En la plaza de la Señoría, en el corazón de Florencia, emerge imponente el Palazzo Vecchio, escoltado en su entrada por una réplica del David de Miguel Ángel y el Hércules y Caco de Baccio Bandinelli. Pero ese lugar abierto, antes de adentrarse en los frescos del Salón de los Quinientos, realizados por los genios del Renacimiento, recibe al visitante con una leyenda. En la fachada del edificio, tallado sobre la piedra, se contempla un pequeño grabado de un hombre con el pelo rizo.
Supuestamente fue elaborado por el mismísimo Miguel Ángel Buonarroti. O al menos así lo cuentan cada día los guías turísticos de la localidad italiana. Algunas versiones señalan que el artista caricaturizó a un charlatán que le asaltaba habitualmente a su paso por la plaza; otras que se trataría del rostro de un hombre condenado a muerte. Hasta ahora, los expertos han rebatido que el L’Importuno di Michelangelo fuese obra del titán renacentista. Pero un historiador del arte ha reabierto el debate.
Adriano Marinazzo, conservador en el Museo de Arte Muscarelle, en Virginia (EEUU), ha encontrado un dibujo en el Museo del Louvre que guarda un enorme parecido con el grafiti del Palazzo Vecchio. Y su autor, de esto no hay duda, es Miguel Ángel. El experto, que hace unos años identificó los primeros bocetos que el artista realizó para la Capilla Sixtina, estaba revisando las obras del artista para un libro cuando cayó en las similitudes formales.
Pero no solo eso, en uno de los márgenes del dibujo, Miguel Ángel anotó la siguiente inscripción: "¿Quién diría que esto lo he hecho yo?". Marinazzo considera que este enigmático mensaje puede servir como una sutil referencia de autoría de la talla florentina, de su 'arte callejero'. Para reafirmar su teoría, el historiador del arte añade que debido a la importancia del Palazzo Vecchio como edificio civil —en la actualidad sigue albergando oficinas del Ayuntamiento—, con sus guardias, no se habría permitido esta performance a un artista desconocido.
El investigador cree que Miguel Ángel realizó esta obra cuando estuvo en Florencia en 1504 para supervisar la instalación de su David, que originalmente fue colocado donde hoy en día se erige la réplica, así como para recabar ideas para una pintura que debía realizar en el interior de edificio. Entonces tenía 29 años y era todavía "lo suficientemente travieso y ambicioso" como para hacer todo lo posible para centrar la atención de la gente sobre su gran escultura, según el experto.
¿Pero quién podría ser el hombre representado? Marinazzo sugiere que el grabado podría ser una especie de homenaje a Francesco Granacci, un amigo que formó parte del comité —junto a Leonardo da Vinci o Sandro Botticelli— que aprobó la colocación del David en la plaza de la Señoría. Un retrato que se conserva de Granacci, obra del historiador del arte Giorgio Vasari, le representa con una nariz, una barbilla y unos rizos parecidos a los de la figura de la pared del Palazzo Vecchio. El misterio sigue más vivo que nunca.