El fenómeno historiográfico de los últimos años se tambalea. Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español (Siruela, 2016), de la profesora María Elvira Roca Barea, ha sido un éxito editorial casi desde el primer momento con más de 100.000 ejemplares vendidos. Es un libro que trata de desmentir los aspectos más negativos del pasado del Imperio español y la propaganda vertida por sus enemigos, un tema que muchos historiadores creían ya enterrado pero que ha revivido en un momento de escasez de autoestima patria.
Sin embargo, Imperiofobia se ha convertido también en una obra muy debatida por las formas empleadas por Roca Barea. En un hecho bastante insólito, su argumentario llegó a generar un contralibro, Imperiofilia y el populismo nacional-católico (Lengua de Trapo, 2019), del filósofo José Luis Villacañas. En una entrevista con este periódico, aseguró que el ensayo de Roca Barea "produce un suicidio de la inteligencia, un desconocimiento de nuestra historia, un espíritu más bien histérico y reactivo, un conjunto de compensaciones psíquicas que nada tienen que ver con el principio de realidad ni con la capacidad de buen juicio".
Villacañas, haciendo mucho hincapié en elementos ideológicos, rebate en su ensayo las supuestas mentiras que la investigadora malagueña dice que se han ido reproduciendo sobre las prácticas de la Inquisición o la conquista de América. Por ejemplo, Roca Barea escribe que las sesiones de tortura del Santo Oficio "no pasaban de quince minutos", a lo que el filósofo le responde con sarna: "Debemos imaginar la escena. Al final los esbirros de los inquisidores, pendientes del reloj, paraban de torturar a los quince minutos reglamentarios exactos, según constaba en el 'manual de procedimiento'".
Imperiofilia dice ser un alegato contra "un pensamiento reaccionario", una breve síntesis que aporta datos históricos y señala las imprecisiones de su antítesis. El libro se publicó en mayo de este 2019, y dos meses más tarde, otro historiador, Edgar Straehle, profesor asociado en la Universidad de Barcelona, analizó en su blog Conversación sobre la Historia la obra de Roca Barea.
Concluyó que la malagueña "no es rigurosa en su utilización y se sirve de todo tipo de fuentes, desde libros inencontrables, y a menudo sin citar la página, hasta textos de Internet (con links que a veces no funcionan) o la Wikipedia, que cuando le convienen no suele problematizar, contrastar ni contextualizar. No suele haber una labor crítica sino un uso oportunista e incluso forzado de las referencias que emplea".
En la entrada, Straehle enumeró una serie de errores y manipulaciones históricas que ahora una investigación del periódico El País ha aumentado a una treintena. Si bien esta suerte de fake news no parecen alterar el grueso de la tesis del libro, sí siembran dudas sobre la precisión de los argumentos.
Los errores históricos
Según estas investigaciones, Roca Barea ofrece cifras abultadas para incidir sobre la vigencia de la hispanofobia y la leyenda negra española. Cita, por ejemplo, un documental de la BBC "donde se afirma: '1.500 millones de incas fueron aplastados por solo 200 aventureros españoles'. ¿Había 1.500 millones de seres humanos en el planeta cuando los españoles llegaron a América?", se pregunta la doctora en Literatura Medieval. Sin embargo, el programa de la cadena británica habla en verdad de "15 millones de incas".
Más errores: Roca Barea asegura que el historiador sueco Sverker Arnoldsson divide la etapa italiana de creación de la leyenda negra en dos, "la etapa antiaragonesa y la antiespañola propiamente dicha". Pero lo cierto es que él habla de etapa "aticatalana", de que los orígenes de esta visión negativa se registran por el temor al comerciante catalán.
Siguiendo con Arnoldsson, la filóloga le atribuye la afirmación de que la leyenda negra de España es "la mayor alucinación colectiva de Occidente". Sin embargo, la frase exacta del sueco es: "En su tiempo era políticamente la leyenda negra una importante realidad, como en que en verdad fue durante dos siglos una de las alucinaciones colectivas más significativas de Occidente". Reconoce que fue "la más afanosamente divulgada", pero también que el "malintencionado mito está prácticamente en vías de extinción". El libro lo escribió en 1960.
Una de las cosas que se le ha reprochado a Roca Barea es haber incurrido demasiado en el y tú más, en los excesos de los otros imperios para lavar la cara del español. En este sentido, escribe: "William Cobbet, autor protestante afirma en su History of the Protestant Reformation in England and Ireland que la reina Isabel [I de Inglaterra] provocó ella sola más muertes que la Inquisición en toda su historia". Pero Cobbet habla exclusivamente de los prisioneros de la Gran Armada de 1588, quienes fueron tratados "con todas las especies de crueldad bárbara, sometidos a una Inquisición infinitamente más severa que la que España haya jamás tenido".
También sobre el Santo Oficio, Roca Barea cita un estudio de un profesor de la Universidad de Illinois que investigó las prácticas de la Inquisición en Valencia: "Sobre el análisis de 7.000 casos, pone de manifiesto que solo se empleó la tortura en menos del 2% de los casos", escribe. Pero en la obra de Haliczer se leen otros datos: "la tortura fue administrada a 693 personas, o el 19,4%, desde 1540". Estos son algunos de los ejemplos de las citas imprecisas ahora descubiertas y que ayudan a la autora a reforzar sus argumentos.