La quietud y tranquilidad se han esfumado del Palacio de Liria este jueves; a los lienzos de Rubens, Goya, Tiziano o Velázquez ya no los contemplan únicamente los miembros y empleados de la Casa de Alba. Las puertas de la mayor colección de arte privada de España se han abierto al público, al pueblo, que llevaba años husmeando el complejo a través de las verjas y los arbustos. Ahora, por 14€, pueden realizar un apresurado recorrido de una hora por los lujosos salones de la residencia.
Todos sus tesoros, desde el histórico último testamento de Fernando el Católico hasta el retrato más emblemático, el de la XIII duquesa de Alba, se muestran ahora en una suerte de contexto museístico. Ese patrimonio artístico ha sido el principal reclamo de los primeros visitantes del palacio, como María José y Miguel Ángel, de 61 y 64 años respectivamente: "Queríamos ser pioneros y hemos vivido otra historia, una que no se cuenta", comentan a este periódico al término de la visita, sorprendidos especialmente por los documentos expuestos en la biblioteca.
Los mexicanos Álex von Borstel (54) y Ramiro Valencia (42) llevaban años aguardando este tour por los salones del Palacio de Liria. "Es mucho mejor de lo que nos imaginábamos, tienen unos cuadros extraordinarios, que no se pueden tasar, pero nos ha llamado especialmente la atención todo lo que tiene que ver con América, como la relación de los hombres embarcados con Colón en el descubrimiento del Nuevo Mundo o el escudo de Moctezuma", dicen. Según ellos, la entrada es "barata para lo que se ve".
Pero el precio de la visita es uno de los temas más debatidos a la entrada de la residencia de los duques de Alba, donde un cartel avisa a los curiosos de que ya no hay tickets disponibles para lo que resta de septiembre. "Es caro", sentencia Marisol, de 67 años, a lo que sus compañeras Helena (75) y María Luisa (80), que ya tuvieron la fortuna de entrar en el palacio hace más de tres décadas, rebaten: "No es tan caro".
Los 14€ en taquilla o 12€ si es billete reducido —la compra online conlleva un incremento de 1€— son excesivos para Pilar (63) y Paco (70), apasionados de los rincones secretos de Madrid, quienes acaban de comprar veinte entradas —es decir, una visita completa—. Entrar a Liria cuesta lo mismo que visitar el Museo del Prado, solo que lo primero no puede superar la hora de duración y para lo segundo hay tiempo ilimitado y una colección muchísimo más amplia. No obstante, hay que tener en cuenta que el palacio es de propiedad privada y la pinacoteca de titularidad estatal.
También le parece cara la visita a Patricia, historiadora del arte de 23 años, la benjamina de la jornada, que define como "emocionante" el poder contemplar todas las obras en el contexto familiar de los Alba, y no como préstamos en una exposición. Natalia (49), Ángela (65) o María José (51), que lamenta la "mala iluminación" de muchos de los cuadros, comulgan con esta corriente que cree que el precio de las entradas es excesivo. Francisca (75), que llevaba cuarenta años preguntando cuándo le dejarían ver el edificio por dentro, termina el debate: "Si lo comparamos con lo que vale una caña, es barato".
Mucho arte, poco tiempo
Sobre lo que sí hay consenso es en cuanto a la escasa duración de la visita. Todas las personas consultadas por este periódico que han podido ver Liria en la mañana de este jueves coinciden en que una hora llega a poco teniendo en cuenta la cantidad de tesoros artísticos que hay en los salones. "La visita es muy corta, se va el tiempo volando", expone Laura (49). "Necesitaría días para poder apreciar bien todos los detalles y fijarme en todas las obras", lamenta María José, que entró en el primer turno.
"Es todo un poquito acelerado, va a haber que venir varias veces", dice Marisela Daniel, quien no se esperaba una pinacoteca de tanta riqueza. "No te da tiempo de ver otras cosas más allá de lo que te van diciendo con la audioguía", se queja Lucía (58), licenciada en Bellas Artes. "Comentan pocas cosas y se hace un poquito corto, se necesitarían mínimo 20 minutos más", opina Pablo (48).
El perfil del visitante de la primera jornada de puertas abiertas del Palacio de Liria podría dibujarse en torno al curioso que busca merodear por la residencia de unos nobles y el apasionado del mundo del arte que quiere contemplar obras maestras de grandes pintores de la historia.
Luego está el caso de María, una estudiante de 25 años que acaba de terminar un trabajo académico sobre la destrucción del edificio durante la Guerra Civil. Hasta este jueves y pagando, la Casa de Alba no le había facilitado el acceso al palacio: "Me dijeron que había un año de espera". Ahora, por fin ha podido verlo y recabado algún detalle que cree que le puede ayudar en la presentación. "Es como me lo imaginaba, tan esplendoroso... tienes todos los cuadros ahí y no puedes quitar la vista de ninguno", concluye.