El 1 de septiembre de 1939 empezó la guerra más cruenta que ha afrontado la humanidad; esta semana se cumplen exactamente 80 años. La declaración de guerra a Alemania por parte de Gran Bretaña y Francia por la invasión de Polonia fue el desencadenante de un conflicto que se estaba gestando desde hace años.
Los fascismos, que habían surgido en la década de los veinte, triunfaron en Europa e implantaron sus políticas expansionistas y discriminatorias por todo el viejo continente. En concreto, Adolf Hitler empleó el término Lebensraum (espacio vital) para ocupar territorios que hacían frontera con Alemania.
El 23 de agosto, una semana antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi y la Unión Soviética firmaron el Pacto Ribbentrop-Mólotov, donde acordaban un pacto de no agresión entre ambos países y decidían repartirse el país de Polonia. Las tensiones en la frontera entre Alemania y Polonia eran evidentes y toda Europa tenía la mirada puesta en aquel punto estratégico que pronto iba a ser traspasado por el ejército alemán.
Clare Hollingworth era tan solo una periodista inglesa de 28 años que vivía en Varsovia ayudando a los refugiados que huían de los Sudetes —territorio ocupado por los nazis en 1938—. En uno de sus viajes a Alemania, desde donde importaba vino, linternas y demás herramientas para su rutina diaria, observó miles de soldados y tanques en los alrededores de la frontera con Polonia. La británica, que tan solo llevaba unas semanas trabajando para The Daily Telegraph reportó lo ocurrido al periódico y el 29 de agosto, dos días antes de la guerra, el medio se hacía eco de lo ocurrido.
Nadie la creyó
Fue el 1 de septiembre cuando finalmente la Wehrmacht atravesó la frontera polaca. Inmediatamente, Hollingworth llamó al embajador británico en Varsovia para avisar de la invasión inminente. No obstante, este no creyó sus palabras y argumentó que las negociaciones entre Reino Unido y Alemania por rebajar las tensiones políticas seguían vigentes.
De esta manera, la periodista sacó el auricular de la ventana de su habitación para que el embajador escuchara los pasos firmes y los gritos del ejército alemán. Clare Hollingworth se convertía así en una de las primeras personas en saber que había comenzado la Segunda Guerra Mundial. Es más, el testimonio de Hollingworth fue el primer informe que el Ministerio de Relaciones Exteriores británico recibió sobre la invasión de Polonia. Continuó informando desde Polonia hasta que fue trasladada a Bucarest, donde cubrió la abdicación forzada del rey Carlos II de Rumanía para el Daily Express.
De Rumanía pasó a Egipto y posteriormente a Turquía y Grecia. Pese a su prodigiosa carrera, tuvo dificultades para acreditarse en varios países por ser mujer. Los obstáculos no le impidieron seguir con su labor periodística y tras la guerra cubrió conflictos en Palestina, Argelia, China, Yemen y Vietnam. En 1981 puso punto y final a su andadura periodística y residió en Hong Kong, donde murió a la edad de 105 años en el año 2017.