La cara oculta de Isabel I de Inglaterra ha salido a la luz más de cuatro siglos después de su muerte. La reina, una de las más queridas en la historia británica y que gobernó cuando sobre la isla se abalanzó la Gran Armada (1588) de Felipe II, fue además una erudita y la encargada de realizar una traducción del latín al inglés de los Anales de Tácito, un historiador romano del siglo I.
El manuscrito de 42 páginas, realizado por la pluma de Isabel, ha sido hallado por un historiador de la Universidad de East Anglia en la biblioteca del Palacio de Lambeth, en Londres, donde se conservaba desde el siglo XVII. Se trata de la copia al inglés de un texto en el que Tácito relata la ventana que se abrió en la Antigua Roma tras la muerte del emperador Augusto y la centralización del poder en una única persona.
Esta traducción de los Anales, escrita con una elegante letra cursiva y fechada en el siglo XVI, ha sido posible atribuírsela a la reina virgen tras encajar una serie de evidencias: la primera tiene que ver con el papel utilizado, un material específico muy empleado en la corte de los Turdor en la década de 1590. Luego están las marcas de un león y las iniciales "G. B." con una ballesta, que aparecen en la correspondencia de Isabel.
Sin embargo, el argumento más convincente para John-Mark Philo, el experto a cargo del hallazgo, es la propia escritura. El manuscrito habría sido copiado por uno de los secretarios de la reina, pero está lleno de correcciones y adiciones que coinciden con el estilo desordenado y los trazos de la letra de la monarca, de quien también se ha descubierto un retrato pintado alrededor de 1562 y que muestra a una joven Isabel, diferente a la mujer poderosa de sus cuadros más icónicos.
"Isabel hace todo lo posible para mantener la densidad de la prosa de Tácito y su célebre brevedad", escribe Philo en una publicación en The Review of English Studies. "Ella sigue los contornos de la sintaxis latina con un compromiso notable, incluso a riesgo de oscurecer el sentido en inglés". El experto, además, señala que la reina podría estar estudiando este texto para obtener inspiración sobre cómo gobernar.
¿Pero por qué otros motivos traduciría la reina virgen a sus 50-60 años las líneas de Tácito? "Los Anales en su conjunto ofrecen una visión bastante pesimista de la primera etapa del Imperio romano y el emperador Tiberio es retratado como un tirano paranoico. Sin embargo, tomado como un solo, como lo hizo la reina, el primer libro podría leerse como el triunfo del gobierno monárquico como un medio para estabilizar y pacificar un Estado problemático", asegura Philo.
Otra hipótesis es que la reina, que gobernó Inglaterra entre 1558 y 1603, se decidiese a hacer la traducción como un mero hobby: su interés por historia clásica está sobradamente demostrado. No obstante, el valor histórico es enorme pues se trata de una de las cuatro copias modernas de los textos de Tácito al inglés.