. El 24 de mayo de 1944 las tres mujeres fueron detenidas por los milicianos de Pétain tras un tiroteo en su casa, donde tenían escondidos a algunos miembros del 14º Cuerpo de Guerrilleros.
Torturada en Berlín
Fueron interrogadas, torturadas y enviadas en tren al campo de concentración de Ravensbrück, al norte de Berlín. Las tres mujeres entraron allí el 9 de septiembre de 1944.
Cuando Ravensbrück fue destruida por la aviación aliada, los soldados nazis hicieron caminar a Conxita y Elvira —María había enfermado y la habían llevado a Bergen-Belsen— hacia Berlín junto con otras mujeres. Muchas murieron por el camino.
A la mayoría las mataron los nazis antes de huir para no dejar ningún testigo. Conxita y Elvira, sin embargo, se salvaron, y cuando finalmente encontraron a los soldados aliados éstos las trasladaron a París. María murió a los pocos días en un hospital de la capital francesa. Conxita Grangé se estableció finalmente en Toulouse y se casó con José Ramos Bosch, un antiguo guerrillero catalán.
A lo largo de su vida, Conxita recibió muchas condecoraciones: la Legión de Honor del gobierno francés, la Medalla al Mérito Nacional, la Cruz de Guerra, la Medalla de la Resistencia y la Medalla Militar. La mujer, que acababa de cumplir 94 años el 6 de agosto, dedicó buena parte de su vida a explicar su experiencia a los escolares y mantener viva la memoria de las mujeres deportadas.