Golpes, arañazos hasta provocar sangre, tirones del pelo y humillaciones sobre sus cuerpos. Esos "métodos del siglo XIX" son los que se han utilizado con los jóvenes bailarines de la prestigiosa academia de ballet de la Ópera de Viena. Incluso los responsables de la institución forzaron a los menores a fumar para mantenerse delgados. Unos abusos físicos y psicológicos desvelados por una investigación periodística que ahora ha confirmado una comisión apoyada por el Gobierno austriaco.
"Está claro que los niños y adolescentes no están suficientemente protegidos contra la discriminación y los efectos médicos negativos, están desprotegidos", concluye el análisis, hecho público esta semana. Además, se advierte de que las cargas de entrenamiento no estaban suficientemente controladas, "poniendo en peligro el bienestar" de las chicas y chicos.
Algunas de las acusaciones han sido realizadas por un profesor de ballet que cuando estalló el escándalo en abril de este año, se vio forzado a abandonar la academia. Él aseguró que algunos de los estudiantes eran humillados y sometidos a episodios de violencia. De hecho, uno de sus compañeros fue señalado por uno de los jóvenes por acoso sexual.
Creada en 1771, la institución es una de las más prestigiosas de Europa y atrae a solicitantes de entre 10 y 18 años de todas partes del mundo. Pero sus cimientos se vieron tambaleados con la publicación en el semanario Falter de un reportaje sobre su "mentalidad esclavista", como señaló Jolantha Seyfried, una exdirectora de la escuela.
Como respuesta a este informe de la comisión gubernamental, en el que también se asegura que los adolescentes eran llamados por su talla de ropa, la Ópera de Viena dice que ya ha reducido el número de actuaciones de los estudiantes y que estudiará en detalle el informe para ofrecer explicaciones más completas. Sin embargo, ha señalado que parte del contenido del informe es "engañoso" y "no se corresponde con el estado actual".
El futuro
"Recibimos informaciones de que se aconsejaba a los estudiantes que empezara a fumar para que tuvieran menos habre", ha destacado Susanne Reindl-Krauskopf, la directora de la comisión, como una de las prácticas más controvertidas de las que han trascendido. En total, un panel de tres personas ha entrevistado a 24 personas relacionadas con la academia para extraer estas conclusiones.
Reindl-Krauskopf también ha lamentado que el director de la Ópera de Viena, Dominique Meyer, no haya cumplido íntegramente con sus responsabilidades de supervisión. El francés, que se convertirá en el director de La Scala de Milán el próximo año tras una década en la institución austriaca, había demandado una "investigación completa" cuando estalló el escándalo.