El deseo juvenil de Joan Miró se lo escribió por carta a su amigo Ricart: llegar a “ser un catalán internacional”. El poeta Pere Gimferrer, especialista en el pintor y escultor, ha escrito que este deseo fue alcanzado en una dimensión no abarcada anteriormente por ningún artista catalán. Miró fue capaz de vincular lo onírico con la dimensión de lo real, “ha sido esencial en la configuración del espíritu de nuestra época”, precisamente porque ha reivindicado lo maltratado por el mundo moderno.
Este miércoles se inaugura Miró y el objeto, en la fundación que se dedica a difundir su obra. La muestra monográfica -patrocinada por la Fundación BBVA- explora la importancia del objeto. Nunca hasta el momento se había revisado cómo sus trabajos evolucionaron desde la representación pictórica del objeto a su incorporación como escultura. La comisaria William Jeffett mostrará el desafío de Miró, a finales de los años veinte, al relacionar objetos con pintura. “Fue una transformación capital del arte del siglo XX”.
Rosa María Malet, directora de la Fundación Joan Miró, explica a EL ESPAÑOL que la nueva exposición incide en una nueva valoración de la obra, más allá de lo superficial: el color. “Hay tantas otras cosas que valorar en su obra… Miró no está agotado. No podemos quedarnos en el nivel cromático, porque hay otros elementos”, explica a este periódico. “Utilizó el objeto desde sus inicios. Es su referencia. Le sirve como recurso cuando padece una crisis de expresión. Ésta no es una exposición sólo de escultura”. Incluye pinturas, collages, objetos, cerámicas y esculturas.
Tomás Llorens cuenta que "hay una indiferencia inaceptable”, que "se ha ignorado la relación de Miró con la cultura española"
La responsable de la Fundación asume que teniendo un fondo documental tan grande, siempre aparecen elementos nuevos para divulgar y dar a conocer su obra. “Si donó una colección tan sólida a la Fundación la obligación es no tenerla encerrada en los cajones”. La otra institución con mejores fondos de Miró es el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Sin embargo, en la sede de la referencia del arte contemporáneo producido en este país no hay una exposición dedicada a Miró desde hace 20 años (dedicada a su actividad como grabador). No es el único: no hay noticias de Picasso desde hace 14 (Las grandes series, 2001).
Lo paradójico es que Miró ha sido el artista Marca Reina Sofía en los últimos dos años, pero en el extranjero. ¿Por qué uno de los artistas más demandados fuera no se programa aquí? El museo responde que en la colección las vanguardias históricas son un elemento central. Avanza que en 2016 habrá parte de programación dedicada a la vanguardia en la exposición Campo cerrado. El arte español de la posguerra, donde hay un capítulo titulado El regreso de Miró y el rescate de las Vanguardias.
Desde el Museo Reina Sofía señalan que "lo que no se puede es hacer una programación reiterativa”
En este sentido, Javier Arnaldo, profesor de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense, llama la atención sobre el efecto de los diversos contextos políticos en la consideración y en la fortuna crítica de la obra de Joan Miró en España. Recalca la circunstancia de que, lo mismo que tuvo una presencia extraordinariamente importante en otros momentos, como imagen icónica de la lucha por las libertades o, más aún, de la transición democrática, "hoy en día la obra de Miró no forma parte del imaginario defendido desde los museos públicos como representación de ideales políticos vivos".
Obra infravalorada
También Tomás Llorens coincide en esta visión y de manera tajante: “Hay una indiferencia inaceptable”, dice a este periódico. “En España se ha ignorado, por ejemplo, la relación de Miró con la cultura. Es un caso característico de este olvido. Se echa en falta a Miró en exposiciones, pero también a Picasso, Julio González y Juan Gris”. La primera mitad del siglo XX ha sido borrada y está ocurriendo lo mismo con la segunda parte. “La obra que hizo al regresar a España, en 1943, sigue siendo infravalorada y muy poco conocida. Claro que hay elementos para el estudio”, añade. Miró está ausente en los museos como lo está la historia del arte del siglo XX.
“Lo que no se puede es hacer una programación reiterativa”, añaden fuentes del Museo Reina Sofía dando por hecho la ausencia de enfoques de investigación sobre la obra de Miró. “Además de presentar obras, las exposiciones deben trabajar una visión diferente del artista, nuevas investigaciones y lecturas de su trayectoria. Para ello se tiene que crear un corpus teórico no sólo desde el Museo, sino también desde el punto de vista académico, encontrar nuevos materiales, etc. Esto no se puede hacer cada año”. La última muestra fue hace dos décadas y la Fundación Joan Miró encuentra nuevos terrenos sobre los que ahondar.
Un pintor rentable
A pesar del silencio Miró en el Museo Reina Sofía, en 2015 las exposiciones de Miró, Dalí y Picasso, alquiladas a centros del extranjero, generarán un total de 1.030.820 euros, tal y como se asegura desde la dirección. En la memoria de actividades de 2014 del Museo Reina Sofía se aclara que “se ha intensificado la voluntad de compartir y hacer circular obras y relatos”.
Miró último (1963-1983): La experiencia de mirar -inaugurada en la Catedral de Burgos, en 2013- se ha visto en Seattle, Durham y Denver. La misma llegó hace unas semanas al Museo McNay (Texas), después de pasar por Brasil. La muestra se centra en la pintura y la escultura del último periodo del artista, en el que trata de explorar todas las capacidades de su lenguaje plástico “con un sentido de máxima libertad”. No se ha podido ver en el Museo.
Desde la Fundación cuentan que en el Museo Reina Sofía no ha habido una gran exposición dedicada a Miró, pero han exportado muchas
“En el Museo Reina Sofía no ha habido una gran exposición dedicada a Miró, pero han exportado muchas”, cuenta Rosa María Malet a este periódico. Precisamente, adelanta que la Fundación Joan Miró presentará en abril el nuevo relato de la colección, con el que se enseñará la dimensión local y universal de Miró. “Es popular y tradicional, pero también poético y universal”, cuenta la responsable. Subraya el éxito que Miró tiene en el extranjero, porque no les ha sido posible ejecutar antes la nueva colección debido al gran número de obras en préstamo en el extranjero.
El mercado no se ha olvidado tampoco de él. A la Fundación Joan Miró ha llegado la posible venta de una obra de los años veinte por la que un comprador ofrece 15 millones de euros. A pesar de la pujanza y rentabilidad del pintor catalán, el artista ha perdido protagonismo. Fruto de los recortes en cultura en esta legislatura, la Fundación ha perdido más de la mitad de su aportación del Estado: de 190.000 euros, en 2011, ha pasado a 70.000 euros, en 2016. Quizá fruto de la pura casualidad -como la retirada del retrato de Unamuno del despacho del actual ministro de Cultura- los enormes lienzos que cubrían las paredes de La Moncloa desaparecieron con la llegada del actual presidente, que los cambió por la obra de Esteban Vicente.