Santiago Abascal, como "español leal" que se considera, tiene siempre presente a Isabel la Católica, la reina que ascendió con apenas veintitrés años al trono de Castilla y sentó las bases del imperio moderno que sería España, donde no se ponía el sol. En medio de la vorágine de la campaña andaluza, el líder de VOX, entre mitin y mitin, tuvo tiempo este lunes para asistir a una mesa redonda en Granada, lugar donde se certificó la Reconquista, en homenaje a la monarca castellana en el 514 aniversario de su muerte.
Una par de horas más tarde abarrotó un hotel de la ciudad andaluza para continuar con su discurso ultraderechista y antiinmigración haciendo constantes referencias a las páginas victoriosas de la historia de España. Mientras Abascal elogiaba la figura de los Reyes Católicos, los triunfos en las batallas de las Navas de Tolosa o la de Bailén y el espíritu de la Andalucía de las Cortes de Cádiz, algunos de los asistentes al acto electoral gritaban, entre otras cosas, "¡muerte al islam!".
El líder de VOX seguramente admire a la "gran Reina" por ser la responsable, durante su gobierno, de la victoria sobre los musulmanes que habían invadido la Península Ibérica. Isabel I de Castilla fue una mujer culta y con una gran inteligencia política que la sentó en el trono cuando no le correspondía. Al lado de su marido, Fernando de Aragón, inició la reforma de un reino golpeado por el crimen y la corrupción hasta convertirlo en una de las grandes potencias. Además, en 1492, a la par que se derrotaba a los nazaríes en Granada, la acometida definitiva de la Reconquista, España inició su expansión internacional con el descubrimiento de América.
Isabel la Católica: la primera gran reina de Europa (Debate, 2017) es el título que el periodista británico Giles Tremlett, le dio a su libro, una biografía en la que trata de reivindicar la figura de la monarca castellana y defenderla frente a las mentiras vertidas por la Leyenda Negra. Es cierto que durante el reinado de Isabel se produjeron, además, la expulsión de los judíos y la creación de la Inquisición, pero Tremlett defiende que el Tribunal del Santo Oficio "mató a menos gente que la 'caza de brujas' en el mundo protestante".
De hecho, la propia reina escribió en su testamento, antes de morir el 26 de noviembre de 1504, una frase que no encaja con la corriente que describe la conquista del Nuevo Mundo como un genocidio: "No consientan ni den lugar que los indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados", dejó grabado con tinta en relación a cómo había que actuar con los "inocentes" de las Indias.
En su libro -no dudamos que Abascal lo tenga en un lugar predilecto de su estantería- el corresponsal británico en España define a Isabel como la primera gran reina de Europa porque "nunca antes había acumulado tanto poder y causado tanto impacto en la historia, y más siendo una mujer". Para conseguir esa unidad política no solo era necesario reformar las instituciones, sino también una homogeneización religiosa en torno al catolicismo, otro de los pilares sobre los que se sustentó el gobierno de los Reyes Católicos.
Apoyado en su discurso extremista con el que pide el "cierre de las mezquitas fundamentalistas y de cualquier mezquita donde se propague el desprecio a la mujer, la yihad o el integrismo religioso", Abascal, el líder de la ultraderechista VOX, viene afirmando que se "está atacando" el patrimonio cultural, religioso y artístico de España. Y por eso trata de recuperar siempre durante sus intervenciones en Andalucía, emblema final de la expulsión de los musulmanes, la figura de Isabel la Católica. "Los españoles no hicimos una reconquista para nada", se puede escuchar que dice Abascal en un vídeo colgado en Twitter.
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