Barcelona

Tan solo una corona de flores, ante el gran ataúd, presidió el funeral por Montserrat Caballé. En el tanatorio de les Corts, en Barcelona, donde recibió su último adiós, no había una foto suya. Las dos grandes pantallas estaban apagadas. Tampoco hubo música en directo. Por megafonía sonaron cuatro de sus arias. 

Si a uno no le dijeran que allí yacía la que probablemente sea la cantante española más importante de la Historia, creería que era el funeral de una ciudadana cualquiera. Todo transcurrió entre la extrema sobriedad y la impersonalidad.

Sólo dos detalles anclaban el acto a la trayectoria de una gran personalidad: no cabía ni un alfiler en la sala y la presencia institucional era abultadísima. En primera fila, la reina emérita Sofía, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el de la Generalitat, Quim Torra, el presidente del PP, Pablo Casado, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, entre otros. Juntos, pero no revueltos. Guardando las formas (¿un milagrito de 'la Caballé'?), pero sin demasiadas confianzas. 

La familia explicó que la diva quería un entierro y funeral discretos, sin nada especial. Tampoco quería ser expuesta en una capilla ardiente, cuyo emplazamiento obvio hubiera sido el Liceu, donde se habilitó un libro de firmas para las muchas personas que se acercaron. En primera fila estaban su marido, Bernabé Martí, ayudado por dos muletas. Sus hijos, Bernabé y Montserrat Martí, su sobrina, Montserrat Caballé, y numerosos familiares que no podían ocultar sus lágrimas. 

Cuatro arias cantadas por ella misma

La misa de funeral comenzó con el Ave María de Schubert. Durante el acto también sonaron otros grandes clásicos en la voz de Caballé: Lascia ch’io Pianga, de Händel, O Mio Babbino Caro, de Puccini, y La Vergine degli Angeli, de Verdi.

Tras esta última, el público prorrumpió espontáneamente en un aplauso. Fue largo, como los que le dedicaban en los teatros, y tras varios segundos pareció reforzarse por algún grito de apoyo y agradecimiento. En otras palabras: el tipo de aplauso emocionado y prolongado que Caballé recibió cientos de veces en vida tras alguna de sus memorables actuaciones.

Aplausos en el funeral de Montserrat Caballé Daniel Basteiro

No hubo palabras de la familia o discurso de ninguna autoridad y la ceremonia religiosa estuvo presidida por el padre Ángel, aunque llamó la atención la presencia del televisivo padre Apeles como concelebrante. En la breve homilía, el padre Ángel recordó una anécdota para explicar que, con tantas avemarías como cantó la soprano en vida, las puertas del cielo las tendría abiertas para que entrase a engrosar las filas de un coro celestial. La misa se celebró íntegramente en español, lo que sorprendió a algunos de los asistentes, como al tenor José Carreras. 

Al funeral asistieron numerosos artistas y responsables de teatros, entre los que destacó la plana mayor del Liceu, con su presidente, Salvador Alemany, su director general, Valentí Oviedo, y su directora artística, Christina Scheppelmann, al frente. También estaba el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch. Entre los artistas, el tenor José Carreras, el cantante Albano o el director e intérprete Jordi Savall, entre otros.

 

Presencia política

Pasaban unos minutos de las 11 de la mañana cuando apareció Pablo Casado. La presencia del PP era destacada, con la portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat, el hasta ahora líder en Cataluña, Xavier García-Albiol, el exministro Jorge Fernández Díaz o el concejal Alberto Fernández. Casado saludó a la familia y salió afuera a esperar al funeral, que se celebró a las 12. 

Poco después apareció, por otro pasillo, el president de la Generalitat, Quim Torra. Con cara de circunstancias y lazo amarillo en la solapa, se cruzó con el president del Parlament, Roger Torrent. Torra rememoró ante varios de los asistentes los "grandes momentos" vividos personalmente por él gracias a Caballé en el Liceu donde es abonado junto a su mujer desde hace muchos años. "Del cuarto piso", puntualizó. Unos segundos después de que Torra entrase en la sala a dar sus condolencias a la familia, el líder del PP y su equipo se marchó sin que hubiese saludo con el presidente autonómico. 

Mientras Torra saludaba a varios de los asistentes apareció Pedro Sánchez, junto a la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, asesores y personal de seguridad. Fue Torra quien le cogió del brazo cuando se iba para saludarlo. Duró menos de un minuto y fue cordial, soltando Sánchez una carcajada en un momento. La última gran personalidad en llegar fue Colau. Todos coincidieron después en el auditorio donde tuvo lugar el funeral, pero ahí ya estaba la reina Sofía, a quien Sánchez habló en numerosas ocasiones, restringiendo al máximo sus intercambios con Torra. No se lo perdieron líderes políticos catalanes como Inés Arrimadas, Miquel Iceta o Juan Carlos Girauta

Al término del entierro, el féretro se dirigió al cementerio de Sant Andreu, donde Caballé será enterrada junto a sus padres. En las próximas semanas se sucederán los homenajes. El ministro de Cultura, José Guirao, también presente en el acto, había anunciado el día anterior que habrá uno en Barcelona y otro en Madrid. La familia también ha anunciado su intención de que se celebre un funeral en una iglesia barcelonesa. 

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