La realidad siempre supera a la ficción. Sólo hay que mirar a España en mayo de 2020, que se parece a una novela de ciencia ficción con un virus dejando miles de víctimas y confinando a las personas en sus casas mientras se impone un estado de alarma que sólo habíamos visto en películas americanas. Eso es lo que le ha pasado a María Zaragoza, que en febrero recogía el premio Margarita Xirgú de guion radiofónico por una obra que anticipó a la crispación política que estamos viviendo por la crisis del coronavirus.
Es en estos momentos donde nuestros políticos sacan lo peor (o lo mejor) de ellos mismos, y fue esa la pregunta que se hizo la autora a la hora de concebir su trabajo: ¿podrán nuestros políticos ponerse de acuerdo en una situación de extrema necesidad para nuestro país y dejar su egoísmo a un lado? Lo que entonces nació como una pregunta socarrona, al hilo de un momento en el que se sucedieron varias elecciones en nuestro país, se ha convertido en una reflexión sobre la importancia de hablar, de tender puentes y de entendernos.
María Zaragoza confiesa a EL ESPAÑOL que la idea de Un candidato para el fin del mundo -que se emite este sábado a las doce de la noche en el programa 'La sala' de RNE y luego estará disponible en formato podcast- nació “viendo debates electorales”. “Tuve la idea en las elecciones autonómicas, y luego la concreté y empecé a escribirla viendo los debates de las primeras generales y luego me dieron el premio con las segundas generales… Y ahora se va a emitir cuando el tema está tan candente”, dice con sorna esta autora que quedó tocada al ver “cómo se atacaban los unos a los otros en los debates”. “Fue ahí cuando me pregunté qué pasaría en una situación extrema, si serían capaces de ponerse de acuerdo, y esa es la pregunta que acaba surgiendo toda la obra”.
En Un candidato para el fin del mundo esa situación la han provocado esos mismos políticos, no hay un virus, pero el dilema es el mismo, ver si esos políticos que a priori no tienen nada que ver “serían capaces de tomar decisiones para llegar al bien común que quizás les perjudicarían en su carrera política, y la casualidad es que esa situación extrema al final ha llegado”. Prefiere plantear preguntas a dar respuestas, porque cree que “la realidad nos está dando la respuesta” cuando vemos el ambiente de crispación de los telediarios o leyendo las noticias.
Lo que tiene claro, o prefiere ver el vaso medio lleno, es que en la crisis del coronavirus “todavía están a tiempo de ponerse de acuerdo”. “Soy una optimista, y creo que es importante que toda la gente que toma decisiones se abstraigan del rédito profesional que puedan sacar, que no piensen en colgarse medallas y que piensen en el bien común, porque cuanto más avanza esta situación crítica más necesario es que se pongan de acuerdo. Yo tengo confianza”, zanja.
Cuanto más avanza esta situación crítica más necesario es que se pongan de acuerdo. Yo tengo confianza en que lo logren
En toda esta crisis los pensadores y los artistas han debatido sobre si saldremos mejor o peor. Si el coronavirus nos enseñará algo o seguiremos igual de cainitas. María Zaragoza prefiere ser precavida: “Por un lado quiero pensar que aprenderemos algo de esto, pero me preocupa la crispación que se está creando, y casi prefiero que nos quedemos igual que antes de empezar esto y tomemos poco a poco decisiones inteligentes, porque creo que al final es más útil tomar decisiones de forma inteligente que de forma primaria”. Ojalá los políticos oigan su trabajo, se llamen por teléfono y se tiendan la mano. Quizás hasta se pidan perdón y se pongan todos de acuerdo para ayudarnos a salir de una crisis que ni siquiera la ficción pudo prever.