La última reunión de los líderes del G-20 dejaba imágenes tan impactantes como comentadas en todo el mundo. Sirvan como ejemplo las de la primera reunión del presidente estadounidense Donald Trump con su homólogo ruso Vladimir Putin o las de las violentas manifestaciones que acabaron degenerando en caos en el centro de Hamburgo.
En este tipo de reuniones, el papel de la ciudadanía, el de la mayoría silenciosa, es algo secundario. Sin embargo, en la ciudad portuaria del norte alemán, un colectivo de artistas quiso poner a las personas despolitizadas en primer plano. Los 1.000 Gestalten hicieron desfilar hasta 600 personas disfrazadas de figuras petrificadas y de aspecto gris que se movían con dificultad por el centro de la ciudad. Cubiertas de barro y con una actitud apática por momentos muy similar a la de los zombis de las películas de terror, esos personajes representan a las mayorías de las sociedades del mundo contemporáneo.
“Son figuras petrificadas, impedidas de sus sentidos, que se sienten solas, aisladas y que se sólo se preguntan cómo pueden seguir avanzando en esta sociedad”, explica a EL ESPAÑOL Catalina López, artista que integra el grupo de responsables de los 1.000 Gestalten. Otro de los portavoces del grupo, Sven Kaemmerer, define a esos personajes como individuos de una sociedad "que ha perdido su fe en la solidaridad y en la que cada uno busca únicamente su progreso individual”.
Para López, esas figuras representan “las consecuencias sobre la gente del capitalismo y del sistema en que vivimos”. Esta chilena afincada desde hace años en Hamburgo sabía que la cita de los líderes más poderosos del planeta iba a estar marcada por la violencia en la calle. Hamburgo es una de las ciudades alemanas y probablemente de Europa con mayor tradición anarquista y 'okupa'. No es la primera vez que violentos de extrema izquierda dejan imágenes de caos y enfrentamientos con la policía como los del pasado fin de semana.
En los disturbios del G-20 en Hamburgo resultaron heridos 476 agentes. Hubo 186 de detenidos - cinco de ellos son españoles - y más de dos centenares de arrestos temporales. En este contexto, un vecino del centro de la ciudad-estado germana ya comentaba el pasado sábado, aludiendo a la previsible violencia con la que se manifestarían algunos durante el G-20, que organizar una reunión de este tipo en Hamburgo era como “si te vas a Mordor de vacaciones para hacer snowboard”. Mordor es “la tierra negra” del mundo literario creado por el escritor sudafricano J.R.R. Tolkien. En sus volcánicos paisajes tienen lugar decisivos hechos de la novela de El señor de los anillos.
A la gente hay que decirle que es necesario despertar, que se implique en la política
Teniendo en mente que habría impactantes imágenes de violencia en Hamburgo, los 1.000 Gestalten actuaron en masa justo antes de que la canciller alemana Angela Merkel empezara a dar la bienvenida a Trump, Putin y compañía. Así lograron, el pasado jueves, dejar su impronta justo antes la cita internacional. “Nuestras imágenes han llegado a gente de todo el planeta. Ahora mismo nuestro vídeo de la performance ha sido visto 1,5 millones de veces”, apunta Lilliam Rosa, otra de los responsable del grupo de artistas.
“Hemos dejado imágenes para la reflexión. Somos muy conscientes del peso que tienen las imágenes sobre las personas hoy día”, comenta López. No menos de 600 figuras representativas de lo que los 1.000 Gestalten entienden se han convertido las mayorías desfilaron por el centro de Hamburgo. Otras 400 ayudaron para que esa acción fuera posible.
Un despertar ante los líderes del planeta
En la performance ocurre que, en un momento dado, uno de los personajes que avanza con dificultad se detiene, se despoja de un trozo de piedra que lo recubre y se da cuenta de que es humano. Luego, da la mano a otro y éste también percibe que es una persona. Ése es el inicio de una reacción en cadena que acaba con una coreografía efusiva. Los participantes acaban abrazándose y celebrando que son personas.
Esta parte final de la performance representa un “despertar” de la población que López y compañía ven más que necesario. “A la gente hay que decirle que es necesario despertar, que se implique en la política”, sostiene López.
En la performance hubo personas originarias de 85 ciudades y de países de todo el mundo. “Estaban representadas todas las clases sociales y también las edades, desde mayores hasta niños chicos”, indican a este periódico los responsables del grupo de artistas. No todos los implicados desfilaron, puesto que una acción así requiere abundante trabajo previo, meses de preparación, voluntarios y hasta un crowdfunding. De hecho los 1.000 Gestalten se formaron a principios de este año. Durante medio año trabajaron para realizar su performance en Hamburgo.
La acción fue la particular forma en que el grupo de artistas que integra López decidió reaccionar ante su creciente preocupación por la evolución política de mundo. “Con la victoria de Trump en Estados Unidos, auge de la extrema derecha, nos dijimos que queríamos actuar, queríamos contribuir al debate público”, asegura López. “Queríamos contribuir y realizar una crítica a la situación política actual del mundo, pero también transportar un mensaje positivo”, agrega.
Participación democrática, comunicación y solidaridad
En realidad, la suerte de estatuas-zombie que andaban con dificultad por el centro de Hamburgo invitaban, pese a su aspecto al inicio de la performance, a la participación democrática, a la comunicación y a la solidaridad.
La democracia, para la mayoría de las personas que desfilaron pacíficamente en las manifestaciones contra el G-20 del pasado fin de semana, se olvida en esas citas. López y los suyos también piensan así. “Las decisiones que se tomaron en el G-20 se toman sin la participación de la población y esto para nosotros es dramático”, señala la artista nacida en Santiago de Chile.
Con la victoria de Trump en Estados Unidos, auge de la extrema derecha, nos dijimos que queríamos actuar, queríamos contribuir al debate público
Ella y sus compañeros de activismo artístico reconocen que los actuales problemas a los que se enfrenta la humanidad constituyen “una situación muy complicada” ante la cual ellos no tienen una solución. Sin embargo, “sí que tenemos un mensaje de solidaridad para la gente y es que la comunicación es una vía para arreglar los problemas”, sostiene López.
“Esto se lo decimos a las personas que están incluso a favor de los populismos, porque lo importante entre las personas es que comuniquemos, a partir del momento en que entramos en diálogo con alguien, estoy segura de que somos capaces de encontrar asuntos en los que tenemos algo en común”, plantea López.
Tras su primera gran acción en Hamburgo, los 1.000 Gestalten prometen nuevas acciones. Sus criaturas tienen previsto en un futuro inmediato seguir inquietando a los viandantes. Al menos hasta que se impliquen políticamente.