La Parténope de Händel no es una obra al uso. Su protagonista se aleja del destino trágico, normalmente, dedicado a los personajes femeninos de las obras clásicas. El Teatro Real, en colaboración con la Ópera de Sídney, presenta ahora una producción en la que los personajes femeninos se independizan de la mirada masculina. Una reencarnación inspirada en Nancy Cunard, musa de Man Ray y habitual en los ambientes parisinos del siglo XX. Una propuesta antifascista, feminista y en consonancia con un libreto de aires modernos, rechazado por sus coetáneos como "chabacano".
Händel tuvo que dotar a la música de esta obra de los tintes profundos y solemnes que acabaron conformando algunas de sus mejores arias. "Händel tenía mucho sentido del humor", ha explicado Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, durante una rueda de prensa con motivo de la presentación de esta Parténope modernista, dirigida por Ivor Bolton. La puesta en escena nos lleva hasta los años 20 de la capital francesa, al corazón de una fiesta en un lujoso apartamento donde los asistentes han sido sustituidos por maniquíes, testigos de los enredos amorosos de sus personajes.
"La obra musical fue interpretada en multitud de ocasiones, pero su adaptación teatral es una rareza que se estrena por primera vez en España", ha explicado Matabosch. La puesta en escena de Christopher Alden toma la figura de Cunard para incorporarla a la historia de la Parténope mitológica: "Es satisfactorio trabajar en una obra en la que la protagonista no tiene un destino trágico y sobrevive", ha comentado con ironía Alden. La ópera se representará nueve veces entre el 13 y el 23 de noviembre.
"En un principio barajamos varias opciones como inspiración, descartamos a Margaret Thatcher y Eva Perón", ha añadido. La artista vivió tiempos fascinantes, retratados por la cámara de Ray, quien aparece en la obra convertido en Emilio, los aires militaristas del personaje encajan con la inclusión del fotógrafo y cineasta en un mundo de artistas plásticos. La película del maestro del surrealismo, Rétour a la raison, se proyecta sobre los cantantes durante una de las escenas.
Nancy Cunard vivió a la contra de su propio tiempo. Feminista, antifascista y alejada de la eterna imagen de musa que su tiempo imprimió sobre las artistas coetáneas de las vanguardias surrealistas. Brenda Rae interpreta junto a Sabina Puértolas la voz principal. Rae se ha desligado de un intento de recrear a la Cunard histórica, indicando su fascinación por el personaje dibujado por el compositor: "Era un libreto muy adelantado a su época, su protagonista mantenía a un harén de hombres y era totalmente libre para hacerlo, fue un shock en la ópera barroca".
Se cuentan hasta cuarenta interpretaciones dramatúrgicas de esta historia, algunas de las cuales el propio Händel pudo ver en varios teatros, quedando fascinado por su trama. Unos años antes, en 1710, escribió Agripina en Venecia, una historia con aires similares, cargada de una musicalidad excelente, necesaria para convencer a las voces más críticas sobre la seriedad de su obra.
Son los años más fructíferos para el compositor, mostrando su versatilidad musical y técnica, creando personajes que se sustentaban sobre los castrati, piezas fundamentales de la música barroca. Cuando Senesino, el más celebre de estos cantantes del siglo XVIII, escuchó esta interpretación cayó rendido ante la pieza, llegando a provocar que la producción se prolongase varias semanas más tras encarnarla. El propio Händel la llegó a revisar para amoldarla a las necesidades del castrati, quien se convirtió en la imagen de su protagonista.
La fluidez en cuanto al género y sexualidad de sus personajes asombra por el puritanismo de la época. Las mujeres se presentan encarnadas por las voces masculinas de los castrati, sustituidos en el siglo siguiente por contratenores. Un registro perdido y fundamental para entender la construcción de la masculinidad en la obra del compositor.
Una rareza dentro del catálogo de un autor que pasó a la historia para el gran público por sus oratorios magnánimos y sacros. De la extensa producción de Händel, muy pocas obras son comedias y aún menos gozan del prestigio y calidad de su Parténope. El Teatro Real promete ofrecer una versión actualizada para un texto muy adelantado a su tiempo, aún por descubrir.