Dice Miguel Ángel Revilla que no sabe si será por la edad, pero que a estas alturas del partido le da igual aumentar su número de “amigos” poderosos -en tono irónico-, y que piensa arrancarse el último pelo de la lengua. “Me he quedado a gusto en este libro, es muy duro”, comenta, en referencia a Por qué no nos queremos (Espasa), una obra donde repasa la desafección de los ciudadanos españoles hacia su propio país, de la “pesadilla” del procés a la crisis del coronavirus, pasando por la corrupción, las puertas giratorias, la escasa credibilidad de los políticos, la lacra de las casas de apuestas, el drama de la despoblación rural o el comunicado del rey Felipe VI por el que renunciaba a la herencia de su padre y le retiraba su asignación económica.
Él recuerda nuestras bondades y nos anima a ser menos cainitas, menos autodestructivos: “Somos el país donde más vive la gente, el país más saludable, somos ya una potencia económica, no explotamos cuatro naranjas. Tenemos una balanza comercial favorable, exportamos más de lo que importamos, somos potencia deportiva -que es un síntoma de buena salud de la ciudadanía-, tenemos un sistema de sanidad excelente… ¿por qué tenemos tan mal concepto de nosotros?”, lanza.
En esta entrevista conversamos sobre los errores del Gobierno, la incapacidad política para llegar a consensos, el rey emérito como sombra de la vergüenza patria, el caso Marlaska, las responsabilidades del 8-M, el impuesto para ricos y otros tantos flecos de la actualidad.
¿Qué ha aprendido de usted mismo en este encierro? ¿Y de los demás -del ser humano, en sentido profundo-?
Bueno, a mí me cuentan hace medio año que los españoles íbamos a respetar el confinamiento de un modo tan estricto y no me lo creo: somos un pueblo que tiene fama de anárquico, de salir a reunirnos, de tomarnos un vino blanco, de pasear, saludarnos, confraternizar… somos un pueblo que está en la calle y eso es un rasgo muy positivo. Y, aun con eso, hemos sido ejemplares en estos dos meses y medio de confinamiento. ¿Cómo han aguantado los jóvenes…? Hemos sido ejemplares y solidarios, y se ha puesto de manifiesto el comportamiento vocacional de nuestro sistema sanitario.
Tenemos una clase política que no está a la altura del pueblo, ni en estos momentos tan duros. El ejemplo que están dando en el Parlamento me desmoraliza en comparación con otras etapas de la vida política española. Pienso en la Transición.
Ojo también al sistema primario, que se ha mantenido impoluto: si hubiera fallado, nos habríamos pegado tiros y no ha faltado jamás alimento, a pesar de ser un sector al que la UE le ha negado ayudas recientemente… No nos ha faltado de nada. Es de valorar. La primera necesidad del ser humano no es la sanidad, sino la comida. Por la comida se mata, por la comida huye la gente de otros países y salta muros. Si no hubiéramos tenido comida suficiente hubiera habido más muertos, atracos, asaltos… ha quedado de manifiesto, frente a los que quieren una economía liberal, que lo público tiene su importancia. Esas cosas sí las ha puesto de manifiesto el bicharraco este.
Dice usted en el libro que cree que la naturaleza es sabia e igual ha mandado este virus porque estamos sobrepoblados, y pone el ejemplo de sus amigos cazadores, cuando le dicen que hay superpoblación de conejos y llega la mixomatosis… a cargarse al 80%.
Este bicho desconocido, microscópico, que nadie le conoce porque hay que mirarlo con súperlupa ha conseguido ponernos en una situación de indefensión y ha conseguido lo que no han conseguido ni la Cumbre de París, ni el manifiesto de las Naciones Unidas, ni el de los científicos… no contaminar y cuidar el medioambiente. El bicho ha reducido el consumo de carbón y petróleo a la mitad.
Sin duda, debe haber algo que regule el sistema planetario. Yo soy aficionado a los programas de National Geographic y ahí se ve claramente que la extinción o la regulación de especies se produce cuando hay excesos: hay efectos correctores que la naturaleza pone en marcha. Hay un capítulo en el libro donde hablo de que vamos demasiado deprisa y tenemos que pararnos a pensar en vez de colonizar Marte y de volver a la luna: ¿por qué no cuidamos primero el planeta en el que vivimos?
Habla usted de que el modelo de consumir y producir con “avaricias desatadas” está obsoleto. ¿Se refiere al sistema capitalista?
El capitalismo tuvo su primer gran fracaso en la crisis del 29 y tuvo que venir un capitalista moderado que entendía que si no había actividad pública esto no funcionaba. Keynes. Puso en marcha la teoría de la participación de lo público en la economía. Quizás el capitalismo ha fracasado como sistema, pero el comunismo también.
Sí que esta crisis ha demostrado que el capitalismo puro y el liberalismo a ultranza no tienen viabilidad, pero yo soy partidario de un sistema mixto: una actividad privada en manos de un poder público honrado y de políticos serios que sean capaces de conjugar ese maridaje.
Ni creo en la sanidad pública absoluta ni en la privada absoluta: la privada es un complemento importante. Las empresas donde mejor están es en el sector privado, esto está claro, salvo aquellas que representan cosas imprescindibles para los ciudadanos, donde a lo mejor la iniciativa privada no tiene esa rentabilidad y es mejor que se gestione públicamente. Lo interesante es una economía social de mercado.
¿Cómo se explica usted que España sea, después de Bélgica, el país con más tasa de muertos por habitante por coronavirus? Usted en el libro habla de nuestra población envejecida y nuestro carácter sureño de tocarnos… pero, ¿qué más hay? ¿Ha fallado nuestro sistema sanitario o ha sido un problema de gestión?
Veamos: yo estuve en la manifestación del día 8, cuando creo que había 340 afectados y no sé si 40 o 50 muertos. Si nos fijamos un poco en el entorno mundial, vemos que aquí el pico de la pandemia ya lo hemos controlado, afortunadamente, no sé si habrá rebrote pero el bicho ya está frito, de momento. Ahora en Cantabria tenemos 59 personas afectadas y 8 hospitalizadas, pero hemos llegado a tener 600.
Mira EEUU. Mira países como Suiza, Luxemburgo o Bélgica, con esos porcentajes de infectados y muertos. Era una cosa imprevisible y la sanidad española sigue siendo la mejor del mundo, pero para lo que nos era conocido. Aquí hay muchas personas que van con el corazón de otro, con el hígado de otro, con la cadera de plástico… hemos eliminado la tuberculosis, la hepatitis C… y aquí hemos vencido al virus mientras que en EEUU aún no lo han hecho.
El primer fallo gordo fue este: en la primera reunión de presidentes por teleconferencia -ya hemos hecho doce-, Pedro Sánchez nos anuncia que, como no teníamos nada -guantes, desinfectantes, mascarillas, cacharros de oxígeno ni camas preparadas-, va a decidir que las autonomías no compren nada porque lo va a hacer todo el gobierno central. Durante 48h lo practicaron y fue un desastre. ¡La sanidad española está transferida…! Menos mal que se rectificó pronto y pudimos gestionarlo con más fluidez que el Gobierno de España. Una vez que ha tenido los medios adecuados, la sanidad española ha funcionado.
No soy partidario de hace sangre, lo fácil es hacerla, y estando en la oposición más, pero ahora hay mucho listo que dice que todo lo veía venir. No. No lo vio venir ni la OMS ni nadie.
¿Y cómo ve usted la investigación acerca del 8-M? El vídeo de Irene Montero del otro día, etc. ¿Cree realmente que tenían una información que no compartieron y que forzaron la celebración de la manifestación?
Yo no sé si lo sabían. Yo no tengo el coronavirus de milagro, porque ese día pude dar como doscientos besos. Y fui con mi familia, con mis hijas. No creo que el Gobierno lo supiese, porque no podrían ser tan insensatos, y todo por mantener una manifestación que ideológicamente coincide con planteamientos suyos, y con otros tantos también. No me atrevo a decirlo. Yo soy presidente de una comunidad autónoma y no tengo la información que podrían tener ellos. Claro que la oposición tiene que tirar al Gobierno a degüello, pero esto me parece imposible.
El Estado de Alarma prolongado, el caso Marlaska… ¿observa tics autoritarios en el Gobierno?
No me creo la versión de Marlaska, tiene toda la pinta de que intentó meter mano en el informe, es mi opinión… y es una grave intromisión en la medida en la que él ha sido juez, y un buen juez. Ese tema me huele mal. Creo que intentaron tener la información que se iba a dar a la juez que abrió el caso para que esa información favoreciese los intereses del Gobierno.
¿Cree que debe dimitir?
Yo que sé… ¡cada uno…! Cada uno tiene una manera de ver las cosas. Desde luego, yo nunca habría hecho una cosa así, y de haberla hecho, dimitiría. Él sabe de sobra que en una investigación reservada la guardia civil no tiene que dar cuenta más que al juez. Nunca se me ocurriría interferir en un proceso, ni a través de la guardia civil ni del juez, si falla eso, falla todo.
En cualquier caso, es un síntoma más de que la clase política no tiene nivel. Pienso en aquellos que estaban en la primera fila del parlamento democrático en la Transición: esa Dolores Ibárruri, ese Fraga, ese Calvo Sotelo, que habían tenido muertos familiares en la Guerra Civil y fueron capaces de ponerse de acuerdo, y ahora Sánchez y Casado, no… esta clase política se entiende a sí misma como una manera de dividir, muchos sin currículum y otros tantos, sin vocación, que es lo peor. Yo estoy aquí por vocación, no por ganar dinero, que podía haber ganado mucho dedicándome a otra cosa, pero dije mira, me voy a dedicar a la política porque quiero que Cantabria se llame Cantabria. Mi obligación es la ética.
No nos queremos, ya lo dice su libro. ¿Qué opina de los insultos entre Álvarez de Toledo, Iglesias y Espinosa de los Monteros?
Yo jamás he insultado a nadie. Soy una persona dura y crítica, y puedo decir que algo es “desmoralizante” o que es “una vergüenza”, pero también salí en defensa de Pedro Sánchez y me enfrenté a un ciudadano. Lo hago en la calle, cuando voy solo, porque yo no tengo guardaespaldas ni coches oficiales, y jamás se me ha llamado a mí al orden en un Parlamento, a pesar de que llevo cuarenta años como diputado.
Es un cinismo absoluto el que hay. España es un enorme país del que me siento orgulloso, pero los ciudadanos están desmoralizados por cosas así. No nos unimos ni mediante los símbolos, y un país que no aglutina a través de un símbolo como la bandera… ¡mal asunto! Algo habrá que hacer.
En el libro habla también del rey emérito, con mucha crudeza.
Claro, ¿cómo no van a estar los ciudadanos como están? Ya sabíamos que tiene una fortuna acumulada fuera de España, y está mal que la tenga, pero peor de esa manera. Encima el rey no tiene que dar cuentas, es inviolable… y eso es terrible. Los que tenemos que dar ejemplo son los que estamos en los cargos y en las instituciones, pero la gente ve una discordancia absoluta entre lo que se dice y lo que se hace. Entre lo que se predica y el ejemplo.
Yo tendré defectos, pero intento ser coherente. Vivo en un piso normal, podría tener un chalet como Pablo Iglesias, llevo cotizando en la seguridad social sede los 24 años… pero hay que ser coherente y no humillar al ciudadano con prepotencias. No quiero que los ciudadanos me vean por ahí y digan “coño, Revilla dice esto pero mira qué vida lleva”. No hay ejemplaridad, no la hay.
Ha pedido usted al rey Juan Carlos que done sus millones saudíes para la crisis del coronavirus. ¿Cree que Felipe VI podría estar haciendo más?
Mira que yo he tenido una gran imagen del padre, pero en este momento es una de las personas más lamentables que hemos podido tener, por mucho que hiciera el 23-F. Y ahora tengo una buena imagen del hijo, que no tiene esos deseos de dinero y mujeres que tiene el padre, parece un hombre serio. Cada vez que hablo con él lo pienso. Me llamó por teléfono el otro día y estuvimos una hora hablando. Qué opinas de esto, de lo otro. Está preocupado por la situación. Y él ha hecho el gesto de decir “no tengo nada que ver con mi padre”, que eso es muy duro. Tiene que hacerse una comisión de investigación y ver cuánto ha podido llevarse. Necesitamos, como mínimo, que ese dinero vuelva a España.
Yo admiro a los que hacen fortuna de manera legal, como Amancio Ortega en Zara. Luego veo tíos a los que les arruinan la vida por un delito fiscal de un IVA y tal y les persiguen hasta el último céntimo, y ¿este es el Jefe de Estado que hemos tenido? ¿Cuántos millones de euros se ha llevado? ¿Qué mérito ha tenido este hombre? ¿Tener un padre que era rey? Debería agradecer a los ciudadanos que admitamos este sistema tan antidemocrático y dar ejemplo.
Habla de las grandes fortunas legítimas. ¿Qué opina entonces del impuesto para ricos?
Desde el punto de vista ético, es muy planteable que los ricos paguen en función de lo que tienen. Es un impuesto justo, pero claro, tal y como está planteado el mundo, si pones en un sitio un impuesto distinto a los de otro sitio… ¡el dinero se te va! Existe libre circulación de capitales y lo estamos viendo en la propia España. Madrid tiene impuestos distintos a otros sitios donde tenemos que cobrar porque no podemos pagar los servicios. Madrid es rica.
Ahí están el 70% de las grandes fortunas de España. Y si pones un tipo impositivo distinto… queda bien, queda muy presentable, ¿quién se va a negar a eso?, pero la virtualidad de la recaudación que se ingresara es otra cosa. Hay que haber una gran inspección en España sobre un 22% que no tributa, sobre la economía sumergida, y eso es un gran esfuerzo que podríamos hacer. Impuesto de sociedades: ¿qué es lo desgravable y lo no desgravable? Las grandes empresas tienen grandes asesores fiscales y de ese teórico 20% que tienen que pagar acaban pagando el 4%.Yo empezaría por ahí, aunque me sumo a lo de las grandes fortunas.
En el libro alude a la gran separación de España por el procés y por el guerracivilismo imperante. Quería preguntarle: ¿usted es nacionalista cántabro?
No, yo soy profundamente cántabro y por tanto profundamente español. Soy regionalista, que es la antítesis del nacionalismo. Creo en mi región y en mi gran región, que es España. Soy un demócrata de verdad y no aplico cordones sanitarios a nadie, ni a Vox, que tiene sus votantes.
Al independentismo le dedica medio libro. ¿Qué aporta?
Bueno, es que esto no lo ha dicho nadie en España. Soy el único que ha apuntado por qué razón estamos en esta situación. Si un juez de Lugo no llega a descubrir, con desconocimiento de Mariano Rajoy, una cosa que se llamaba operación Pokémon -donde se aprecia como comisionista al hijo de Pujol, que iba a ser nombrado heredero- no habríamos llegado a este punto. Si no hubiera sido imputado, ahora el presidente de Cataluña sería el hijo de Pujol, no estaría Puigdemont fugado ni Junqueras en la cárcel y seguiría el estatu quo: robando un poco y apoyando al Gobierno de España.
Lo he estudiado mucho, estoy muy documentado. Es la clave del libro. Pujol padre tenía una sucesión dinástica, monárquica, pero la juez de Lugo y la aparición de las grabaciones truncaron su plan. Si lo hubiera sabido la juez de Lugo, la pobre, no sé si lo huyera hecho.