El Prado recupera el lujoso retrete de Fernando VII: un cuarto de baño entre obras de arte
La pinacoteca inaugura la exposición titulada 'El Gabinete de Descanso de sus Majestades', en la que recrea la sala de descanso de los reyes.
8 abril, 2019 15:47El Museo del Prado ha replicado en una sala el conocido como Gabinete de Descanso de sus Majestades, espacio habilitado en 1828 para el descanso de Fernando VII y que incluye en una habitación contigua el retrete del monarca, realizado por Ángel Maeso y único mueble que se conserva original de las colecciones reales.
"Queríamos trasladar la experiencia estética de hace dos siglos recuperando un espacio destinado solo en exclusiva a las Familias Reales y a personal directivo, siendo en su momento el espacio menos visitado del museo", ha explicado Pedro J. Martínez, técnico del Área de Conservación de pintura del siglo XIX de la pinacoteca.
En el gabinete original -ubicado en la primera planta del museo, frente al Jardín Botánico- había 54 pinturas, de las que se han conseguido reunir 44 basadas en el inventario de 1834. Para ello, solo dos salas del Prado se han visto alteradas para trasladar obras y se ha contado con los depósitos de otras cuatro instituciones.
La Jura de Fernando VII como Príncipe de Asturias, de Luis Paret; el retrato de Carlos IV de Lorenzo Tiépolo o La reina María Luisa con mantilla, de Agustín Esteve según Francisco de Goya, son algunas de las obras que cuelgan de esta sala, las cuales están acompañadas por numerosos bodegones.
De las originales, Martínez ha destacado por ejemplo la ausencia de la obra de La familia de Carlos IV, de Goya, que se mantiene en "un sitio emblemático" del museo. "Pero sin duda ha sido un reto encajar en un espacio tan reducido como éste a un medio de centenar de pinturas", ha añadido.
También la disposición de algunas de las obras, tal y como estaban en la época original, han supuesto algún "quebradero de cabeza" para los responsables del proyecto, puesto que debían estar a una altura difícil para los visitantes. "Tanto la iluminación como el 'cabeceo' de los cuadros están preparados para que el público pueda verlo claramente", ha resaltado.
Además de los espacios reales, se incorporaba también un pequeño lugar para el aseo y la higiene personal que ha sido recuperado, con el mueble de Maeso incluido. El carácter privado de la sala se mantuvo hasta 1865, cuando Federico de Madrazo decidió abrir el espacio y añadir nuevos retratos reales al espacio. Junto al retrete se muestran los dos orinales (masculino y femenino) realizados en la Real Fábrica de la Moncloa y el estuche de aseo, que conserva todos sus componentes.
"En toda sala de descanso es imprescindible un retrete", ha destacado Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación de la pinacoteca nacional haciendo referencia a la salita anexa a la sala principal, el emplazamiento original de esta zona destinada a la higiene familiar, y donde está el retrete auténtico que en 1830 realizó Ángel Maeso para el rey: el "único mueble original" que se conserva de esta época. Su armadura es de madera de pino y está recubierta de caoba y palosanto; además, se adorna con molduras talladas y doradas.
Además de su gran calidad, sin apenas parangón con otros muebles similares conservados en otras instituciones, este fue el de mayor empeño y tamaño de todos los realizados en el siglo XIX para el servicio de la institución. Su diseño, específico y ajustado a un espacio determinado lo hacía difícilmente aprovechable en otro lugar, y quizá por eso se mantuvo a salvo de movimientos y traslados, lo cual aseguró su conservación.
Pero si El Gabinete de descanso de sus majestades es también para los responsables uno de los proyectos más destacados del bicentenario es porque entre las "necesidades" de esta efeméride estaba la de "evocar" cómo era el museo en su nacimiento así como "llamar la atención" sobre la Colección Real, su "núcleo fundacional", en palabras de Úbeda.
Y para ello no solo era importante contar con el contenido, sino también rememorar el continente. Así, ha descrito el comisario de la muestra, han pintado las paredes de color cereza, el que se utilizaba para las "colecciones palatinas", y se han colocado los cuadros en su disposición original, por lo que todas las paredes han quedado cubiertas de lienzos. "Esto ha sido uno de los principales problemas", ha reconocido Martínez.
Además del espacio físico, esta exposición cuenta con recorridos virtuales que se podrán hacer en la misma sala y una experiencia inmersiva de realidad virtual, disponible en la web del museo.