Richard Prince, nacido en 1949, es un artista polémico donde los haya. La última campanada ha sido la demanda que una maquilladora, Ashley Salazar, ha interpuesto contra Prince ya que le ha robado una foto donde la joven se había autoretratado y había creado un collage con gatos.
Salazar se encontró con que el artista estaba mostrando su fotografía en una exposición que se vendía en la galería Frieze de Nueva York, según informa The Art Newspaper. La joven había registrado el 25 de marzo su fotografía en la Oficina de Copyright de Estados Unidos e interpuso la demanda en el mes de junio. Prince no sólo exponía la fotografía de la joven, sino que también se lucraba con ella. Y no es la primera vez que lo hace: el año pasado vendió varios cuadros por 90.000 dólares cada uno (unos 82.000 euros) en la feria de Arte Contemporáneo de Nueva York, los cuadros eran en realidad fotografías de Instagram que había cogido de perfiles personales.
En 2015 vendió varios cuadros por 90.000 dólares cada uno en la feria de Arte Contemporáneo de Nueva York, los cuadros eran en realidad fotografías de Instagram
Cuando la maquilladora demandó artista se encontró con que desde 2011 varias personas habían emprendido un procedimiento legal contra Prince. El más llamativo es el que sucedió en 2014, cuando el artista realizó su exposición Nuevos retratos en la galería Gagosian en Nueva York, la serie la conformaban diferentes fotografías pero que en realidad no eran de Prince, sino de otros artistas que, de hecho, lo demandaron.
En al demanda de Salazar contra el artista se afirma que él “copia ilícitamente” lo que otros han creado sin su consentimiento y que “participa en actos de auto-promoción de las copias”, según ha podido saber The Arte Newspaper. La demanda se ha transferido desde California hasta Nueva York, para que el procedimiento legal siga su curso. En la misma corte se encuentra la demanda del fotógrafo londinense Denis Morris, al que Prince también le copió su trabajo.
El abogado del artista afirma que el uso de las fotografías se transforma lo suficiente como para poder mostrarlas porque se trata de un comentario sobre las redes sociales. Según afirma el periódico especializado en arte para algunos expertos, la relevancia del artista está ligada con el litigio, que empezó en los años setenta cuando usó fotografías sin permiso del New York Times.