Los primeros años del reinado de Jaime I de Aragón (1208-1276) estuvieron envueltos en una lucha interna por el poder. Las divisiones entre el monarca y los diferentes nobles aragoneses y catalanes impedían una convivencia pacífica que se agravaba por la presencia musulmana en la zona sur de la Península Ibérica.
La campaña de Mallorca fue el inicio de una serie de conquistas que traerían consigo el apogeo de su reinado. Así, el 5 de septiembre de 1229, la escuadra aragonesa, compuesta por 155 naves, 1.500 caballeros y 15.000 soldados, zarpó desde Cataluña para arrebatar Mallorca a Abú Yahya, el gobernador almohade semiindependiente de la isla.
La invasión fue toda una carnicería en la que tanto musulmanes como cristianos perdieron a cantidades ingentes de hombres. Ahora, en pleno 2020, los investigadores Jaume Deyà y Pablo Galera buscan destapar todo lo sucedido en el santuario de Almallutx, el último asentamiento musulmán en la isla.
Todo comenzó en 2012 y de forma casual. Deyà y Galera, caminando por el embalse de Gorg Blau, casi vacío debido a una sequía, comenzaron a descubrir diferentes objetos históricos: una pieza de cerámica islámica intacta, luego otra, después una estructura de un edificio...
El embalse fue construido durante el franquismo, en el año 1971, y ya en su momento realizaron inspecciones arqueológicas que ubicaron los restos documentados en un espacio temporal comprendido entre los siglos XII y XIV. No obstante, tras los últimos años de trabajo a raíz de esos primeros descubrimientos, el Proyecto Almallutx ha llegado a la conclusión de que pertenecen al periodo islámico. "El gran handicap que tenemos es que dependiendo de las sequías podemos trabajar o no", explica el arqueólogo Jaume Deyà. Y es que, de los 120.000 m² que abarca el yacimiento, varias zonas están inundadas.
Cementerio y mezquita
Debido a las complicaciones del embalse y a la falta de financiación que han tenido en ciertos momentos de los trabajos arqueológicos, la obtención de resultados se ha prolongado en el tiempo. Además, tal y como explica Pablo Galera, el suelo en su mayor parte es de titularidad pública pero existe una pequeña zona de un particular, lo cual dificulta todavía las labores de prospección.
Sin embargo, tras varias imágenes aéreas y años de limpieza, están más cerca de averiguar todos los entresijos de Almallutx. Han encontrado unidades domésticas que "se articulan en base a un corral cercado por un muro" y están intentando confirmar la existencia de un maqbara —cementerio o necrópolis musulmana— y una mezquita. De todos modos, advierten que no deben aventurarse en las hipótesis. "Todavía hay que profundizar mucho más y en ello estamos", ha declarado Galera.
Cazar musulmanes
Almallutx está situado en la Serra de Tramuntana de Mallorca. Rodeado de montañas, se convirtió en el último asentamiento musulmán en la isla. Se trataba de un auténtico núcleo urbano, creado sobre una alquería por los musulmanes huidos a la montaña después de la conquista del rey Jaime I.
Según los arqueólogos, la palabra Almallutx aparece constantemente en las crónicas de la época. El asedio de la isla comenzó por el sur y, curiosamente, los musulmanes de la costa apoyaron a Jaime I por la extrema violencia que ejercía el líder islámico. En una cruenta batalla entre ambos ejércitos, murieron entre 20.000 y 30.000 soldados. "Los caballos no podían cabalgar de los cuerpos y sangre que había", comenta Deyà.
De esta manera, el caudillo Xuaip pactó con los cristianos para rendirse oficialmente. Mallorca se constituiría como un reino más de la Corona de Aragón bajo el nombre de Regnum Maioricarum et insulae adiacentes. Pero no todos los musulmanes se habían rendido. Alrededor de 3.000 hombres se refugiaron en las montañas, concretamente en el área de Almallutx, y resistieron a la invasión cristiana. Tal eran las extremas condiciones en las que vivían los escondidos musulmanes que las crónicas de la época indican que hubo prácticas de canibalismo.
Asimismo, ya entrado en la mitad del siglo XIII, ambos arqueólogos mencionan la constancia de una macabra tradición que tenía lugar con los últimos árabes de la isla: consistía en subir a la montaña a buscar musulmanes escondidos para que estos fueran vendidos como esclavos. Acompañado de los documentos históricos y las pruebas arqueológicas, Jaume Deyà y Pablo Galera, junto a los demás miembros del equipo, siguen excavando y analizando los restos arqueológicos para reconstruir la historia de Almallutx.