Era la gran favorita y no ha decepcionado. Desde que se estrenó en Madrid todo el mundo cayó rendido a El bar que se tragó a todos los españoles, la obra de Alfredo Sanzol que este lunes ha ganado el Premio Max al Mejor espectáculo teatral del año en la gala celebrada en el Teatro Arriaga de Bilbao. Sanzol cuenta la historia reciente de España a través de la historia de Jorge Arizmendi, un cura que se salió en el franquismo de la orden y que se fue a intentar buscar el sueño americano. Una metáfora también de la búsqueda de la libertad en tiempos del franquismo.
Es el cuarto Premio Max logrado por Sanzol, que antes lo había conseguido en 2011 en la categoría de Mejor Autor Teatral en Catalán o Valenciano por Delicades, y en 2012 y 2013 en la categoría de Mejor Autor Teatral en Castellano por Días estupendos y por En la luna, respectivamente.
Por su parte, la dupla formada por Nao Albet y Marcel Borrás han sido reconocidos con el galardón a la mejor dirección de escena por Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach, su nueva genialidad tras Mammon. Una suerte de thriller de Scorsese contado desde tres puntos de vista en la que estos 'enfants terribles' de la escena española han vuelvo a demostrar su talento.
Los premios Max de interpretación han ido a parar a Mireia Aixalà, que consiguió el de mejor actriz de teatro por la obra Les tres germanes, y a Joan Carreras, que ha sido reconocido como mejor Actor de teatro de este año por Història d'un senglar.
Una ceremonia que también tuvo un tono reivindicativo, ya que varios de los premiados expresaron su solidaridad con la situación de los técnicos de teatros nacionales afectados por la Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2018 debido al cambio en el requisito de titulación de acceso a la misma, lo que deja fuera a la mayoría del personal temporal.
El Premio Max al Mejor Diseño de Iluminación, Juanjo Llorens, ha leído un mensaje de este colectivo de técnicos durante su discurso de agradecimiento por el galardón en el que ha recordado que el teatro es un oficio que nació hace mucho tiempo y se ha convertido en una profesión.
"De ahí -ha proseguido Llorens, que ha visto reconocido su trabajo en La mort y la doncella- que la titulación no existiera y donde hay muchas personas que se han formado ejerciendo el oficio a lo largo de treinta años, por lo que no tienen el reconocimiento académico para poder acceder a esas plazas (de la OPE) y tan siquiera se les ofrece una moratoria que pudiera permitirles encarar los requisitos solicitados".
Tras reivindicar la labor del "tramoyista", palabra que, ha dicho, engloba todos los equipos técnicos que trabajan en un espectáculo, ha tenido también un recuerdo para el sector técnico y el artístico del ámbito privado que "se han visto muy perjudicados por esta pandemia y lo han pasado y lo están pasando muy mal porque no reciben ningún sueldo ni ayuda si no trabajan".
"Sin embargo -ha mantenido-, siguen dándolo todo en cada bolo que se les presenta". "Por favor, busquemos una solución para unificar el sector", ha pedido. Además de Llorens, varios de los premiados en esta gala han recordado que, sin los técnicos, no serían posibles los espectáculos. "El telón no se sube y se baja solo", ha recalcado Deborah Macías, Premio al Mejor Diseño de Vestuario quien ha señalado que "nadie debe quedarse atrás" y ha reclamado equipos técnicos "cualificados, profesionales, con titulación y con formación"