No se sabe con exactitud el número de marinos que se embarcaron hace cinco siglos a las órdenes de Fernando de Magallanes rumbo a las Islas de la Especiería por la ruta del oeste, pero sí los que regresaron a Sevilla, tres años más tarde, capitaneados por Juan Sebastián Elcano y tras culminar la primera circunnavegación al mundo: tan solo 18. Por el camino, desertarían, fallecerían o resultarían prisioneros más de dos centenares de hombres, como el propio almirante portugués, quien halló la muerte en combate contra los indios en Filipinas.
Pero el primero en engrosar la lista de bajas sería el maestre Antón Salamón, natural de Albania y residente en Trapana (Sicilia). Y no lo haría por enfermedad, ahogamiento o hambre, como le sucedió a muchos de los miembros de la armada, sino como castigo por incurrir en el "pecado nefando", por mantener relaciones sexuales con otro hombre, en este caso, con el grumete Antonio Genovés, quien se suicidaría apenas cuatro meses después.
Los detalles entre la relación de ambos marineros, más allá de que realizaban sus labores a bordo de la nao Victoria —la que Elcano capitanearía desde las Molucas hasta Sanlúcar de Barrameda—, son una incógnita. Pero sus destinos se conocen gracias al documento Declaración de fallecidos en el viaje que se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla.
En base a la acusación de sodomía, el maestre fue ejecutado al llegar la expedición a la costa de Brasil: "En martes, a veinte días del mes de diciembre de MDXIX, fue sentenciado a muerte Antón Salamon, maestre que fue de la nao Victoria, por somético, la cual sentencia fue ejecutada este dicho día en el puerto de Santa Lucía". Según se recoge en esa misma descripción, el "viernes, veinte y siete días del dicho mes de abril [de 1520], se echó de la nao Victoria a la mar Antonio Genovés y se ahogó (...), según pareció por una pesquisa, por lo que lo acusaría un mozo que era somético [sodomítico]".
La ejecución de Salamón, según revelaría Elcano a los oficiales de la Casa de Contratación tras completar la odisea de viaje, sería el caldo de cultivo de las primeras disputas entre Magallanes y Juan de Cartagena, veedor general de la expedición y supervisor del rey Carlos V: "(...) que esto fue en la costa de Guinea sobre la prisión de un maestre que había prendido allí por sodomería [sodomía] y prendió luego el mismo día Magallanes a Juan de Cartagena por ello y le privó de la capitanía, y quísole echar desterrado en la costa de Brasil".
El clímax de estas tensiones se registraría en Puerto de San Julián (Argentina). Cartagena, junto con los capitanes Gaspar de Quesada y Luis de Mendoza, urdió un plan para sublevarse contra Magallanes y arrebatarle el mando. Sin embargo, el almirante portugués logró apagar el complot y castigar duramente a los instigadores: a Quesada ordenó cortarle la cabeza y descuartizar su cuerpo; y para el veedor real y el fraile Pedro Sánchez Reina dictó su destierro por insubordinación en la Patagonia, sin víveres para sobrevivir.