Bob Dylan cumple 80 años. El cantautor salió de su Minnesota natal en 1961 a la edad de 20 años con el objetivo de ganarse la vida en la escena folk de la gran manzana. Tan solo dos años más tarde se consagraba como una de las voces más importantes e influyentes de su generación. 

Desde entonces Dylan se ha sabido adaptar a cada década, pasando por distintos periodos que han tenido una profunda impronta en su música. Sin embargo, uno de ellos marcó un antes y un después en la vida del artista. El accidente de motocicleta que sufrió el cantautor en el año 1966 le separaría de su público durante tres largos años. Desde entonces se ha especulado alrededor de la naturaleza del desastre, sus múltiples incógnitas y las posibles motivaciones que pudieron provocarlo

Estas conjeturas han provocado teorías de todo tipo, que añadido al secretismo alrededor de la vida privada del artista y sus escasas declaraciones, solo han acrecentado el misterio de lo que ocurrió aquella fatídica mañana de viernes

Woodstock

El 29 de julio de 1966, Bob Dylan salía de su residencia en Woodstock, al norte de Nueva York. La tranquilidad de la zona había atraído al cantante que en el otoño de 1965 contraía matrimonio con la fotógrafa Sara Noznisky, más conocida como Sara Lownds. Dylan se recuperaba después de una gira mundial de 47 conciertos que le llevó desde Francia hasta Australia, presentando su último disco, Blonde on Blonde.

En enero del mismo año nació su hijo Jesse, un evento que cambió la percepción de Dylan, enfocándole en su reciente paternidad y buscando en la tranquilidad de su nuevo vecindario un lugar seguro en el que criar a sus hijos, disfrutar de otro tipo de aficiones lejos de la música y sobre todo escapar de la presión mediática, casi insoportable, que se había generado en los últimos años alrededor de su figura. 

El músico había desarrollado a lo largo de los años un interés por el mundo del motor, con una fijación en especial con las motocicletas cuyas imágenes aparecerían obsesivamente en sus canciones entre el 65 y el 66. Montaba en ese momento una Triumph T100, un modelo construido en Inglaterra con el tanque de combustible pintado en rojo y detalles metalizados. Sobre ella salió aquella soleada mañana de julio a recorrer los caminos que rodeaban la residencia de los Dylan. 

Un Judas eléctrico

La fría respuesta del público europeo durante su última gira mundial había agotado a Dylan. Desde hacía un año, noche tras noche el cantautor daba dos pases, uno acústico donde repasaba su catálogo más cercano al folk, y otro eléctrico en el que ataviado con una Telecaster aullaba frente al micro Just like Tom Thumbs blues, Tell me momma o Ballad of a thin man entre otras.

Cada noche cuando llegaba el segundo set el público se revolvía, gritaba e intentaba boicotear el concierto. En París una enorme bandera de los Estados Unidos colgada tras el escenario había provocado una invasión de la platea; en Manchester alguien gritó "Judas" al artista justo antes de interpretar Like a rolling stone, a lo que el músico respondió con un irónico "no te creo, eres un mentiroso".

La airada respuesta de parte del público a la electrificación de su música tuvo un impacto cada vez mayor en la salud mental del artista. El de Minnesota había firmado siete discos en cuatro años y sus canciones eran interpretadas por cientos de músicos en decenas de idiomas distintos. Solo habían pasado 7 años desde que abandonase su Duluth natal y Dylan ya admitía en una de sus canciones: "El dinero no habla, maldice".

El accidente

Striebel Road es una pequeña carretera repleta de estrechas curvas y rodeada de árboles. A medida que uno avanza el sol se deja entrever en el tapiz de ramas de los pinos y arces que guardan el camino. Solo rompen la monotonía los breves muros de piedra que aparecen y desaparecen a los lados y los buzones que salpican el camino con los apellidos de los vecinos de la zona. 

A medida que encaraba la recta que separaba las pequeñas localidades de Bearsville y Shady, el sol refulgía cada vez más en el cielo. Al cantautor le seguía su esposa en el coche familiar a cierta distancia, observando como la Trimpuh coleaba ascendiendo los caminos de Woodstock. Dylan no era un motorista al uso, las fotos de aquellos años le muestran agazapado sobre los manillares, con los talones de sus botas lejos de los pedales y muy cerca del suelo, como si quisiese sentir el asfalto con su propio pie.

Dylan quedó deslumbrado por el sol que se había abierto paso en un recodo, impidiéndole ver una mancha de aceite que se extendía sobre el asfalto. Las fuentes no son claras pero el cantante salió disparado desde su moto y quedó tendido sobre el pavimento al tiempo que su asustada esposa paraba en el arcén.

Un mar de incógnitas

Los acontecimientos que siguieron al accidente están llenos de conjeturas y dudas. Su mujer le recogió y acercó en su coche a la residencia de Albert Grossman, representante del cantante y hombre de confianza de Dylan en la última década. Ambos tomaron la decisión de no llamar a una ambulancia ni desplazarse hasta el hospital más cercano. La ausencia de altas médicas, partes de ambulancia o de lesiones amplían aún más el misterio de lo que ocurrió aquel viernes de 1966.

El representante decidió que la mejor opción era trasladar a Dylan a la casa de Ed Thaler, médico personal del artista. Allí pasó un mes entero en la segunda planta de la residencia del doctor, en Middletown, a 100 kilómetros de donde había tenido lugar el accidente. En este tiempo convivió con la familia del médico, recibiendo visitas los viernes de amigos y familiares; y compartiendo cenas en el salón familiar. 

Es casi imposible pensar que el mismo Dylan que giraba por todo el mundo entre el invierno y la primavera de 1966 pudiese dar un cambio tan radical. Quizás de alguna forma pudo encontrar en ese tiempo la paz que había abandonado en su Minnesota natal. Sin embargo, existen numerosas incógnitas alrededor del accidente, al que el cantautor en su biografía Chronicles solo dedicó unas escuetas palabras: "Tuve un accidente de moto, me hice daño y me recuperé".

Un enemigo público

La teoría de que podía haber sido una conspiración por parte de los servicios de seguridad americana, preocupada con el auge de la contracultura subversiva en el país, resulta plausible teniendo en cuenta el estatus que Dylan empezaba a tener entre la sociedad americana. El cantautor llevaba en el punto de mira de la policía federal americana desde 1963, tras la publicación de su segundo álbum The freewheelin' Bob Dylan. Su relación con Suze Rotolo, perteneciente al grupo de extrema izquierda Advance, precursor del Partido Comunista Americano, generó suspicacias entre el FBI.

La organización mantuvo en aquellos años informes que detallaban los movimientos de figuras como la de John Lennon o Woody Guthrie, y que tan solo hace unos años fueron desclasificados y abiertos al público. La preocupación por Dylan aumentó a medida que su fama se extendía y con ella sus apariciones públicas y discursos en la ya agitada vida política de los Estados Unidos de John Birch y la segregación racial. 

A esto se le sumaba la relación del cantautor con figuras de la contracultura americana como Allen Ginsberg, Norman Mailer o Pete Seeger. El último había sido censurado de los medios americanos y perseguido en el año 1955 por la administración de Eisenhower por su vinculación con partidos de extrema izquierda. Tachados de "antiamericanos", estos personajes discurrían por la vida privada y pública de Dylan, compartiendo escenario en mítines políticos o cócteles en las fiestas de la bohemia neoyorquina. 

El Dylan que había recorrido las calles de Washington en compañía del doctor Martin Luther King o Joan Baez no era el mismo de 1966. Blonde on Blonde, su último trabajo, que ocupaba las estanterías de las tiendas de discos desde hacía escasas semanas, marcaba un cambio de dirección de su carrera, que se acercaba más a la música popular al tiempo que se alejaba de proclamas políticas.

Refugio en la tormenta

La otra posibilidad que se ha manejado en los últimos años es la de que todo el accidente fuese una pantalla de humo para permitir a Dylan desaparecer del ojo público durante un periodo indefinido. Entre el verano de 1966 y 1969 se produjo un hiato en el que Dylan cambió de aspecto, voz y estilo en sus canciones. Durante su reclusión firmaría algunas de las letras más misteriosas del artista, como All along the watchtower I dreamed I saw St. Augustine.

A su retirada le siguieron John Weasley Harding, grabado en su casa de Woodstock junto con The Band, y Nashville Skyline, un disco enfocado al sonido country y en el que participaría el legendario Johnny Cash. Dylan parecía otro en la portada del disco, sonriendo a cámara, sujetando una enorme guitarra Gibson con una mano y levantando su sombrero a modo de saludo con la otra. Incluso la voz de Dylan se torna más nasal e impostada, como si de un cantante de vodevil de Nashville se tratase.

En los años siguientes, muy a pesar de los deseos de Dylan, su casa se llenaría de curiosos y fanáticos que intentaban hablar con el músico o verle, algo que empezó a preocupar al cantante alertado por las noticias de la Familia Manson en California.

La tranquilidad del hogar se vio aún más perturbada en agosto de 1969 cuando el Festival de Woodstock atrajo a medio millón de personas que reclamaban, en esa especie de confluencia hippie, un cambio para los Estados Unidos a través de "paz, amor y música", como proclamaba su cartel.

Autorretratos y fracasos

El último acto de escapismo del cantante tuvo lugar en 1970 con la publicación de un nuevo álbum, Self Portrait. Greil Marcus, el legendario periodista musical, titulaba su crítica del disco para la revista Rolling Stone con un premonitorio "¿Qué es esta mierda?"

Dylan hizo todo lo posible por generar una imagen que desagradase a su público, con largas canciones carentes de ganchos, ideas o letras imaginativas. Una sucesión de temas a medio terminar que usar como parapeto desde el que dejar escapar a toda una generación que llevaba casi una década idolatrando al cantante.

La reacción a Self Portrait fue tan negativa por parte de prensa y público que al cantante no le quedó más remedio que publicar tan solo unos meses después New Morning, devolviéndose a la carretera, que no abandonaría ya el resto de su vida. 

Ochenta años en la carretera

En cualquier caso Dylan supo regresar, metamorfosear de nuevo década a década y cumplir 80 años. Inmerso todavía en la gira musical más larga de la historia, el Never Ending Tour, que ha llevado al artista durante más de tres décadas por todo el mundo. Un motor incombustible que le ha permitido ganar un Premio Nobel, ganar un Óscar a la mejor canción original por Things have changed o versionar a Sinatra; manteniendo esa personalidad mística e inaccesible frente al público que todavía se pregunta: ¿quién es Bob Dylan realmente?.

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