No fue el edifico que hoy alberga las mejores pinceladas de la historia del arte español concebido en sus inicios como un museo. El rey Carlos III ordenó al arquitecto Juan de Villanueva la construcción, en el Paseo del Prado, del Gabinete de Ciencias Naturales; y este ejecutó el diseño en 1785. El monarca borbón, a quien se le recuerda con el sobrenombre de 'mejor alcalde de Madrid', fallecería tres años más tarde. En estas circunstancias, la decisión final sobre qué hacer con el edificio recayó en la figura de Fernando VII, su nieto, que espoleado por su esposa, la reina María Isabel de Braganza, tomó la decisión de crear un Real Museo de Pinturas y Esculturas, inaugurado el 19 de noviembre de 1819.
Ese fue el embrión de la pinacoteca española, un centro cultural que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y en cuyas salas y colecciones se narra la evolución de la sociedad y la política patrimonial española de los últimos dos siglos. El Museo del Prado, convertido en un referente para que intelectuales y artistas de todos los rincones del mundo reflexionen sobre el pasado de España y su identidad colectiva, está a punto de cumplir 200 años; y quiere celebrar su condición de principal institución cultural del país con una ambiciosa programación que abarca préstamos de pinturas a diferentes museos, la salida de obras emblemáticas a las calles y, sobre todo, nuevas exposiciones.
Las celebraciones por el bicentenario del Prado se han iniciado esta semana con la inauguración, a cargo de los reyes Felipe VI y Letizia, de la muestra '1819-2019. Un lugar de memoria'. EL ESPAÑOL también ha querido sumarse a los homenajes del museo brindando a los lectores la oportunidad de realizar un tour virtual por las grandes obras que se conservan entre las paredes de la pinacoteca. Es decir, revisar los 200 años de su historia sumergiéndose en los entresijos de los 200 cuadros más representativos que se exponen en las salas del edificio.
El proyecto ha consistido en la elaboración de una detallada fotogalería, divida por temas en cuatro entregas de 50 obras cada una, gracias a la cual se podrá conocer la historia de la elaboración de los lienzos, su significado, las técnicas y las pinturas empleadas, así como las motivaciones e influencias de sus autores y las diferentes corrientes artísticas en las que se encuadran. La primera parte de la serie se publicará este sábado y versará sobre los cuadros de contenido religioso. En los días posteriores se podrán consultar las tres siguientes entregas, dedicadas a la mitología, los retratos y la realidad social/costumbrismo.
En cuanto a las grandes obras de contenido religioso que se exponen en el Prado destacan La Anunciación, de Fra Angelico; La crucifixión, de Juan de Flandes; El descendimiento, de Rogier Van der Weyden; Cristo crucificado, de Diego Velázquez; el Tríptico del jardín de las delicias, de El Bosco; o David vencedor de Goliat, de Michelangelo Caravaggio.
La mitología también es un tema muy recurrente entre los lienzos de la pinacoteca española. Está El triunfo de Baco, la primera vez que Velázquez se enfrentó a la fábula mitológica, o La fragua de Vulcano; el Saturno de Francisco de Goya devorando a su hijo; Las tres gracias (Aglae, Eufrosina y Talía) de Pedro Pablo Rubens, símbolo de la belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad; o algunas de las Poesías que pintó Tiziano para Felipe II, como Venus y Adonis.
Durante los siglos XVII, XVIII y XIX los retratos de los integrantes de la corte española -desde los monarcas a los bufones- fue un género pictórico muy cultivado. Dos de los grandes exponentes de este trabajo fueron Velázquez y Goya; y muchas de sus colecciones sobre los reyes se conservan en el Museo del Prado, como Las meninas o el recientemente renombrado El bufón el Primo, del primero; y La familia de Carlos IV o La maja desnuda, del segundo. En esta colección también destacan otros retratos civiles de El Bosco o El Cardenal, de Rafael; y los autorretratos de Tiziano y Alberto Durero.
Por último, la cuarta fotogalería tratará temas sociales de pintores más contemporáneos como Mariano Fortuny -Desnudo en la playa de Portici- o Joaquín Sorolla -¡Aún dicen que el pescado es caro!-, pero también importantes episodios de la historia de España narradas por los maestros Velázquez -La rendición de Breda- y Goya -Los fusilamientos o La lucha con los mamelucos-.